¡ESTRATEGIA Y ESTRATEGOS EN UN MUNDO INCIERTO! - Primera parte

 ESTRATEGIA Y ESTRATEGOS EN UN MUNDO INCIERTO

Por Eduardo Dalmasso*

15 de marzo de 2022

¿De    qué   se   ocupa    la   estrategia? 

La estrategia trata el arte de lidiar con la incertidumbre propia de los imprecisos futuros.                                                                                                                                                                     El     tipo de reflexión que convoca, constituye el polo opuesto de la certeza   dogmática, por lo que se torna   imposible   pensar en términos de certidumbre absoluta. Dicho de otra manera, el estratega tiene que tomar conciencia de que es muy difícil lograr un juicio objetivo absoluto para explicar la realidad, lo que me lleva a plantear que es necesario desconfiar de las predicciones y   valorar   el concepto de apuesta. No existen posibilidades de determinación sino probabilidades de hechos por influencia propia o de terceros. (Eduardo Dalmasso- XIII Congreso de Estrategia SLADE-Puebla. México).   Entonces: diseñar una estrategia implica luchar contra el azar buscando los recursos y la información necesaria para aminorar  el margen de incertidumbre.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               

Edgar Morin nos lo dice muy claramente: “La palabra estrategia se opone a la palabra programa.  De ello la convicción que sustentamos en que en el momento que un individuo emprende una acción dentro de un marco de complejidad, esta comienza a escapar de sus intenciones”. Y el mismo Edgar Morin sintetiza el mundo al que se enfrenta el estratega: “La inevitabilidad del tiempo, del observador y la observación, de la relación entre el objeto y su ambiente, etc.” (“Introducción al pensamiento complejo” Gedisa Edit. Barcelona 2005.)                                                               Esto significa que el estratega convive con un mundo en el que se mezcla   el orden/desorden/interacción/organización/desorganización y que su virtud se asentará en su capacidad para reducir el azar, a través de la inteligencia aplicada en desarrollar objetivos que considere viables: esto en función de sus recursos y las tácticas que conciba en conjunto con el desarrollo de las fortalezas necesarias para prever sus resguardos ante la intemperie de lo inesperado. A propósito de esta afirmación, recogemos el pensamiento de Elster expuesto por M. González García.

“El argumento central es que la propia racionalidad requiere que reconozcamos los límites de nuestros poderes racionales y que nuestra creencia en la omnipotencia de la razón es otra forma de irracionalidad”.

“La diosa Fortuna” Antonio Machado Libros. Madrid.2006.

 

Pensamiento y realidad

Se nos ocurre que un pensamiento o análisis que no debería escapar a la reflexión de carácter estratégico es el siguiente: ¿qué relación existe entre el pensamiento y la realidad?, ¿qué vinculación existe entre falibilidad y reflexividad?

Falibilidad significa que nuestra comprensión del mundo en que vivimos es intrínsecamente imperfecta; mientras que reflexividad refiere a que nuestro pensamiento influye activamente en los hechos de los que participamos y sobre los cuales pensamos. Dado que siempre existe una divergencia entre la realidad y nuestro conocimiento de ella, la distancia entre uno y otro, es lo que podríamos denominar coeficiente de error. Coeficiente de error que dependerá de la experticia del o de los sujetos, de la complejidad del problema que se trate y del comportamiento o variabilidad de los factores en juego.                                                                                                                                                                            

Los   sujetos que pretenden definir y ejecutar estrategias, lo que buscan es justamente modificar la realidad para lograr determinados objetivos; lo que subyace en el juego dialéctico entre la comprensión de la realidad y la capacidad del que concibe y ejerce las acciones de carácter estratégico en minimizar el error.  Esto seguramente nos llevará a evaluar la capacidad de aprendizaje y las posibilidades de llevar adelante cambios necesarios dentro del curso de la acción que se trate. De esto a la evaluación del riesgo hay un solo paso.

