¡ESTRATEGIA Y ESTRATEGOS EN UN MUNDO INCIERTO! - Segunda parte
¡ESTRATEGIA Y ESTRATEGOS EN UN MUNDO INCIERTO!
04 de abril de 2022
Publicado el 29 marzo, 2022 - ALFIL DIARIO
Por Eduardo Dalmasso*
Sin
duda, lo primero que surge de mis planteos sobre la subjetividad en las
decisiones de carácter estratégico, es la importancia del equipo de colaboradores
(Estado Mayor) y de las propias características del líder. En el caso de los
líderes mesiánicos o de un acendrado carisma, suele suceder que el líder como
estratega se despega de los intercambios críticos al sobrevalorar sus dotes
intelectuales y emocionales. Por cierto, la calidad y diversidad del equipo que
lo acompañe es fundamental para que cumpla su papel. Pienso en que es una
condición necesaria la coincidencia sobre los valores y objetivos a defender, y
también el sentimiento de lealtad que el líder perciba de los miembros de su
equipo. El concepto de lealtad es fundamental para obtener la confianza del
líder, y a la vez es la puerta de entrada a la libertad de opinión.
Estrategia
y Liderazgo
En
un mundo incierto, e incluso de características surrealistas, es mayúscula la
importancia de la actitud para el aprendizaje y de la flexibilidad de los modelos
mentales. Toda nueva incorporación de conocimientos o cambio de paradigma
requiere de un esfuerzo de desaprendizaje. Un claro ejemplo es el de Nelson
Mandela, quien pudo cambiar sus paradigmas, combatir el ego y superar
resentimientos sin perder credibilidad de su autoridad moral ante su gente.
Podemos expresar que si el líder reenfoca su visión respecto al cómo lograr los
objetivos que considera fundamentales, los colaboradores jugarán un papel vital
al transmitir las ideas de éste y trasuntar con claridad y congruencia los
valores que exponen. Si este requerimiento siempre fue importante, la era
digital, lo hace imprescindible; de esto que el entrenamiento en el manejo de
los intercambios sobre el qué, el cómo, el cuándo, el con quién o quiénes, y
las evaluaciones sobre las posibles repuestas de distintos actores se tornan
fundamentales.
Del
análisis efectuado se puede colegir que la inteligencia estratégica abarca el
dominio de un sinnúmero de variables para poder emprender acciones con cierta
probabilidad de éxito en escenarios complejos; innumerables casos de fracasos
de grandes empresas, en el orden internacional o dentro de nuestra propia realidad
reflejan, claramente lo expresado. En el caso de la invasión a Ucrania por
parte de Rusia, podríamos prever que su dominio territorial es probable que avance,
pero convendría que nos preguntáramos si los costos que supuso la decisión de
invadir fueron estudiados en profundidad. Veamos: el capital simbólico de los
gobernantes de Rusia se ha hecho pedazos, el sostenimiento de la campaña de
ocupación y destrucción afectará no solo al pueblo de Ucrania sino al pueblo
ruso en su nivel de vida y márgenes de libertad. Y qué decir de la reacción de
los países europeos, quienes se han visto obligados a revisar sus hipótesis, no
sólo sobre la paz sino también sobre el propio papel de EEUU en la OTAN. Un claro
ejemplo de cómo las decisiones pueden tener repercusiones que trascienden las
previsiones de corto plazo.
La
invasión a las Malvinas constituyó un caso paradigmático a este respecto. No se
consideraron los intereses de fondo en el concierto mundial de la potencia
dominante, se sobrevaloró la importancia de la identificación del régimen con
el anticomunismo y del marasmo resultante, el Gobierno
militar de facto termina abrazado a Cuba, estrecha lazos con Kaddafi, y se
recuesta en el apoyo de los enemigos del imperio occidental; por supuesto, un
marasmo que no pudo ser solucionado por la valentía e inteligencia táctica de
los combatientes. Sin duda, si se carece de inteligencia estratégica y
autoridad moral, sobreviene el desastre. Los lectores podrán avizorar ejemplos
en el mundo de las empresas, sobre decisiones estratégicas que han redundado en
una mayor debilidad o en la venta de la empresa.
