Examinando el significado de valores en la construcción social
El siguiente artículo abre una nueva sección: “Examinando el significado de valores en la construcción social”. Tiene que ver con un concepto que lo podemos encontrar en los pensadores que he seleccionado, para mostrar la importancia de su tratamiento.
A veces, la cotidianeidad, lo vertiginoso de este mundo, no nos permite detenernos en una palabra que ponemos en juego todos los días pero que no la cuestionamos. Hice una revisión de “los valores”, como concepto teórico y derivación pragmática. Para lograr la desnaturalización de los mismos, interpreté a varios teóricos reconocidos dentro de las Ciencias Sociales y Filosóficas, lo que permite examinar la base epistemológica y llegar a conclusiones sobre porqué se constituyen como elementos esenciales para evaluar los comportamientos sociales.
A continuación, como introducción de la serie que consta de cuatro escritos, se enfocan los valores desde un punto de vista sociológico. Particularmente si somos o no conscientes de nuestras acciones, ya que forman parte de un eje que atraviesa la cohesión social.
Espero que sea un artículo que les resulte interesante y que no sólo dé lugar a la reflexión, sino a un fructífero intercambio de ideas.
Valores en la cohesión social
En el presente escrito empiezo por evaluar o ponderar el significado de las representaciones sociales a partir del concepto “valores”, para analizar cómo se ponen de manifiesto las distintas tendencias a la integración o desintegración del Estado moderno.
Cito a Weber[1], quien desarrolla sus trabajos dentro de un período en el que el orden liberal comienza a mostrar signos de agotamiento, o al menos de perturbación, ante la presión de las masas y la propia fase de desarrollo capitalista. Esto en razón de su búsqueda de los elementos constitutivos racionales y no racionales, que configuran toda acción humana concreta.
Weber, en su investigación de fundamentos para analizar e interpretar comportamientos sociales, elabora un sistema de referencia, a través de “conceptos tipos puros” para explicar la motivación para la acción. A propósito de esta finalidad, construye categorías en el campo de la sociología. Al respecto nos dice:
Esta afirmación de Weber me parece importante para introducir la justificación de trabajar el concepto de valores como indicador del nivel de cohesión social de una sociedad determinada. Señalo como importante lo anterior por mi intento de demostrar que, cuando los valores no representan ejes efectivos de cohesión social, estamos ante una situación de anomia.
La categoría valores ha tomado un giro importante a partir del desarrollo de diversos estudios iniciados en Europa, a partir de los años 80.
A título de ejemplo: La Encuesta Mundial de Valores[2] ha sido llevada a cabo por encuestas nacionales representativas de los valores básicos y creencias públicas de más de 65 sociedades, en los seis continentes habitados, abarcando casi el 80 por ciento de la población mundial. Basada en la encuesta europea de valores y hecha por primera vez en 1981; una segunda ola de encuestas, diseñada para uso global, fue completada entre 1990-1991; una tercera ola fue llevada a cabo entre 1995-1996; y una cuarta tuvo lugar entre 1999-2001. Esta investigación produjo evidencia del gradual pero dominante cambio respecto de las formas en que la gente quiere dejar de vivir, y la dirección básica de esos cambios es, hasta cierto punto, predecible. Además, esta investigación ha dado origen a más de 300 publicaciones en 16 idiomas.
Las características del desarrollo socio-político de Argentina justifican el abordaje del significado de los valores emergentes en el sistema.
Autores como Weber, Habermas[3] y Taylor[4] desarrollan sus elaboraciones a partir de una clasificación de las diferentes formas de accionar y de vincularse de las personas, dentro de las sociedades que ellos intentan caracterizar. El propio Aristóteles[5] presenta, en su Tratado sobre la Política, el concepto de ciudadano virtuoso. Por supuesto, dentro de los límites del concepto de ciudadano y polis.
La vinculación que establece Weber respecto al significado de la ética protestante en el desarrollo del capitalismo[6], si bien sujeto a otras miradas (Skinner), no es otra cosa que una demostración del significado de determinados valores en la articulación y dirección de ciertas acciones.
