SIN LÍDERES Y SIN ILUSIONES

 SIN LÍDERES Y SIN ILUSIONES

Por Eduardo Dalmasso

17 de Agosto de 2021

“Cuando el mundo del arte y los jóvenes  piden  libertad, no sólo se está hablando de carestía de bienes, sino de terminar con el discurso único.”

Escribíamos en La Voz del interior (10-02-2011)  que no había dudas “de que el liderazgo de los hermanos Castro, sobre todo el de Fidel, es hegemónico en Cuba”. También: que bajo el amparo de  su mística revolucionaria se había creado una densa burocracia de control,  como ejemplo,  señalaba que  en el mundo de la universidad, todo se podía discutir menos el significado de la revolución.

Al 2021,  si nos atenemos  a la forma de abordar la represión  de grupos significativos de ciudadanos que se movilizaron para reclamar y protestar,   queda en claro que el Régimen no acepta ningún tipo de divergencia.  Las autoridades tomaron como un atentado político la movilización y por lo tanto como subversiva.

El partido comunista sigue siendo, y diría en mayor grado que en los primeros años de la revolución,  el mecanismo para conseguir objetivos de estatus y mejoras  en las condiciones de vida.  Es lógico: la custodia del proceso revolucionario y el control absoluto de la economía hacen muy difícil alternativas a esos procesos. Por la lógica de los fundamentos revolucionarios, ninguna otra organización puede arrogarse algún nivel de representatividad.

A lo largo de 60 años, el partido único ha generado diferencias de clases en relación al poder y las condiciones de vida. Una realidad disimulada para los  que siguen tomando la gesta revolucionaria como bandera. De hecho, el poder de los Castro se perpetuó durante todo ese tiempo  sosteniendo un discurso revolucionario, legítimo en sus orígenes  pero que se fue anquilosando en el tiempo.  Incluso dentro de ese proceso, siempre me ha llamado la atención la dureza homofóbica  y la persecución de los intelectuales disidentes. Para algunos, “una cacería de brujas”.

Desde mi punto de vista se podrá decir que en la Isla, a pesar de las claras diferencias de status que denuncio, hay cierto igualitarismo, no lo voy a discutir. Lo que si afirmo es que de democrática, no queda nada. No podría ser de otro modo con una  Nomenklatura que nunca buscó abrir  canales genuinos de participación popular. Creo que influyó  la aceptación de estos hechos  por vastos sectores de la izquierda, la analogía al enfrentamiento bíblico entre David y Goliat. Por otra parte: la tremenda capacidad intelectual de Fidel Castro los ha obnubilado de  por vida.

 Desde mis valores, la democracia no puede renegar de la libertad de expresión, cuando esto sucede estamos ante un fragrante caso de totalitarismo. Que la revolución necesitaba ese control en sus primeros años, de acuerdo. Pero si lo sigue necesitando 60 años después, de que estaríamos hablando. Pregunto…

Como es de público conocimiento, la caída de la ex Unión Soviética significó un retroceso inmenso en sus condiciones de vida, al perder una fuente de financiamiento clave. Esto implicó algunas reformas que, a la luz de los resultados, fueron demasiado tibias  para incrementar la productividad del sistema.  Dentro de esa realidad, cuando un cubano  que no es parte de algunas actividades claves para el régimen emigra, se celebra su decisión y no se le permite el regreso.

El aporte del Gobierno  de Hugo Chávez le dio otro respiro a la Isla,  pero los problemas actuales del sistema económico de Venezuela han debilitado los aportes.  Las carencias son manifiestas,  incluso para aprovechar las supuestas ventajas que se le atribuye en el desarrollo de la investigación médica y sus posibles respuestas a la actual pandemia.  Aun siendo cierta, su capacidad de producción es nula.  Es obvio que el sistema turístico, que atraía a los ciudadanos del primer mundo, ha colapsado en las presentes circunstancias.

Loris Zanatta,  politicólogo italiano, no se equivoca demasiado al haber titulado su libro  “Castro el último rey católico”.  Es gracioso o trágico según  se mire,  la izquierda influida,  entre otros, por el pensamiento racionalista marxista en el que incluyo los inteligentes planteos de un Gramsci, de Lenin o del propio Troztky, y  actuando   de forma similar a un creyente de cualquier religión monoteísta.  En Latinoamérica las raíces de formación cristiana están presentes, conscientes o no.  

Se argumenta que la falta de productividad de la Isla se debe al bloqueo norteamericano,  Carlos Malamud  (Instituto Elcano al 21-07)  nos dice al respecto que, “si, por cierto afectó a la Economía Cubana pero que no es suficiente” para explicar el colapso actual, la profunda insatisfacción ciudadana y los últimos levantamientos” 

Que EEUU, sostuvo el bloqueo, es evidente, pero cabe preguntarse si la posición de la Isla, preconizada por el discurso ideológico de Fidel Castro, no lo apuntaló. ¿No fue acaso permanente su diatriba contra el imperio o su negativa a indemnizar a ciudadanos norteamericanos por la confiscación de las propiedades?. ¿Que se esperaría?. La relación de enemigos a partir de la invasión fallida no sólo fue producto  de  la visión Norteamericana.  Malamud nos recuerda que la Asamblea General de la OEA  (2009)  derogó  la expulsión de Cuba (1962) y que Raúl Castro descartó totalmente su retorno, al considerarla una organización   ”tenebrosa y entreguista”.

Cuba comercia con más de 70 países, inclusive con los EEUU aparte de recibir flujos de fondos de las familias radicadas en el Imperio, tuvo el apoyo de la URSS hasta su eclosión y luego subsidios por parte de Venezuela.  Sesenta  años de socialismo no han sido suficientes para elevar la productividad de la isla. Qué respuesta seria y lógica puede haber para  explicar la pobreza creciente de un pueblo educado.

 Admitámoslo: educado sí, pero sin posibilidades de desarrollo de una cultura emprendedora. Un pueblo acostumbrado o sometido a los dictados de la nomenklatura cuyos intentos de apertura, patrocinados inicialmente por Raúl Castro,  fueron no solo tímidos sino sujetos a retrocesos por la cultura y la necesidad  del control. Ni siquiera las reformas de la China Comunista o de Vietnan  fueron consideradas viables.

Hoy la juventud y el mundo del arte expresan abiertamente su disconformidad ante tanta miseria y ante  los  asfixiantes sistemas de control.   Las manifestaciones se reprimen acusando a los protagonistas de provocar a la revolución.  Si tomamos la generalidad, es evidente que la carestía agravada por la pandemia ha sacudido la precaria estructura económica de la isla,  pero ahí no termina: cuando el mundo del arte y los jóvenes  piden  libertad, no sólo se está hablando de carestía de bienes, sino de terminar con el discurso único.  

Se niega lo político al abordar la represión como una confrontación entre el bien y el mal,  y de ello que todo el que confronta es un apóstata. En esas condiciones la libertad es inexistente y la supuesta autoridad del pueblo “una farsa”. ¡Esa es la cuestión!

*Dr. en Ciencia Política (CEA-UNC) Editor del Blog Miradas Políticas y otros enfoques.                                    

 

 

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