TEORÍA DE LA DEPENDENCIA Y NUESTROS MÁRGENES DE LIBERTAD
TEORÍA DE LA DEPENDENCIA
Y NUESTROS MÁRGENES DE LIBERTAD
19 de Diciembre de 2018
Por Prof. Doctor Eduardo Dalmasso
“Tomar conciencia del callejón sin salida en el que se está, y trabajar por un proyecto integral sustentable. Tareas que configuran un hecho eminentemente político”
Traté en anterior nota, la importancia de que tomemos conciencia de que el énfasis en el mero proceso económico, no abarca a todos los campos que exigen considerarse para impulsar un proceso de cambio: Uno real y efectivo es de carácter multidimensional y por lo tanto abarcador del conjunto social. Los discursos centrados en lo económico no pueden menos que desplegar un velo político que supone, definida una política de ahorro e inversión, que todo lo demás sería consecuencia del derrame de sus beneficios.
Las limitaciones del modelo desarrollista
Las transformaciones económicas, valen cuando son comprendidas desde lo político y los efectos sobre la sociedad no son disimulados a través de cifras centradas en lo macro.
De esto, las limitaciones de la concepción neoclásica y neokeynesiana del análisis económico, al desconocer éstas lo que realmente sucede en la dinámica particular de los procesos que hacen a la estructura.Es decir que exponen con rigor, pero evaden los elementos socio económicos reales,lo que deja en evidencia la carencia de un pensamiento crítico sólido y riguroso. Esto se pone en evidencia analizando los errores en la interpretación del análisis keynesiano en la segunda etapa del gobierno K, así como en los enunciados y prácticas financieras del gobierno de Macri. En general esta visión de la economía se centra en variables macroeconómicas relacionadas con el comportamiento del PBI, desconociendo el hecho de que este indicador puede ocultar las debilidades estructurales de las economías en desarrollo, y no sólo de ellas, como lo reveló la brutal última crisis financiera de orden internacional global.
En rigor, las simplificaciones mencionadas,desconocen la importancia de entender los límites del sistema económico: de ello el abuso de las políticas de demanda o el excesivo énfasis en políticas monetarias, que deriva en no detenerse en las metas de productividad del sistema. El fracaso de la teoría del derrame en la década de los noventa, con su ulterior y profunda crisis, es un ejemplo válido de lo que se critica. Justamente el fracaso de esta experiencia nos indica precisamente, la necesidad de otro rol del Estado y otra interpretación más amplia y abarcativa del funcionamiento económico y social.
El capitalismo en América latina
Las economías y sociedades políticas, regularmente constituidas en América Latina, se introducen dentro del desarrollo capitalista mundial a fines del S. XIX. Cuando éste ya ha solidificado su estructura en abierta correlación con su expansión global y con sus características respecto al proceso de acumulación de capital.Estructura que incluye entre otros factores: la consolidación de los sistemas de apropiación imperial, la conformación de una clase capitalista y un sistema educativo crecientemente universal.
Esto último no es reflejo del proceso propio de los países latinoamericanos, quienes se insertan dentro de un mercado mundial a partir de formas de producción no industrial. Lo hacen con prácticas culturales propias del predominio de la propiedad de la tierra, de industrias extractivas o de producciones primarias intensivas en mano de obra(es decir rentística). El sector industrial corre en desventaja, en lo que hace a lo tecnológico, dimensión de escala y política de regulaciones ( casi siempre caóticas). A ello se suma que la cultura rentística que se origina en el sistema de producción primaria, es un factor que deriva hacia las modalidades del sistema de intercambios yen el modelo de consumo,ahorro e inversión.
Por sus características y la debilidad del sector industrial, la ruptura del modelo rentístico requiere del Estado como eje dela nueva orientación del sistema productivo a los fines de crear condiciones de empleo y de autonomía en la reproducción del capital. Esa cultura sólo se agota cuando el nuevo sistema de reproducción del capital,entra en una etapa de madurez y de autosostenimiento.
El problema, es que si no se logra establecer un acuerdo político de fondo, los intentos de beneficiar uno u otro modelo, deriva en una lucha de posiciones y de desgaste humano y político que define un escenario siempre inconcluso, con serias consecuencias en el comportamiento social.
Esta contradanza a un paso de la anarquía contribuye al predominio de disvalores sociales, como creo es el caso de Argentina. -Oligarquía e Irigoyenismo; Peronismo y antiperonismo; políticas nacionales y políticas neoliberales-culminan en ciclos de estancamiento y pobreza. En la etapa de fortaleza de las instituciones militares, estas solucionaban los conflictos con la toma del poder, aunque con el problema insoluble de llevar en su seno todas las contradicciones y características culturales que daban lugar a su intervención. Es correcto deducir que desaparecidas las perversas soluciones militares, la experiencia democrática muestra las fracturas irreconciliables entre fracciones sociales y políticas de difícil gestión.
