ENSAYO SOBRE DEODORO ROCA - Manifiesto Liminar
MANIFIESTO LIMINAR
“Hombres
de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo
XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica…” (Pág. 17)
“Las
Universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta
de los ignorantes…..” (Pág.17)
“Las
Universidades han llegado a ser así el fiel reflejo de estas sociedades
decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad
senil. Por eso es que la
Ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa
silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático……” (Pág. 17)
“La Federación Universitaria
de Córdoba se alza para luchar contra ese régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama un
gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la
soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los
estudiantes……” (Pág. 18)
“La
autoridad, en un hogar
de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando.
Si no
existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda
enseñanza es hostil y por consiguiente infecunda……” (Pág. 18)
“La reforma Matienzo
no ha inaugurado una democracia universitaria, ha sancionado el predominio de
una casta de profesores. Los intereses creados en torno de los mediocres han
encontrado en ella un inesperado apoyo. Se nos acusa ahora de insurrectos en
nombre de un orden que no discutimos pero que nada tiene que hacer con nosotros.
(...) Entonces la única puerta que nos queda abierta a la esperanza es el
destino heroico de la juventud……” (Pág. 19)
“La
juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es pura. No ha
tenido tiempo, aún de contaminarse. No se equivoca nunca en la elección de sus
propios maestros. Ante los jóvenes no se hace mérito adulando o comprando……”
(Pág. 20)
“En la Universidad Nacional
de Córdoba y
en esta ciudad no se han presenciado desórdenes; se ha contemplado y se
contempla el nacimiento de una verdadera revolución que ha de agrupar bajo sus
banderas a todos los hombres libres del continente……”
(Pág.20)
“El
espectáculo que ofrecía la asamblea universitaria era repugnante. Grupos de
amorales deseosos de captarse la buena voluntad del futuro Rector exploraban
los contornos del primer escrutinio, para inclinarse luego al bando que parecía
asegurar el triunfo, sin recordar la adhesión públicamente desempeñada, el
compromiso de honor contraído por los intereses de la Universidad. Otros ,
los mas- en nombre del sentimiento religioso y bajo la advocación de la Compañía de Jesús,
exhortaban a la traición y al pensamiento subalterno (Religión para vencidos o
para esclavos)……” (Pág. 21)
“La
juventud (…) Se levantó contra un régimen administrativo, contra un método
docente, contra un concepto de autoridad. Las funciones públicas se ejercitaban
en beneficio de determinadas camarillas.
No se
reformaban planes, ni reglamentos por temor de que alguien con los cambios
pudiera perder su empleo. Los métodos docentes estaban viciados de un estado de
dogmatismo, contribuyendo a mantener la universidad apartada de la ciencia y de
las disciplinas modernas. Las lecciones, encerradas en la repeticiones
interminables de viejos textos, amparaban el espíritu de rutina y de sumisión……”
(Pág. 22-23)
“Los cuerpos
universitarios, celosos guardianes de los dogmas, trataban de mantener en
clausura a la juventud, creyendo que la conspiración del silencio puede ser
ejercitada contra la
ciencia. Fue entonces cuando la oscura universidad
mediterránea cerró sus puertas a Ferri, a Ferrero , a Palacio y a otros, ante el temor de que
fuera perturbada su plácida ignorancia. Hicimos entonces una santa revolución y
el régimen cayó a nuestros golpes……” (Pág. 23)
“Recojamos
la lección, compañeros de toda América; acaso tenga el sentido de un presagio
gloriosos, la virtud de un llamamiento a la lucha por la libertad; ella nos
muestra el verdadero carácter de la autoridad universitaria, tiránica y
obcecada, que ve en cada petición un agravio y en cada pensamiento una semilla
de rebelión. La juventud ya no pide. Exige……”
(Pág. 23-24)
“La
juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su federación, saluda a
los compañeros de la América
toda, y les incita a colaborar en la obra de libertad que inicia. (Pág.24)
Este
texto, conocido como “Manifiesto liminar” de la Reforma Universitaria ,
fue originalmente publicado en una edición extraordinaria de la Gaceta Universitaria ,
el 21 de junio de 1918. Aunque Deodoro
Roca no lo firma, fue el quien lo redactó.
