ACERCA DE LA GÉNESIS Y DESARROLLO DE LAS CRISIS V


“Cuando uno analiza la evolución de la deuda del Estado Norteamericano, no cabe otra conclusión que  su sobredimensionado nivel, se explica por tener un nivel de gastos que excede su inmensa capacidad productiva”.

ACERCA DE LA GÉNESIS Y DESARROLLO DE LAS CRISIS V


Por Eduardo Dalmasso
Demanda Efectiva y Política de Estado

Existe acuerdo, entre la mayoría de los estudiosos del problema cíclico de la tendencia al estancamiento de las economías de desarrollo avanzado o maduras, (en infraestructura, tecnología, investigación, educación superior  y nivel de consumos) que la gran contribución de Keynes sobre este tema, reside en la demostración de que, abandonadas a su suerte, las fuerzas libres de la economía capitalista no tienden a crear una situación de pleno empleo como presumían los economistas clásicos. El subempleo (más que el pleno empleo), constituye la norma a la que tiende una economía capitalista, cuando se la abandona a su propia suerte.

Problema Central

El pensamiento  Keynesiano, desarrolla la hipótesis de que: para detener esa tendencia hacia una situación de subempleo, el gobierno de un capitalismo maduro debe establecer controles sobre el libre juego de las fuerzas económicas, especialmente de aquellas que afectan el ahorro y la inversión. Dentro de otras medidas, plantea con claridad que los excesos en la concentración de la renta y riqueza deberían ser corregidos por medio de elevados impuestos.

Según Joseph M Gillman,  su gran mérito residió en mostrar cómo el volumen de capital de inversión se relaciona con la tasa de consumo; también el hecho de conocer cómo la tasa de consumo se relaciona con la renta nacional, la renta nacional con el volumen de inversión, y cómo el volumen de inversión se relaciona con la tasa de beneficio. Si bien Gillman desestima las interpretaciones que Keynes elabora a partir de estas vinculaciones e incluso las considera como inconsistentes, también señala con agudeza, que el problema más serio no es la lógica del razonamiento Keynesiano, sino las dificultades de la intervención del Estado dado una determinada estructura de la propiedad capitalista y su consecuente expresión de poder económico y político. También  le reconoce que la  provocativa aseveración respecto   a socializar la inversión, reducir la tasa de interés y eliminar los rentistas parásitos para preservar al modo capitalista de producción (en boca de un miembro de la clase alta inglesa) era revolucionaria. (Joseph M. Gillman.  Prosperidad en Crisis- Crítica del Keynesianismo-ANAGRAMA- Barcelona 1965).

Algunas preguntas “base”

Lo que no podemos perder de vista para comprender estos supuestos, es que en una sociedad capitalista el valor de lo que se produce es normalmente mayor que los costos totales necesarios. Es decir: lo producido, resulta mayor que el volumen de capital consumido más la suma pagada a los trabajadores afectados al sistema productivo. Por lo que una vez deducido el consumo de los propietarios del capital, lo que resta es el excedente social. De ello surge que hay tres preguntas básicas:  
  • ¿Qué pasa con el comportamiento de la productividad relativa?, segundo
  • ¿Qué  uso se hace del excedente social?
  • ¿Cuál es la propensión a invertir del sector capitalista?                                                                                                                                                                                                                                                                                         

A un  mayor aumento de la productividad relativa, un mayor beneficio y posible disminución de la tasa de empleo; en cambio, a menor productividad relativa, una pérdida de posibilidades en el mercado y disminución de  beneficios, por lo cual podría reducirse la tasa de inversión necesaria para sostener la producción.

Respecto al segundo interrogante, es necesario saber que: si el excedente social se aplica exclusivamente a gastos improductivos, su consecuencia en el mediano plazo es la pérdida de  la productividad de la economía en su conjunto, al carecer o ir perdiendo la infraestructura necesaria para contribuir a sostener la capacidad del aparato productivo. Esto último, como consecuencia de la imposibilidad de los propietarios del capital (por su fragmentación) de hacer frente al concepto de inversiones sociales necesarias, tales como: caminos, comunicaciones, tecnologías, educación, viviendas sociales, salud pública etc. Por contrapartida, si se aplica exclusivamente al sostenimiento de la actividad reproductiva privada, es posible que un amplio espectro de la población no pueda ser contemplada en la demanda de empleo y que, en consecuencia, se perdieran incentivos al consumo, provocando inversiones y acrecentando los bolsones de pobreza.

Si no se contemplan estas concatenaciones  de causa - efecto,  pueden no provocar un círculo virtuoso sino destructivo. Peor aún (como creo es el caso de Argentina) puede suceder que, al no prevalecer ningún sector hegemónico y  establecerse en forma permanente una lucha por la distribución del ingreso y variaciones extremas en la ideología delos Gobiernos, la propensión a la fuga de capitales aumente exponencialmente.

Por último, una pregunta de respuesta difícil…

La respuesta a la pregunta sobre el comportamiento de la  propensión a invertir, es un tema complejo porque no tiene una respuesta unívoca, dado que no resulta sólo función del comportamiento de la demanda previsible, sino también de la tasa de ganancia que pretende el sector del capital. Esto último, siempre en función del riesgo que estima, las condiciones de la infraestructura (incluido el posible aporte del sistema financiero) y el valor que otorga al marco de las reglas institucionales. Esta situación, por supuesto, implica un marco de gran incertidumbre.
De lo anterior, podemos colegir:

  • Existe siempre un nivel de incertidumbre sobre la dinámica de la evolución de las inversiones.
  • El equilibrio entre gastos improductivos y productivos es esencial para el sostenimiento de la productividad general.
  • Los salarios y los gastos no productivos son esenciales para sostener la demanda efectiva, pero si estos afectan las expectativas de beneficios que el sistema toma como normal, es posible se produzca una discontinuidad en el flujo de inversiones necesarias para sostener el empleo.
  • Los gastos de servicios destinados a la fuerza militar, pueden producir un impacto inicial importante en la demanda efectiva, pero si su estructura  se sobre dimensiona, puede afectar a los beneficios, el ingreso de los trabajadores o al desarrollo de la infraestructura básica para el sostenimiento competitivo. También es cierto puede beneficiar a determinados sectores, según el efecto de las distintas acciones.
  • El mismo  análisis respecto a la incidencia sobre el nivel y tipo de gastos, cabe para el comportamiento de los beneficios financieros, si su generación es local.    
  • Lo que no debemos obviar, es que la única forma de consumir más de lo que se produce, es acudiendo al endeudamiento externo, y al uso de la moneda que opera como matriz del sistema de intercambio. Este es el beneficio esencial  del régimen imperial.

Cuando uno analiza la evolución de la deuda del Estado Norteamericano, no cabe otra conclusión que  su sobredimensionado nivel. Situación que se explica por tener un nivel de gastos que excede su inmensa capacidad productiva.

Para cerrar este análisis, comparto una recuperación de una conferencia titulada «El coste de la desigualdad» en el foro debate de Davos. En este marco, el historiador Holandés Rutger  Bregman  se quejó de la inutilidad de la mayoría de recetas propuestas, porque ponían el foco en la filantropía y no en las políticas públicas. En sus palabras: “Podemos invitar a Bono una vez más, pero tenemos que hablar de impuestos. Es eso. Impuestos, impuestos, impuestos” (2019-World Economic Forum).

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