ESTRATEGIA Y ESTRATEGOS EN UN MUNDO INCIERTO (IV)
ESTRATEGIA Y ESTRATEGOS EN UN MUNDO INCIERTO (IV)
Por Eduardo Dalmasso*
06 de Julio de 2022
Reseña
Nos referimos a la problemática
de los objetivos de carácter estratégico, al peligro de tomar aspectos
segmentados de la realidad (siempre dinámica), al creer en la estabilidad de
los comportamientos, a la falta de profundización y seguimiento adecuado
respecto a las consecuencias de decisiones complejas e incluso al peligro al
que nos exponen nuestros modelos mentales.
La realidad: un mundo incierto
Los científicos, refiriéndose a
los ajedrecistas, expresan que lo que los hace muy buenos es la búsqueda
permanente de sus propias debilidades: la práctica del ajedrez no los convierte
en escépticos, sin embargo, tienen conciencia que las fallas son siempre
posibles. En el mismo tenor, el especulador George Soros (La Alquimia de las
Finanzas), cuando hace una apuesta financiera, no deja de buscar ejemplos que
demuestren que su teoría inicial es falsa. Esto pensamos, lo hace porque conoce
que los humanos somos falibles y que la soberbia puede llegar a ser muy
onerosa.
De lo
anterior se desprende que la auténtica confianza en uno mismo se
visualiza en la capacidad de observar el mundo sin necesidad de encontrar
signos que halaguen el propio ego.
Una vez que en la mente habita
una determinada visión del mundo, se tienden a considerar solo los casos que
demuestran que se está en lo cierto. Esto significa que la acumulación de
información nos sirve para justificar nuestras ideas. Algo que puede llegar a
ser muy peligroso. Al respecto, Nassin Taleb en el Cisne negro indica:
“Cuánto más
aleatoria es la información, mayor es la dimensionalidad y por consiguiente más
difícil de resumir. Cuanto más se resume, más orden se pone y menor es lo
aleatorio. De aquí que la misma condición o necesidad que nos hace simplificar
nos empuja a pensar que el mundo es menos aleatorio que lo que realmente es”.
Se necesita un esfuerzo
considerable para ver los hechos, recordarlos, y describir el proceso captado
al tiempo que se suspende el juicio y se huye de las explicaciones. De ello las
dificultades para aceptar los preceptos de los antiguos escépticos acerca de la
suspensión del juicio. Por supuesto, para esto es importante ubicarnos sobre la
naturaleza de las cosas y hechos que requieren de nuestra atención.
El juego mental siempre debería
plantearse entre lo que se ve y lo que no se ve. Observemos que, si los efectos
positivos de una acción recaen sobre el sujeto, nuestro aprendizaje será
rápido. Las consecuencias positivas son fácilmente visibles por estar ligadas
en general a un efecto causal buscado; el problema radica en el efecto de las
negativas, que justamente no son fácilmente visibles por no ser inmediatas, y
que pueden ocasionar un serio coste a los actores y al resto de la sociedad.
Sobre la gimnasia del pensamiento
crítico
El pensamiento crítico de Karl Popper
sostiene que la verdad es una búsqueda de carácter permanente, y que es
fundamental distinguir este concepto, del de certeza; lo que nos conduce a
observar la lógica de su razonamiento apoyada en dos
elementos fundamentales:
1.
La humildad respecto a lo que realmente se conoce.
2.
Una actitud crítica que permite la búsqueda del
aprendizaje permanente.
En consecuencia, asumida esta
postura, lo lógico es la búsqueda permanente del error, y una mayor claridad
sobre los riesgos del enfoque que dará lugar a determinadas acciones y
decisiones. Aceptemos que toda visión y
enfoques sobre decisiones a tomar implica un núcleo de hipótesis sobre el cuadro
de situación y consecuencias posibles de las decisiones, y que explícitas o no,
estas subyacen en el teatro de operaciones que se trate. A
partir de este enunciado y volviendo a Popper, por lo que significa en los
planteos estratégicos de cierta complejidad y por la importancia de su
metodología en el desarrollo de alternativas que faciliten decisiones mejor
fundamentadas, podemos subrayar tres requerimientos para considerar nuevas
hipótesis:
a) Deben
explicar con éxito todas las cosas que explicaban las hipótesis antiguas.
b) Deben
evitar al menos algunos de los errores de las antiguas hipótesis; es decir,
deberían afrontar algunas de las pruebas críticas que no pudieron validar las
antiguas.
c) Deberían
explicar, de ser posible, cosas que no pudieron ser explicadas o predichas
mediante las antiguas hipótesis.
Los tres puntos revelan que lo importante para quien desee nutrir su
capacidad de desarrollar el pensamiento de carácter estratégico, es adoptar el
ejercicio de la duda dentro de un criterio sistemático; y que, aunque en su
carácter de líder las decisiones le sean inherentes, precisamente por la
responsabilidad propia del que conduce, no puede dejar de considerar su carácter
falible, y el propio margen de error que las mismas conllevan.
En síntesis, solemos mostramos
arrogantes con lo que creemos que sabemos, pensamos que una serie de hechos nos
demuestran el valor del comportamiento respecto a sus consecuencias, creemos
que la predicción en la práctica se ajusta a un modelo cerrado, cuando en el
mundo que nos insertamos la complejidad en su propia dinámica puede provocar
resultados inesperados, si es que no estamos atentos a lo que no dominamos. En
este punto se juega la riqueza cultural, el conocimiento de la dinámica del
mercado, de las tecnologías, de la estructura social y de la historia. Estoy
hablando de las fuentes de alimentación necesarias para que el método adquiera
valor. Y sin duda en este plano también
se requieren estrategias de transformación; ejemplo de ello son la lucha contra
el narcotráfico o el fenómeno de la desnutrición creciente en las clases menos
favorecidas.
Maquiavelo y el liderazgo
estratégico
Resulta importante observar la
confluencia intelectual de dos teóricos de las finanzas, Gorge Soros y Nassin
Taleb, con el pensador Florentino, acerca de lo fundamental del concepto de incertidumbre.
Vale decir: valorizan la imposibilidad de la previsión cierta con el mismo tenor de
seriedad y respeto con los que Maquiavelo abordaba las posibilidades de
crecimiento del poder del príncipe a la “Diosa Fortuna”.
Este respeto por la Diosa Fortuna
o los imponderables de ninguna manera en la pluma de estos autores aparece como
negación de la necesidad de prever el destino, todo lo
contrario. Justamente porque hay hechos (fractales en la jerga del caos)
difíciles, fortuitos, es que la inteligencia de quien aspira a conducir debe
nutrirse no solo de una educación de carácter técnico, sino de aquella que
responde a la educación de corte liberal. Dicho de otra manera, sin una cultura
abarcadora lo técnico no alcanza para evaluar lo que estaría fuera de lo
normal. Maquiavelo al respecto, escribió:
“En
general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues
todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven”.
Recordemos que nuestra visión
sobre el futuro de los acontecimientos contribuye a moldear dicho futuro, ya
que el supuesto es lo que guía nuestros pasos. El tema está en que esa
previsión en etapas de ebullición y de cambio, exige salir de los esquemas
formales; por lo que el ejercicio de flexibilizar los modelos mentales se torna
fundamental.
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Dr. En Ciencia Política (CEA-UNC). Editor del Blog
Miradas Políticas y otros enfoques. Profesor de posgrado.
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