ARGENTINA: BASES POLÍTICAS EN LA CONFORMACIÓN DEL ESTADO MODERNO NOVENA PARTE - B

 ARGENTINA:

BASES POLÍTICAS EN LA CONFORMACIÓN DEL ESTADO MODERNO

NOVENA PARTE- B

Por Eduardo Dalmasso

Hechos de la democracia plebiscitaria

Darío Macon y Cesar Tcach en el tomo ll de su libro “La invención del peronismo en el interior del país”, escriben sobre el concepto de violencia y expresan: “una ciudadela cerrada, y en una ciudadela cerrada toda disidencia es traición”. (U.N del Litoral. pág. 11). Y con una serie de ejemplos exponen: “El avance del principio de verticalidad implicó no solo el desplazamiento de los caudillos provinciales díscolos, sino también el uso de la fuerza contra los renuentes a aceptar la liquidación de la autonomía sindical.” (ídem. pág. 11).

Podríamos decir que el sentido de trascendencia que se le imprimió ideológicamente a un movimiento de orígenes tan heterogéneos, que por su concepción excedía el clasismo propio de las orientaciones socialistas, necesariamente requería de un Gobierno de carácter Cesarista, acentuado por el origen militar de su fundador. En mi opinión: sin esta disciplina y   sin la centralización en la figura del líder, no podría haberse desarrollado el proyecto movimientista que encarnaba Perón.

Heteronomía 

Como muestra de esta heteronomía, en las provincias se incorporan al Peronismo sectores del radicalismo antipersonalista y del conservadurismo, valga la paradoja por su supuesta antítesis.  Creo que la promesa de una nación integrada  y solidaria, en respuesta a un país aluvional y a  la concepción política de la oligarquía, es lo que permitió  el desarrollo de un proyecto, que si bien empieza a encontrar sus límites al inicio de los  50´, la inteligencia política del líder y su carisma lo proyectan hasta el punto límite del golpe del 55´. En mi opinión, más a consecuencia de sus propios errores que de la fuerza de la oposición. 

Sin embargo y a pesar de su mayoría

El Gobierno usaba la fuerza contra los disidentes a pesar de ser mayoría, existen muchísimos ejemplos al respecto.  Sin duda, ese poder tenía que mediar dentro de su base de apoyo y no mostrar debilidades ante la oposición. Esto se ve con claridad en la resolución de la compleja negociación de ferrocarriles, así como su ulterior destino, en la política petrolera, en el manejo del IAPI, un instrumento fundamental para financiar el primer plan quinquenal pero que aparece cuestionado por el propio ejército a raíz de la contratación de una planta industrial de acero laminado. (Potash. “El ejército y la política en la argentina.1945-1962” (pág. 97).                                                                                                     

Se podría entender que parte de la dureza contra la disidencia era también un llamado de atención a los propios, a la vez tan diversos. Dentro de esa coalición, era fundamental la importancia de la fidelidad de las fuerzas armadas.   Se genera entonces un complejo proceso, en el que las justas reivindicaciones populares van requiriendo que cada decisión sea aplaudida en paralelo al culto a la personalidad. El símbolo de ese devenir: primero el ostracismo del Canciller Atilio Bramuglia con un amplio reconocimiento en los foros internacionales; más tarde, la expulsión del partido del coronel Mercante, otrora su mano derecha y uno de los principales gestores del 17 de octubre. Algo que fue motivo de irritación entre sus oficiales de mayor confianza (Bolívar, Jorge. “Estrategia y Juegos de dominación”. T 2). Cabe decir que la mayoría de sus pares que impulsaron su liderazgo, también fueron reemplazados.  El coronel Descalzo, un militar que lo acompañó y apoyó en su carrera en el ejército, fue despedido del Instituto Sanmartiniano, del cual era su Director. Prácticamente no quedó nadie del elenco inicial, ni siquiera el General Pistarini, su hombre de confianza y su primer ministro de obras públicas.   

La reforma constitucional en la que se aprueba la reelección, constituyó un paso clave en el desarrollo del personalismo, pero no solo fue enfrentada por la oposición, sino que también fue mal vista por sectores del propio peronismo. (Bolívar, Jorge. Obra citada). El propio Sampay, autor del artículo 40, el cual restringía las posibilidades de la inversión extranjera, se vio obligado a exiliarse en 1952, ante una denuncia penal en su contra. (Caucino, Mariano. El Perón que no miramos. pág. 39). Dentro de ese proceso de exclusión deben considerarse los encarcelamientos de Cipriano Reyes y otros cuadros del partido.

