UNIVERSIDAD: REFLEXIONES Y PROPUESTAS CONCRETAS A DEBATIR

UNIVERSIDAD: 
REFLEXIONES Y PROPUESTAS CONCRETAS A DEBATIR

05 de Diciembre de 2018

Por Eduardo Dalmasso


Estamos inmersos en una situación de profundos y decisivos cambios en la estructura económica mundial. Los nuevos procesos de desarrollo estarán indudablemente atados a las
nuevas tecnologías, y esto significa a su vez para los países más atrasados la necesidad de concebir en forma renovada y urgente, los posibles procesos y políticas que conduzcan a un crecimiento económico y social que permita superar la dualidad estructural que caracteriza ya a Argentina, y que sin reflexión previa puede llegar a tornarse irreductible.

En términos de Schumpeter, los cambios tecnológicos profundos abren paso a nuevas estructuras económicas con los consiguientes cambios en la proporción de recursos de capital y trabajo; sectores anteriormente de punta con relación a tecnología y productividad, pasan a ser factores secundarios de un proceso de acumulación desde el punto de vista de la continua integración de los mercados mundiales.

Universidad y acumulación de capital

Los cambios enunciados, que en su momento histórico supieron ver con lucidez los líderes de la Reforma del 18, permite precisar que el proceso de educación debe ser entendido no
solamente como instrumento de socialización, sino también de adiestramiento para el logro de un camino de acumulación y bienestar. En función de estos conceptos, la universidad está siendo cuestionada en sus objetivos y metodologías que la sustentan. Estructuras ya perimidas para la propia concepción del desarrollo en la posguerra, en el presente se tornan esquemas de museo provocando de hecho el desconcierto en el claustro universitario a partir de la esquematización del pensamiento reformista en el marco de cambios sociales y económicos, que tornan perentorio una revisión crítica que permita revalorizar el pensamiento y la soberanía intelectual, como uno de los mecanismos idóneos de contribución a la superación de la crisis nacional.

Crisis universitaria y sistema de ingreso

La Universidad está en crisis en estrecha vinculación con la que arrastra el país. La crisis universitaria no se constituye sólo por un problema de presupuesto, sino también de fines y metodologías dentro de un plan general de educación.

Existe la necesidad de planificar las actividades tanto en los aspectos cualitativos como cuantitativos, en función de la salida laboral de los egresados, pero también en función de los objetivos de investigación y desarrollo pertinentes en el ámbito de la cultura.

Es posible que los requerimientos que demande una sociedad en transformación, implique que los fondos para la investigación respondan a criterios puntuales y factibles de seguimiento, vale decir, que se imponga un criterio de selectividad y prioridades a los efectos presupuestarios y de políticas de investigación.

La tendencia mundial en materia de formación terciaria desarrolla los sistemas de currículas abiertas, con contenidos que hacen a una formación progresiva. Dicha formación implica la posibilidad de conciliar los requerimientos del medio con la vocación, capacidad y actitudes individuales.

La experiencia indica, que en materia de ingreso a la Universidad, nuestro país ha oscilado desde los criterios de ingreso restrictos a los absolutamente irrestrictos. Con los sistemas adoptados, estas oscilaciones han implicado hechos negativos como: arbitrariedades, masificación, despilfarro de recursos, empobrecimiento del nivel académico, desviación de objetivos, desigualdad de oportunidades o subsidio implícito a los ingresantes de mayores recursos.

Una propuesta sobre el sistema de ingreso

En el marco de la búsqueda de una reorientación efectiva de las políticas y acciones universitarias, proponemos un sistema de ingreso dual, que creemos contribuirá a cumplir los siguientes objetivos:

· No subsidiar a los sectores de mayores ingresos ni favorecerlos en función de su mejor instrucción relativa.

· Incentivar al estudiante secundario a lograr una perfomance acorde con las exigencias universitarias en función de dos objetivos bien claros: la libre elección de la carrera y el ingreso sin ningún control previo.

· Permitir la planificación de objetivos a cubrir en función de los requerimientos del medio, y de la propia dotación de recursos de cada universidad.