Esto
nos lleva nuevamente al tema de la actitud para el aprendizaje, y a capacidad
creativa de las personas del equipo de conducción, quienes, además, deberían
gestionar el impacto de las emociones.
Los
líderes saben que no todo es controlable…
Al
observar que nuestros pensamientos presentes pueden influir en nuestros
pensamientos futuros, pero los acontecimientos futuros no pueden influir en
nuestros pensamientos presentes, podremos darnos cuenta que nuestras expectativas
y las consecuentes acciones jugarán un rol en los acontecimientos del futuro,
ya que estas no esperan, sino que anticipan, y justamente este ejercicio de
anticipación es lo que puede producir cambios en los resultados. Dicho de otra
manera: las expectativas actuales pueden producir cambios en el futuro que
descuentan. Las expectativas marcan el camino estratégico. George Soros a esta
relación la denomina reflexividad (La crisis del capitalismo global. Edit.
Sudamericana, 1999).
Sin
embargo, existen variados ejemplos en los que el coeficiente de error (Alfil
diario 10-03-22) es obviado por la fuerza de voluntad, la capacidad de
entusiasmar a los seguidores, la aplicación de inteligentes tácticas sobre lo
que se percibe que pudiera acontecer; percepción que, como es obvio, no
necesariamente correcta, puede cambiar el rumbo de los acontecimientos. Esta
aseveración nos permite entender el poder de transformación que puede surgir de
convicciones firmes y de la capacidad de liderazgo del estratega, aunque esto
no sea todo. Por caso, la campaña Sanmartiniana o dentro del mundo empresario
el ejemplo de la estrategia de crecimiento de la corporación Arcor en sus
inicios, serían potentes ejemplos de ello. Lo que estoy planteando es que
siempre tendremos un conocimiento imperfecto de los acontecimientos o de los
hechos de cierta complejidad, y que esta situación produce (por su propia
lógica) situaciones de indeterminación; lo que implica que también el resultado
pueda ser otro, aún con los mismos méritos.
“En resumen, la indeterminación significa
la ausencia de predicciones firmes y de explicaciones satisfactorias”.
De
ello que Elster introduce el factor suerte: “Por mucho que tratemos de
evitarlo, la suerte regulará gran parte de nuestras vidas. (…) Cuando los
argumentos racionales fallan, las exigencias de causalidad personal y de
autonomía se reconcilian mediante el uso consciente de la suerte para tomar
decisiones.” (citado por González García en La diosa Fortuna-Antonio Machado
Libros.2008). Aunque la crudeza de esta visión pueda inquietarnos, tomemos
conciencia que en situaciones reflexivas los hechos no ofrecen necesariamente
un criterio de verdad.
Veamos
un caso a propósito del carácter reflexivo de ciertos enunciados que suponen un
aporte objetivo a la realidad o que constituyen una interpretación válida. Por
ejemplo, ante la situación de crisis económica mundial que asola en diferentes
grados a distintos países, cuando el FMI divulga sus preocupaciones sobre
algunos, o diagnóstica en términos negativos, esto indudablemente puede afectar
el comportamiento real de la economía de dichos países al incidir en las
expectativas de sus actores. Y esta afectación surge o podría surgir de un
diagnóstico equivocado, o al menos con un coeficiente de error importante. De
ello que Soros nos advierte que, si “la verdad es reflexiva, la búsqueda de la
verdad requiere a veces intimidad”.
En
conclusión
La
realidad tiene la capacidad de sorprender al pensamiento y el pensamiento tiene
la capacidad de crear realidades. Realidades siempre inabarcables si hablamos
de situaciones complejas.
*Dr. En Ciencia Política (UNC- CEA). Editor del Blog Miradas Políticas y otros enfoques. Profesor de posgrado en desarrollo de líderes y en Análisis Estratégico.
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