En 1950, Ricardo Balbín es acusado por un Juez de Rosario de haber cometido desacato contra el presidente de la República, lo que le costó meses en prisión. Alberto Tessaire, senador y presidente del consejo superior del partido, expresaba:  “Para nosotros solamente hay peronistas y antiperonistas”. Semanas después,  Mauricio Yadarola, integrante del bloque radical, es suspendido por la mayoría oficialista. (Caucino. Obra citada. pág. 87)

La presencia absorbente del discurso peronista

Un mensaje típico de Eva Perón era: “Llevar al peronismo al alma del niño argentino, pues nos reservamos el derecho de que la niñez argentina aprenda a amar a la patria y a Perón desde la cuna”. (Conferencia de Gobernadores). En el mismo año (1950) se anuncia que los empleados públicos podrían afiliarse a algún partido político. Además, se desarrollan otras acciones, entre ellas, la intervención de la Unión Industrial Argentina, la lectura obligatoria en los colegios de “La razón de mi vida” obra de Evita, la intervención del Gobierno de Leónidas Saadi en Catamarca y su posterior expulsión partidaria, la  huelga de los ferroviarios reprimida y declarada ilegal, atento a  que  la constitución del 49´ no otorgaba ese derecho. También se procede a expropiar La Prensa, un diario de alcance popular; su director (Gainza Paz) días después escapa por barco al extranjero.  En la fecha de la expropiación grupos armados rodearon la planta del diario, y la CGT se hizo cargo de su control y dirección.  Paralelamente, otros medios son intervenidos o directamente clausurados.

La aplicación de la Nueva Ley Electoral, por la que se modifican distritos electorales, perjudica la representación de la oposición. Se inicia el proceso de canonización de Eva Perón: el Congreso le otorga el título de Jefa Espiritual de la Nación por iniciativa de Héctor Cámpora, y también por ley se hace obligatorio el libro citado de Eva.  La Plata pasó a ser ciudad “Eva Perón”, La Pampa se convirtió en Ciudad Eva Perón. Debe recordarse que sus exequias fueron impresionantes. El pueblo quería estar presente. De alguna manera, Evita representaba su reivindicación como personas y ciudadanos, era un símbolo que luego se convirtió en mito. El Chaco pasa a llamarse presidente Perón, e infinidad de calles y otros lugares llevaron sus nombres.

Una enfermedad letal

Escribe Caucino: “A esta altura Perón no escapaba a aquella enfermedad que ataca a los hombres de Estado: la hubris. Infinidad de calles, avenidas, estaciones de ferrocarril y otros lugares públicos llevaban el nombre de Perón y Eva Perón. Hasta el presidente de la Corte Suprema Rodolfo Valenzuela, cuando habla en la apertura del año judicial, afirma: “La ley es lo que el pueblo quiere” (Obra citada. 173). Por último, y sólo para destacar la pérdida de autocontrol, se da el enfrentamiento con la Iglesia. Esto implicó que toda la disidencia se alineara bajo la consigna “Cristo Vence.” El ejército se divide. El presidente termina renunciando, creo, cuando toma conciencia que el enfrentamiento iba ser irreversible y de un alto costo humano y material.

Epílogo: El golpe del 55´da lugar a una guerra civil solapada, que prosigue dentro de un proceso democrático incapaz de generar un modelo de crecimiento sustentable.

Sobre la violencia y sus consecuencias

Lo que cabe exponer con cierta seguridad, por la experiencia de ese y otros períodos de nuestra historia, es que el autoritarismo lleva implícito la violencia, y que esa violencia encauza el camino de la oposición por el mismo sendero. A propósito de este juego dialéctico, si se quiere destructivo, me parece importante rescatar el pensamiento de la filósofa Hannah Arendt (1906-19759) sobre el significado de la democracia.

“Todo empeño político legítimo debería estar orientado por la finalidad de que una comunidad humana pueda convivir en la pluralidad y la diversidad”.

Ella aprecia que cuando esto se ignora, la violencia es la consecuencia.                                          Cabe decir, que al igual que Irigoyen, los modelos mentales de Perón no dejaban de estar atravesados por la historia que le tocó vivir. El pensamiento y las formas de acción difícilmente sean impolutos respecto a la cultura en la que se abrevó.

*Dr. En Ciencia Política (CEA-UNC). Editor del Blog: Miradas Políticas y otros enfoques.

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