El sistema

Consiste en otorgar la libre elección e incorporación sin examen de ingreso, a todos los alumnos egresados que se hayan ubicado en el 20% superior de calificaciones, respecto al universo de egresados de cada colegio. Los promedios relativos se podrán establecer en función de los resultados de toda la carrera secundaria, o por ejemplo de los dos últimos años de estudio de cada uno de ellos. La propuesta de los dos últimos años, se fundamenta en la necesidad de darles posibilidades al alumno que, por razones de inmadurez, no obtiene un rendimiento acorde a su inteligencia.

El sistema propuesto implica un criterio de selección no discriminatorio ni arbitrario en lo económico e intelectual, ya que la restricción se determina por tipo de población. Ejemplo: el 20% de los educandos egresados de un colegio de escasos recursos tiene las mismas posibilidades que el 20% de los egresados de un colegio con una población de elevados recursos económicos.

Procedimiento con los egresados que no se incorporan directamente

La Universidad tiene tres caminos: primero, determinar cupos en función de objetivos, requerimientos del medio y dotación de recursos, sujetando la incorporación a un riguroso sistema de selección, vía un programa de adiestramiento, homogeneización de conocimientos y control.

Segundo, la determinación de vetar el ingreso a determinadas carreras dejando abierta el resto para los que superen el examen de ingreso pertinente.

O tercero, dejar abiertas todas las facultades y escuelas para aquellos que aprueben los exámenes de ingresos respectivos (cursos intensivos de formación).

Ventajas del sistema

Se evitan arbitrariedades en razón de ser numerosas las materias, y constituir un período de perfomance lo suficientemente largo como para facilitar no sólo el resultado, sino también la posibilidad de recuperación.

Con la experiencia que se adquiera, se podrán plantear alternativas de calificación y promedio relativo según los campos de especialización, si al sistema se lo quiere hacer más indicativo a la orientación académica.

El sistema es fácil de controlar a los efectos de evitar incorporaciones que no correspondan y una mejor orientación de subsidios explícitos. Más allá del control administrativo, existirá de hecho, el propio control de justicia que ejercerán sobre el sistema alumnos, y padres. El sistema es esencialmente democrático y coherente con los principios de la formación universitaria. Sistema abierto y racional.

El por qué de la propuesta

La propuesta tiene el propósito de evitar el discurso meramente ideológico formal al que se es tan afecto en Argentina para tratar de introducir una temática que permita abordar algunas de las cuestiones a resolver que, siendo conflictivas, no se discuten ni menos se resuelven en aras de conformar políticas conducentes al interés nacional. Lógicamente, al cambio de las distintas concepciones universitarias se correlacionarán las modificaciones necesarias en las estructuras de conducción.

Será necesario encauzar los órganos deliberativos, como el caso del Consejo Superior, exclusivamente al campo del estudio de políticas de fondo o de reformas sustanciales para el acontecer universitario. Las futuras estructuras de organización deberán permitir que el quehacer del Rector esté fundamentalmente ligado al campo académico y de investigación, evitando que los trámites burocráticos y los conflictos menores entre las distintas áreas malgasten su tiempo. En el contexto de reformas habrá que pensar seriamente en la concentración de campos que agrupen varias facultades, lo que en el tiempo permitiría una mejor utilización de recursos y una mejor asignación de esfuerzos y objetivos a la tarea de investigación. La secretaría académica general debería desdoblarse en función de tales concentraciones, a los efectos de una supervisión efectiva que permita ir acrecentando la excelencia propia del ámbito de la educación terciaria.

En resumen, cualquier política en firme y permanente que se desarrolle no debería perder de vista algunos aspectos muy bien enunciados por Mario Bunge necesarios de superar: escasa y baja productividad del conocimiento nuevo; dispersión, en lugar de concentración efectiva en tareas; número excesivo de facultades, institutos y escuelas; elitismo social; indiferencia estudiantil a los valores académicos.

Lo que está en juego es nada menos que nuestra capacidad de asegurar, mediante la estrecha interrelación política-economía y ciencia, los fundamentos mismos de nuestra futura existencia. El éxito dependerá de que se consiga poner ante la mirada de las jóvenes generaciones, perspectivas tan fascinadoras que estimulen su inteligencia, su valor ante los cambios y la fantasía necesaria.

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