ARGENTINA: BASES POLÍTICAS EN LA CONFORMACIÓN DEL ESTADO MODERNO (TERCERA PARTE)
ARGENTINA: BASES POLÍTICAS EN LA CONFORMACIÓN DEL ESTADO MODERNO
(3ra parte)
Por Eduardo Dalmasso*
La
revolución radical en 1905
A principios del
siglo XX, las divisiones dentro de la oligarquía, los cambios abismales que se producían en el
mundo, el agotamiento de un sistema de
gobierno basado en el fraude y la fuerte
presión contestataria del partido radical precipitó la crisis de un modelo que
había perdido su razón de ser. Fracturada su dirigencia, ésta acuerda pergeñar una salida a través de la reforma
electoral efectuada por uno de sus miembros más críticos al modelo inspirado por
la generación del ochenta. A esa situación, la sublevación
liderada por Irigoyen en febrero de 1905 que contó con el apoyo de
importantes sectores del ejército y de la población, terminó
por herir de muerte el proceso fundacional del Estado Moderno. Sus fundamentos de origen,
basados u originados en el estado de anarquía producida por interminables guerras
intestinas estaban agotados.
El impacto de la
revolución, se puede deducir tomando uno
de los fragmentos del discurso de Carlos Pellegrini ante la juventud
del PAN en agosto del mismo año:
“En nuestra República el pueblo no vota; he
ahí el mal, todo el mal, porque en los pueblos de régimen representativo,
cuando falta el voto popular, la autoridad sólo surge y se apoya en la mentira
o la fuerza; sólo tendremos
autoridades respetables y pueblos respetuosos, cuando hayamos conseguido
encarnar en nuestras masas y en todas las clases sociales, que el voto
electoral no es sólo el más grande de nuestros derechos, sino el más sagrado de
nuestros deberes; que es el voto lo único que levanta y dignifica al
ciudadano.” Pellegrini estaba
asumiendo un elemento esencial del discurso radical que luego
sectores de la Oligarquía desconocieron al avalar el fatídico golpe del 30.
La importancia de los valores
Los
valores surgen siempre en el marco de
una sociedad específica, como producto de su devenir histórico; es decir,
históricamente situados. De ello, las prácticas políticas y las voces disonantes
que esta genera. Esta afirmación surge
del convencimiento que la cohesión social se asienta en la posibilidad de
compartir valores fundamentales, como guías de las decisiones políticas y sus acuerdos.
Creo que
para entender las contradicciones y las dificultades para elaborar consensos
que sostengan una democracia vigorosa y
la sustentabilidad económica de largo plazo, no nos podemos contentar sólo
con los análisis de coyuntura. Reflexionar sobre los modos en que se abordó el
fin de la guerra civil del siglo XlX no constituye un divertimento ni mucho
menos. A mi juicio, tratar de entender el período que parte de los años 80 y el
que contiene la celebración de los 100 años del grito de independencia
nos amplía la perspectiva de la mirada
del presente. Una época en la que se
visualizan una multiplicidad de cambios en el ordenamiento del Estado y la
Sociedad Argentina.
El radicalismo de Irigoyen
Un partido popular de carácter movimientista
emerge con la idea de representar al conjunto de la sociedad, y con una fuerte
impronta personalista. Ese carácter personalista y un discurso que se
manifiesta como representante del
conjunto de la sociedad, en mi opinión, dejaría una impronta en la cultura
política de lo que Halperin Donghi llamó, “La República verdadera”. Esto puede explicarse quizás, por la lucha
permanente en contra de lo que para Irigoyen constituía un régimen falaz. De hecho: el
Irigoyenismo expresaba la representación
de diversos sectores sociales que
se identificaron en la figura de un caudillo, quien fue capaz de aglutinarlos y conducir al país hacia
un sistema de democracia ampliada,
dentro de un modelo
económico dependiente. A pesar que su programa de gobierno era de
carácter institucional y en lo fundamental no cuestionaba el modelo agro
exportador, su visión de la realidad económica
difería de sus antecesores. Esto lo destaca uno de los dirigentes del Movimiento Reformista y
militante del partido, Gabriel Del Mazzo, cuando rescata, el veto del
Presidente Irigoyen a la ley ferroviaria que la oposición conservadora había
logrado en el congreso:
“La política del
Poder Ejecutivo es mantener en poder del Estado la explotación de fuentes
naturales de riqueza, cuyos productos son elementos vitales del desarrollo del
país... El Estado debe adquirir una posición cada día más preponderante en las
actividades industriales que respondan principalmente a la realización de
servicios públicos.”