Reflexiones:
El Manifiesto Liminar, es casi una continuidad natural del anterior discurso ante
al acto de graduados en 1915. Exalta con sus palabras la generosidad y el
sentido heroico de la rebelión de los estudiantes. Los principios que guían la
acción de rebeldía son innegociables. La palabra libertad resuena constantemente. Existe una repulsa
visceral contra el pensamiento conservador que se expresa en dogmas. Dogmas por
una parte ideológicos y hacia el conocimiento y por otro, el dogma religioso como escudo de prebendas y ejercicio del poder.
En este discurso, Deodoro
descarga toda su ira contra una sociedad que considera retrógrada e incapaz de
comprender los cambios que enfrentaba el mundo. Su creencia en la juventud,
aparece sin atenuantes. Para Roca es un atributo que esconde cualquier defecto. Con los "amorales", tal cual lo expresa, parece referirse casi exclusivamente a la
vetusta estructura del profesorado y de la Academia.
La
inclusión en el Manifiesto de algunos de los profesores que no tenían entrada
en la
conservadora Universidad , muestra la sed de debate y de
conocimientos diferentes, no sólo de Deodoro, sino al menos de la mayoría de los
dirigentes de una pequeña Universidad. Fenómeno que sin tal repercusión, se dio
en la Universidad
Católica contra el conservadurismo que expresaba la Orden en la década de los sesenta.
Existe, por lo que expresa el manifiesto, una cierta convicción que el fenómeno
de la Universidad
mediterránea se extendía por un continente, en donde la iglesia y los sectores
conservadores cerraban las puertas hacia el progreso. Algo así como una rémora
de la época colonial y factor regresivo de un mundo que cambia
vertiginosamente. Desde ese punto de vista, Córdoba expresaba la América Española profunda y de ahí, en parte la resonancia del
grito de rebelión que expresaba la dirigencia estudiantil. De ello,
el llamado a la lucha por la libertad dirigida a toda América. Pero no
era solo un grito de rebelión contra una élite conservadora, por ese solo
hecho. El manifiesto expresa una repulsa a la falta de creatividad, a la falta
de verdadero espíritu científico, a la falta de ideas innovadoras y en forma
muy definitoria al sistema de enseñanza aprendizaje. Es conmovedora su
apreciación pedagógica y de una profundidad notable, la aseveración respecto de
que:
“La autoridad, en un hogar de estudiantes, no se
ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando.
Si no existe una vinculación espiritual entre
el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por consiguiente
infecunda. (Pág. 18)
Toda esa
atmósfera de inmovilismo exacerbaba el espíritu de rebelión de estos jóvenes,
seguramente extremadamente talentosos en su mayoría. En términos de Deodoro, la
mediocridad campeaba y esto era inadmisible en una etapa en la que se estaba
dirimiendo el destino de la democracia y el rol de un país que durante treinta
años había crecido a un seis por ciento anual.
Un aspecto
clave del enunciado del manifiesto, es la correspondencia entre el
comportamiento y lo que da la universidad y el comportamiento de la sociedad
tal cual se expresa en el Estado y en la propia sociedad. Recordemos:
“Las Universidades han llegado a ser
así el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el
triste espectáculo de una inmovilidad senil.
Por eso es que la Ciencia frente a estas
casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio
burocrático……” (Pág. 17)
No es
casual que el Manifiesto comienza refiriéndose a la rotura de cadenas, cadenas
que negaban el avance del siglo. Siglo a su vez perturbado por una sanguinaria
guerra, que negaba en el pensamiento de los rebeldes de una generación, volverse
a Europa. Por el contrario, la esperanza era América. Para eso
había que romper las cadenas. Quien mejor que Deodoro para expresar esa
necesidad:
“Hombres de una República libre, acabamos de
romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua
dominación monárquica y monástica…” (Pág. 17)
La
Universidad tenía el deber para estos jóvenes revolucionarios de expresar un
nuevo mundo. Mundo en donde la ciencia, la creatividad, la insurgencia contra
dogmas, expresará la pujanza de una sociedad de hombres libres dispuestos a
desarrollar una sociedad democrática y progresista. Para Deodoro y sus pares, si la Universidad no
lograba expresar este grito de rebelión, la sociedad no tendría demasiado
futuro.
El Manifiesto Liminar fue la expresión de un grito de esperanza de la
América profunda, a partir de jóvenes que fueron generados por esas elites en
cuestión. De quiénes eran hijos los adalides de la reforma, por cierto, de las
capas superiores de la época.
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