Parte de los estudios históricos referidos al campo de la construcción social se han dedicado a investigar la ciudadanía en general, el pueblo; tomando como muestra a élites y considerando únicamente a la ciudadanía en cuanto a su intervención en roles de autoridad o núcleos de poder dentro de espacios como, por ejemplo, los partidos políticos. Otros, decididamente, desarrollaron el concepto de estructura y sistemas como abordaje funcional propio de sociedades ya avanzadas en su construcción. Otras corrientes abordaron el desarrollo político desde una visión materialista e histórica dialéctica. Y, por último, existen posturas más ligadas a la construcción social, en la medida en que van configurando imaginarios colectivos y desafíos que, al superarse, permiten ir plasmando la identidad de un pueblo.
Con el agotamiento de las interpretaciones neo-positivistas, montadas en esquemas metodológicos propios de las ciencias duras, se produce en el siglo XX un retorno al estudio del ciudadano no equiparable al construido por el modelo científico- socio-biológico. Sino, más tendiente a pensarlo como ser social provisto de una ética y un raciocinio. Este cambio de rumbo no sólo ha provocado la multiplicación de estudios en lo concerniente a la intervención ciudadana, la participación democrática y la sociedad civil, sino que también ha tenido claras implicaciones políticas por la incidencia del ámbito privado en el público y viceversa, además de una importante preocupación respecto de la virtud pública.
Dicho enfoque rescata cierto tipo de republicanismo, que estaría implícito en las diferentes manifestaciones que hacen a la virtud pública, definiendo a ésta como:
El ideal del humanismo cívico tiene antecedentes en Nicolás Maquiavelo, quien sostiene que por virtud de los ciudadanos se produce el surgimiento de la capacidad creativa y dinamismo de toda República. Esto es la predisposición libre de actuar en la vida comunitaria y en la actividad política de la ciudad, hacia la que se corresponden como miembros activos y responsables.
Es importante señalar que el estudio de los valores, como categoría de discernimiento sobre la funcionalidad social, de ninguna manera significa desconocer fuentes diversas de cambios sociales, pero si notar que, a nuestros fines, éstos se constituyen en fuertes indicadores del tipo de orden social existente.
Esta aclaración es importante si tomamos en consideración lo que Nisbet , citado por Juan Carlos Portantiero (Portantiero, 1969), ha señalado sobre cinco ideas significativas de orden conservador, que han predominado en el pensamiento de los teóricos clásicos. Según este autor, son: comunidad, autoridad, lo sagrado, status y alienación. Para Nisbet, además de Saint Simon , Comte , Tönnies , Durkheim o Weber, estas ideas predominan dentro del concepto de concebir las sociedades como sujeto orgánico superior y exterior a los individuos que la componen. Sociedad unificada en sus elementos por valores que le dan cohesión y estabilidad, y que proporcionan sustento a las normas que rigen las conductas de los individuos. “Si esos valores, esas normas, esas instituciones se alteran, la sociedad entrará en un período de desgarramiento y desintegración.” (Portantiero; 2004, 18 -19)
[1] Filósofo, economista, jurista, historiador, politólogo y sociólogo alemán.
[2] Proyecto global de investigación social que explora los valores y opiniones de la gente, cómo estos cambian con el tiempo, y su impacto social y político.
[3] Filósofo y sociólogo alemán.
[4] Filósofo canadiense.
[5] Polímata griego.
[6] La consideración de virtuoso y merecedor de la honra de Dios, a toda persona que practique el ascetismo y desarrolle su capacidad de generar su propia situación de bienestar, generando los excedentes necesarios para afianzar su situación y la del conjunto.
[7] Sociólogo estadounidense.
[8] Filósofo y teórico social francés.
[9] Considerado el creador del positivismo y de la sociología.
[10] Sociólogo alemán.
[11] Sociólogo y filósofo francés.
A veces, la cotidianeidad, lo vertiginoso de este mundo, no nos permite detenernos en una palabra que ponemos en juego todos los días pero que no la cuestionamos. Hice una revisión de “los valores”, como concepto teórico y derivación pragmática. Para lograr la desnaturalización de los mismos, interpreté a varios teóricos reconocidos dentro de las Ciencias Sociales y Filosóficas, lo que permite examinar la base epistemológica y llegar a conclusiones sobre porqué se constituyen como elementos esenciales para evaluar los comportamientos sociales.