El tema es que no siempre es fácil diferenciar el enunciado de los hechos. Al intervenir como actores pensantes, nuestros pensamientos forman parte de esa realidad sobre los que en teoría pensamos desde una situación de total neutralidad. O sea, nuestros pensamientos forman parte de la realidad, porque si bien pretendemos elaborar conceptos a partir de una realidad que estudiamos o intentamos reflejar de forma pasiva, no podemos soslayar que nos constituimos  en un ingrediente activo en la configuración de los acontecimientos de los que participamos.

La subjetividad en juego

Por fuera de los fenómenos físicos (y sobre estos en el límite de la materia del átomo tampoco) la relación entre pensamiento y realidad es más compleja. Nuestros pensamientos forman parte de la realidad porque guían nuestras acciones, pero las acciones tienen repercusión sobre lo que va a suceder; la situación emergente está   supeditada por lo que nosotros y/u otros pensamos y   actuamos al respecto. De allí que los acontecimientos en los que participamos no son independientes de nuestra subjetividad y, por lo tanto, por sí mismos no reflejan un criterio lo suficientemente independiente, por el que pueda juzgarse la falsedad o veracidad de nuestros pensamientos.

En síntesis, al actuar como actores pensantes, los hechos no suceden independientes de lo que como actores pensamos; vale decir, reflejan la repercusión de nuestras decisiones. Esto nos lleva al tema de los modelos mentales y a tomar conciencia de que en muchas oportunidades no elaboramos un criterio independiente para poder determinar la verdad de los enunciados y mucho menos el valor de certeza que le adjudicamos.

Un par de ejemplos

                  “Según la regla de la lógica, los enunciados son verdaderos sí, y sólo si, se corresponden con los hechos. Pero en situaciones en las que hay actores pensantes, los hechos no suceden independientemente de lo que como actores pensamos”

Cuando enfrentamos situaciones de cierta complejidad, aparece con claridad (si es que aceptamos las reflexiones previas) el valor de lo que en la jerga de las fuerzas armadas se denomina Estado Mayor. La función del Estado Mayor o del equipo de colaboradores, no es otra que tratar de disminuir a su mínima expresión el coeficiente de error de nuestras apreciaciones y de las decisiones que tomemos.

Viene al caso, para una mejor comprensión, que reflexionemos: la invasión a Ucrania decidida por el presidente Putin, previó la reacción del pueblo ucraniano, prefiguró la respuesta del occidente europeo, ajustó las posibles fallas o ruidos en el funcionamiento de sus fuerzas armadas. (Clausewitz- De la Guerra-. CIRCULO MILITAR-1968) Y nos preguntemos: ¿su modelo mental le podía permitir el costo de esa decisión para el pueblo ruso?, ¿o acaso el desarrollo de la invasión se ajustaba a su predicción? Entonces: ¿cuál fue el coeficiente de error?

¿Y qué decir de la predicción del futuro?

En otro escenario: ¡sin duda algún coeficiente de error importante subyace, en el hecho de la pobreza creciente de la sociedad argentina!

De lo expuesto, podemos observar   la existencia de una falta de correspondencia inherente entre el pensamiento y la realidad, porque los hechos que se producen son consecuencia de nuestras decisiones y la de otros jugadores (algunos incluso no previsibles dentro del campo de juego que previamente habremos delimitado), además de situarse en un momento futuro y ser resultados de la forma, intensidad y secuencia de múltiples decisiones.

¡Lo peor!

La falta de correspondencia aludida, en la medida que produce desviaciones acumulativas en el tiempo, significa que en algún momento esto puede llevar al desastre o al menos a objetivos no buscados, si no es percibida y corregida en tiempo.

·         *Dr. en Ciencia Política. Editor del Blog “Miradas políticas y otros enfoques” Profesor de posgrado en Análisis Estratégico y Desarrollo de líderes.

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