Sin
embargo, otros historiadores (Cristina López Meyer. “Capitulo 7. Los gobiernos
radicales” en El Estado y los actores
sociales en la historia argentina desde sus orígenes al presente. Ed.
Biblos- 2005) resaltan que “La Unión
llegó al poder sin un programa definido, sin propuestas concretas para
los problemas económicos y sociales con los que habría de enfrentarse desde el
gobierno.” En el mismo orden, para Ezequiel Gallo y Silvia Sigal, (Torcuato Di Tella; Gino Germano,
Jorge Graciarena, Argentina, Sociedad de Masas. Ed. Universitaria de Buenos
Aires. 1971) “el programa del partido radical implicaba, en
lo esencial, una reivindicación moral que actuaba como legitimación de la
exigencia del poder, concibiéndose el partido como la causa reparadora. En esta
cosmovisión moralista, la causa se confunde con la Nación, representando un
modelo particular de su desarrollo, la reparación moral”
No fueron años fáciles para el Gobierno Radical ante
un conflicto como la guerra Europea, la
minoría inicial en las cámaras del Congreso , luego revertidas, sin duda
limitaron las posibilidades del gobierno.
Pero también es necesario
precisar, que esa incipiente democracia no podía estar
totalmente ajena a la propia cultura
política en la que se originó. Conflictos como los que surgieron de la
huelga en los talleres metalúrgicos Vasena, fueron reprimidos con costos en
vidas humanas, la huelga general que
siguió a ese conflicto tuvo
consecuencias en mayor número de muertes
y luego se produce el primer pogrón en
América Latina con 800 muertos. (Godio, Julio.) La represión
'ejemplar: la Semana Trágica de enero de 1919». Historia del movimiento
obrero argentino 1870-2000 - Corregidor) Y qué
decir de las represiones en la Patagonia en el 2021. Todos sucesos que en conjunto con otras situaciones
sociales ponían en jaque el espíritu democrático aunque las causas se
pudieran atribuir a los déficits de las políticas conservadoras.
Irigoyen mantuvo una actitud poco
proclive al diálogo y la negociación, no solo con los partidos
tradicionales conservadores que controlaban el Senado, sino también con los
nuevos partidos populares que adquirieron protagonismo a partir del voto
secreto como el Partido Socialista y el Demócrata Progresista. Es más, (Persello,
Virginia. El Partido Radical –Gobierno y Oposición- tesis de Doctorado. F,
de filosofía.UBA) utilizó
extensivamente la facultad para intervenir las provincias, con la
particularidad de que en casi todos los casos las dispuso unilateralmente por
decreto, aprovechando el receso parlamentario para obviar el acuerdo del Senado
que exige la Constitución.
El cuadro
precedente para destacar las
dificultades a afrontar en una argentina que había perdido su identidad por
efecto del impacto de la inmigración, que buscaba afanosamente recuperar a
través de la educación, pero que a mi
juicio, por los efectos de las políticas trazadas se hacía muy
difícil. Argentina no contaba con una
Burguesía progresista, y la clase fundadora era un contra ejemplo de lo que
podía significar las virtudes cívicas dentro de un mundo convulsionado. Nuestro
país era un nuevo país, rico sí, pero con raíces institucionales sumamente
débiles.
·
*Dr. En Ciencia Política
(UNC-CEA) Ensayista y Educador. Su último libro, 1918 Raíces y valores del
movimiento reformista. Editor del Blog: Ideas Políticas y otros enfoques.
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