A continuación, como introducción de la serie que consta de cuatro escritos, se enfocan los valores desde un punto de vista sociológico. Particularmente si somos o no conscientes de nuestras acciones, ya que forman parte de un eje que atraviesa la cohesión social.
Espero que sea un artículo que les resulte interesante y que no sólo dé lugar a la reflexión, sino a un fructífero intercambio de ideas.
Valores en la cohesión social
En el presente escrito empiezo por evaluar o ponderar el significado de las representaciones sociales a partir del concepto “valores”, para analizar cómo se ponen de manifiesto las distintas tendencias a la integración o desintegración del Estado moderno.
Cito a Weber[1], quien desarrolla sus trabajos dentro de un período en el que el orden liberal comienza a mostrar signos de agotamiento, o al menos de perturbación, ante la presión de las masas y la propia fase de desarrollo capitalista. Esto en razón de su búsqueda de los elementos constitutivos racionales y no racionales, que configuran toda acción humana concreta.
Weber, en su investigación de fundamentos para analizar e interpretar comportamientos sociales, elabora un sistema de referencia, a través de “conceptos tipos puros” para explicar la motivación para la acción. A propósito de esta finalidad, construye categorías en el campo de la sociología. Al respecto nos dice:
“Los conceptos constructivos de la sociología son típico-ideales no sólo externa, sino también internamente. La acción real sucede en la mayor parte de los casos con oscura semi-conciencia o plena inconsciencia de su ‘sentido mentado’. El agente más bien ‘siente’ de un modo determinado a saber que ‘sabe’ o que tiene clara idea; actúa en la mayor parte de los casos por instinto o costumbre. Sólo ocasionalmente –y en una masa de acciones análogas únicamente en algunos individuos- se eleva a conciencia un sentido (sea racional o irracional) de la acción. Una acción con sentido efectivamente tal, es decir clara y con absoluta conciencia es, en realidad, un caso límite. Toda consideración histórica o sociológica tiene que tener en cuenta este hecho en su análisis de la realidad. Pero esto no debe impedir que la sociología construya sus conceptos mediante una clasificación de los posibles ‘sentidos mentados’ y como si la acción real transcurriera orientada conscientemente según sentido.” (Weber, 1992: 18)
La categoría valores ha tomado un giro importante a partir del desarrollo de diversos estudios iniciados en Europa, a partir de los años 80.
A título de ejemplo: La Encuesta Mundial de Valores[2] ha sido llevada a cabo por encuestas nacionales representativas de los valores básicos y creencias públicas de más de 65 sociedades, en los seis continentes habitados, abarcando casi el 80 por ciento de la población mundial. Basada en la encuesta europea de valores y hecha por primera vez en 1981; una segunda ola de encuestas, diseñada para uso global, fue completada entre 1990-1991; una tercera ola fue llevada a cabo entre 1995-1996; y una cuarta tuvo lugar entre 1999-2001. Esta investigación produjo evidencia del gradual pero dominante cambio respecto de las formas en que la gente quiere dejar de vivir, y la dirección básica de esos cambios es, hasta cierto punto, predecible. Además, esta investigación ha dado origen a más de 300 publicaciones en 16 idiomas.
Las características del desarrollo socio-político de Argentina justifican el abordaje del significado de los valores emergentes en el sistema.
Autores como Weber, Habermas[3] y Taylor[4] desarrollan sus elaboraciones a partir de una clasificación de las diferentes formas de accionar y de vincularse de las personas, dentro de las sociedades que ellos intentan caracterizar. El propio Aristóteles[5] presenta, en su Tratado sobre la Política, el concepto de ciudadano virtuoso. Por supuesto, dentro de los límites del concepto de ciudadano y polis.
La vinculación que establece Weber respecto al significado de la ética protestante en el desarrollo del capitalismo[6], si bien sujeto a otras miradas (Skinner), no es otra cosa que una demostración del significado de determinados valores en la articulación y dirección de ciertas acciones.
