Memorias de Adriano (10–Cierre)

Por Eduardo Dalmasso El emperador romano Adriano, presintiendo la proximidad de su muerte, escribe una carta a su sucesor Marco Aurelio. En ella hace una introspección de su vida; desnudando su alma Adriano revela su personalidad contradictoria, estadista visionario, poeta versado de las artes, escéptico, y sin embargo, supersticioso, soldado temerario pero amante de la paz; filósofo mesurado y al mismo tiempo entregado al placer y la voluptuosidad. Emperador correcto y justo, considerado por sus súbditos como un dios, que llora como un niño por la muerte de su amor. En Adriano se puede reconocer la intrincada construcción del laberinto humano. Entrevista a Marguerite Yourcenar (Conversaciones con Martin Galey) “Con los ojos abiertos” (Plataforma Editorial- Barcelona) Adriano habla de morir con los ojos abiertos, y eso significa que hasta su final sigue reflexionando sobre su vida, su propia muerte y sobre el mundo (pág.361). Ese hombre de inteligencia excepc...