ESTRATEGIA Y ESTRATEGOS EN UN MUNDO INCIERTO (VI)

 ESTRATEGIA Y ESTRATEGOS

EN UN MUNDO INCIERTO (VI)

 

Por Eduardo Dalmasso*

 

Finalizo mi recorrido sobre la vinculación entre los estrategas y la estrategia, intentando mostrar las batallas intelectuales y los requisitos de fuerza de carácter de los líderes para enfrentar un estado de naturaleza siempre cambiante y agresivo.

 

Conducción y Estrategia en Maquiavelo

(“De Principatibus-El liderazgo” - 1513)

Maquiavelo habla del poder y de las acciones posibles para lograr un Estado libre; y el tema se torna interesante para el pensamiento estratégico, por el hecho de expresar que los objetivos nunca son independientes de la forma de conducir, de la etapa de desarrollo político de la ciudad y de los factores de poder que los facilitan u obstaculizan. Entonces, sin que ello haya sido su intencionalidad última, interpretamos que para   el florentino la estrategia nunca será independiente del carácter, la capacidad y la astucia del Gobernante, dentro de contextos en los que la Diosa Fortuna juega su papel, aunque sin invitación alguna.

César Borgia fue elegido por Maquiavelo para escribir sus ideas sobre la necesidad de un nuevo príncipe. El Duque despertaba en él gran admiración y, según el juicio del autor del príncipe, este encarnaba la posibilidad de conservar el estado, posibilitar la unificación de Italia y expulsar a los extranjeros. (Roberto García Jurado. Impresiones. México. D.F 2013).

Para desarrollar sus hipótesis y recomendaciones, necesariamente centra su discurso en el hombre como elemento central de la política, y en la posible eficacia de sus acciones. Esto implica tener en cuenta los valores que expone, y la consideración de que puedan ser conducentes o no, al logro de los objetivos.                                                                                                                  En el tratado del Florentino, los recursos de la ciudad son importantes, pero subyace que es más significativo aún el acervo   cultural de la edad, y el grado de admiración que el pueblo sostenga respecto al líder.  También se refiere a las características de la gente que debería rodear al príncipe, y al daño que provocan los aduladores.                              Interpreto que, para el Florentino, los recursos son importantes, pero la astucia, la capacidad de liderazgo y la humildad propia de una autocrítica educada, constituyen aspectos claves para transformar en una estrategia en exitosa.

“Todos los príncipes sabios deben alarmarse, no solo por los problemas presentes, sino también por los futuros, intentando evitarlos por todos los medios; porque previstos con anticipación, se puede hallar fácil remedio, pero si se espera tenerlos encima, la medicina no puede ya actuar, porque se ha transformado en una incurable enfermedad”

Suele suceder que nos preocupamos demasiado tarde por lo ocurrido. Confundimos observaciones ingenuas de determinados comportamientos en el tiempo, como algo definitivo y representativo del futuro, transformando esta forma de entender los procesos en una incapacidad para comprender lo inesperado. Lo anterior se agrava cuando conformamos nuestras opiniones a partir de pruebas poco sólidas, y tenemos dificultades para interpretar la posterior información que contradice las opiniones que hemos sabido “forjar”. 

“Afirmo, pues una vez más, que es muy cierto como demuestran todas las historias, que los hombres pueden secundar a la fortuna, pero no oponerse a ella, que pueden   tejer   sus   redes, pero no romperlas. Sin embargo, jamás deben abandonarse, pues, como desconocen su fin, y como la fortuna emplea caminos oblicuos y desconocidos, siempre hay esperanza, y así, esperando, no tienen que abandonarse, cualquiera sea su suerte y por duros que sean sus trabajos”.

Maquiavelo nos dice que la fortuna es poderosísima, pero que el hombre virtuoso, prudente y sabio, no la teme, y está siempre dispuesto a estar por encima de ella, siendo el mismo en el estado próspero que en el adverso. Esta idea parte del concepto de que no se puede liderar lo que no se conoce en profundidad, ya que este requisito es fundamental para evaluar lo que se puede lograr, lo que puede plantearse como desafío y cómo conectar su perfil al tipo de liderazgos que la cultura y la situación reclame.

“Y no quisiera , tampoco que tuviera por afección el que un hombre de baja e ínfima condición  se atreva a reflexionar  y dar normas sobre el gobierno de los príncipes , porque  así como aquellos que bosquejan paisajes se  sitúan en los puntos más bajos de la llanura  para estudiar la naturaleza de la montaña y de los lugares altos , y para considerar la de los lugares bajos , trepan a lo más alto de la montaña , del mismo modo para conocer la naturaleza de los pueblos  hay que ser príncipe y para conocer bien los príncipes hay que ser pueblo”

En este pasaje, Maquiavelo nos dice que conocer el pueblo, significa zambullirse en él; esto no es otra cosa que conocer, vivenciar y comprender tanto las relaciones claves de poder, las costumbres, las creencias, las religiones como sus necesidades y aspiraciones. La humildad y la fuerza de carácter se reflejan en esa capacidad de situarse como parte de esa realidad sin confundirse con ella, para poder asumir así el rol de un verdadero príncipe (léase líder).

                                           

Conclusión

La estrategia implica elección de caminos para alcanzar objetivos difíciles, por los cuáles otros actores tratarán de excluirnos o al menos de hacernos perder el rumbo. Anticiparse es una característica esencial del líder, es lo que en realidad hace a su vigencia; se trata de prever los escenarios posibles, estar preparado para afrontar la incertidumbre. Analizar, reflexionar sobre el entorno dinámico en el que actuamos, ser proactivo a los cambios; algo que le implica poder entrar en la realidad con un mayor grado de conocimiento y sortear de mejor manera los imprevistos, porque previamente se los planteó y buscó diferentes alternativas para su solución.

De lo anterior mi énfasis en que la incertidumbre y las dificultades son propias del estado de naturaleza, y esto de por si produce tensión y cierto grado de temor. (Liderarse para Liderar - Dalmasso 2012).   Lo grave es que, normalmente, la dirigencia mediocre no aborda los problemas subyacentes, porque son engorrosos o tiene un alto costo afrontarlos, y lo que se hace en su lugar, es buscar soluciones fáciles, que desplazan la carga y que en el corto plazo aparecen como eficaces. Consecuentemente, esto aplaca los síntomas y no las causas   fundamentales del problema. Ejemplos de esto, sobran.

Maquiavelo al respecto nos dice: “Aquel que no reconoce   en un principado los males cuando nacen, no es verdaderamente prudente; y esta facultad es dada a muy pocos”.                                                                   De ello podemos colegiar que: el líder nunca debe considerar que ya ha aprendido lo suficiente, por el contrario, debe seguir buscando oportunidades para ser cada vez más completo. El hecho de captar las situaciones complejas e indagar, le hará posible reconocer situaciones parecidas y, sobre todo, advertir las que, aunque en apariencia se parezcan, en el devenir no lo serán.

Un liderazgo auténtico requiere de capacidad de persuasión, de un sólido proyecto para entusiasmar, de poder para la realización y de tiempo para lograr los objetivos en un mundo incierto.

·       * Dr. En Ciencia Política (UNC-CEA). Editor del Blog Miradas Políticas y otros enfoques.

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