Parte de los estudios históricos referidos al campo de la construcción social se han dedicado a investigar la ciudadanía en general, el pueblo; tomando como muestra a élites y considerando únicamente a la ciudadanía en cuanto a su intervención en roles de autoridad o núcleos de poder dentro de espacios como, por ejemplo, los partidos políticos. Otros, decididamente, desarrollaron el concepto de estructura y sistemas como abordaje funcional propio de sociedades ya avanzadas en su construcción. Otras corrientes abordaron el desarrollo político desde una visión materialista e histórica dialéctica. Y, por último, existen posturas más ligadas a la construcción social, en la medida en que van configurando imaginarios colectivos y desafíos que, al superarse, permiten ir plasmando la identidad de un pueblo.
Con el agotamiento de las interpretaciones neo-positivistas, montadas en esquemas metodológicos propios de las ciencias duras, se produce en el siglo XX un retorno al estudio del ciudadano no equiparable al construido por el modelo científico- socio-biológico. Sino, más tendiente a pensarlo como ser social provisto de una ética y un raciocinio. Este cambio de rumbo no sólo ha provocado la multiplicación de estudios en lo concerniente a la intervención ciudadana, la participación democrática y la sociedad civil, sino que también ha tenido claras implicaciones políticas por la incidencia del ámbito privado en el público y viceversa, además de una importante preocupación respecto de la virtud pública.
Dicho enfoque rescata cierto tipo de republicanismo, que estaría implícito en las diferentes manifestaciones que hacen a la virtud pública, definiendo a ésta como:
“la generosidad de todo ciudadano responsable que lo impulsa a intervenir desinteresadamente en los asuntos de la esfera pública, demostrando una solidaridad colectiva que va más allá de la manifiesta en el entorno inmediato, familiar y cercano”. (Llano; 2004)
El ideal del humanismo cívico tiene antecedentes en Nicolás Maquiavelo, quien sostiene que por virtud de los ciudadanos se produce el surgimiento de la capacidad creativa y dinamismo de toda República. Esto es la predisposición libre de actuar en la vida comunitaria y en la actividad política de la ciudad, hacia la que se corresponden como miembros activos y responsables.
Es importante señalar que el estudio de los valores, como categoría de discernimiento sobre la funcionalidad social, de ninguna manera significa desconocer fuentes diversas de cambios sociales, pero si notar que, a nuestros fines, éstos se constituyen en fuertes indicadores del tipo de orden social existente.
Esta aclaración es importante si tomamos en consideración lo que Nisbet , citado por Juan Carlos Portantiero (Portantiero, 1969), ha señalado sobre cinco ideas significativas de orden conservador, que han predominado en el pensamiento de los teóricos clásicos. Según este autor, son: comunidad, autoridad, lo sagrado, status y alienación. Para Nisbet, además de Saint Simon , Comte , Tönnies , Durkheim o Weber, estas ideas predominan dentro del concepto de concebir las sociedades como sujeto orgánico superior y exterior a los individuos que la componen. Sociedad unificada en sus elementos por valores que le dan cohesión y estabilidad, y que proporcionan sustento a las normas que rigen las conductas de los individuos. “Si esos valores, esas normas, esas instituciones se alteran, la sociedad entrará en un período de desgarramiento y desintegración.” (Portantiero; 2004, 18 -19)
[1] Filósofo, economista, jurista, historiador, politólogo y sociólogo alemán.
[2] Proyecto global de investigación social que explora los valores y opiniones de la gente, cómo estos cambian con el tiempo, y su impacto social y político.
[3] Filósofo y sociólogo alemán.
[4] Filósofo canadiense.
[5] Polímata griego.
[6] La consideración de virtuoso y merecedor de la honra de Dios, a toda persona que practique el ascetismo y desarrolle su capacidad de generar su propia situación de bienestar, generando los excedentes necesarios para afianzar su situación y la del conjunto.
[7] Sociólogo estadounidense.
[8] Filósofo y teórico social francés.
[9] Considerado el creador del positivismo y de la sociología.
[10] Sociólogo alemán.
[11] Sociólogo y filósofo francés.
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