La clase política de uno u otro signo naufraga, por diferentes paradigmas: una, porque entiende que el mercado, las inversiones extranjeras y las condiciones monetarias son suficientes para guiar el desarrollo y la otra porque desconoce la importancia del mercado y del ahorro tratando de torcer el rumbo a fuerza de voluntarismo en la apropiación del aparato estatal. El resultado es la carencia de políticas de Estado, y lo peor, la pérdida de excelencia en la conducción política, dado que en una economía en conflicto permanente y retroceso social el Estado se convierte en un botín de guerra.
Lo enunciado lleva a la siguiente afirmación de La Teoría de la Dependencia:
“La relación de interdependencia entre dos o más economías, y entre éstas y el comercio mundial, asume la forma de dependencia cuando algunos países (los dominantes) pueden expandirse y autoimpulsarse en tanto que otros ( los dependientes ) sólo lo pueden hacer como reflejo de esa expansión, que puede actuar positiva o negativamente sobre su desarrollo inmediato” .
Y concluye:
“La lucha contra la dominación del capital imperialista no puede contar con el liderazgo y mucho menos con el apoyo de una burguesía nacional inexistente, anulándose la hipótesis de una revolución democrática burguesa en el país y planteándose el carácter anticapitalista o socialista de la revolución”.
Se evidencia que la simplificación estriba en que su conclusión es de carácter no sólo ideológico, sino simplista a la luz del fracaso de todas las experiencias conocidas. Este discurso no tiene en cuenta el ejemplo del Sudeste asiático en su desarrollo capitalista ni tampoco en la necesaria y vigente interconexión del sistema económico global.
Si bien el desarrollo del sudeste asiático se explica en gran parte como el resultado de la confrontación este-oeste por la apertura del mercado de los EEUU, no se puede dejar de reconocer el cambio cultural que implicó adoptar nuevas formas de producción y su disposición a generar capacidad de ahorro para cimentar su desarrollo. Esto, en países que a mediados de la década del 50, sufrían una extrema pobreza y muy bajos niveles educativos, exceptuado Japón.
Los grados de libertad de Argentina
El cambio de la producción agrícola de un sistema extensivo a un sistema industrial, de características capitalistas altamente eficiente, constituye un factor esencial para la transformación del modelo industrial, no sólo por la generación de excedentes que promueve sino por el propio cambio de cultura que le implica este modelo.
De ello, estimo que esta realidad posibilita el cambio de un proceso de sustitución de importaciones hacia otro donde la integración con el mundo tenga menos características dependientes. Analizando el programa económico 2003/2015 considero al igual que Aldo Ferrer que: el fracaso de las experiencias nacionales y populares respondió más a factores políticos que a la situación económica que aún con dificultades en el frente externo, estaba razonablemente controlada y con bajo endeudamiento externo. O sea que su política de exacerbación de la demanda, la consecuente puja entre salarios y ganancias, más la ausencia de un plan de desarrollo sustentable, produjo importantes déficits energéticos, del intercambio industrial (autopartes, productos electrónicos, bienes de capital y productos químicos) y de turismo.
Entiendo que cualquier programa de crecimiento sustentable no puede soslayar que la acumulación de capital requiere, en primer lugar la inversión productiva del ahorro interno. Sin ahorro interno sucede la dependencia o el estancamiento. Por cierto, el capital extranjero es necesario pero si se asume desde la óptica ejemplificativa del modelo chino.
Estamos en una coyuntura donde las modificaciones tecnológicas permiten a la Argentina penetrar como ya lo está haciendo en determinados segmentos de alta tecnología en la producción de Software; en áreas críticas como la energía atómica y aeroespacial o el desarrollo en sectores como el de máquinas agrícolas entre otras. Esto permite pensar que dado la fractura del orden mundial una estrategia de desarrollo autónomo es posible bajo la condición de no volver a estar suspeditados al capital financiero.
Esto exige una seria reforma fiscal, un uso inteligente del gasto público, un probo sistema judicial y un horizonte claro para los distintos sectores sociales.
Es imposible concebir este proceso sin atravesar serios conflictos de intereses, que podrán superarse en la medida que la burguesía industrial, la emergente de la nueva estructura de producción agraria, la conducción obrera y los cuadros políticos, comprendan la necesidad de pergeñar amplios acuerdos para poder disponer planes de mediano alcance. Esto implica tomar conciencia del callejón sin salida en el que estamos encerrados como país, y trabajar por un proyecto integral sustentable. En este punto el discurso es eminentemente político.Y por ello, es –nada menos- un discurso político que libera.
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