DISPAROS EN LA OSCURIDAD III
DISPAROS EN LA OSCURIDAD III
Por Eduardo Dalmasso*
“Al contrario, Watson, lo tiene
todo a la vista. Pero no es capaz de razonar a partir de lo que ve. Es usted
demasiado tímido a la hora de hacer deducciones”.
De Sherlock
Holmes
La fuga de capitales y el desarrollo económico
Expusimos en nuestra anterior
nota (Disparos en la oscuridad ll)) que, aun cuando no existan fuga de
capitales, las dificultades para que Argentina logre un crecimiento sustentable
son más que manifiestas. (Debe entenderse aquí que la expresión “fuga de
capitales”, comprende tanto a las remesas de dólares que salen del país, como a
las que quedan fuera del sistema financiero, depositadas en caja de seguridad o
en ahorros domésticos.
El tema es que la fuga
de capitales existió y existe, agravando la situación de debilidad estructural.
Si gran parte del ahorro interno se fuga, se agravan los problemas de la
balanza de pagos, debilitando aún más el proceso virtuoso de ahorro - inversión.
Y, aunque parte de estos fondos se incorporen a través de la simulación de
endeudamiento, esa modalidad condiciona el egreso de fondos futuros.
Debiéramos tomar
conciencia de que la fuga de capitales
tiene dos causas fundamentales:
* Una que deriva del mayor rendimiento posible por fuera de nuestras fronteras y que responde a la lógica inexorable del capital.
*La segunda, que las fugas obedecen a una desconfianza manifiesta sobre las garantías jurídicas y políticas por la imprevisibilidad e inseguridad sobre el devenir. Realidad que pone en tela de juicio todo el andamiaje ideológico y estructural del modelo de funcionamiento de nuestro sistema económico. Vale decir, el capital se fuga en diferentes niveles porque la clase capitalista y la pequeña burguesía, no confían en la seguridad económica de su funcionamiento y menos en la seguridad institucional. A esto se agrega la búsqueda de un resguardo necesario ante una moneda que no cumple su función de reserva de valor y que, por ese hecho, constituye la revelación más clara de la poca solidez de su economía y la consecuente pugna por los ingresos.
Todo es repudiado
La sociedad tiene
conciencia de que, en forma sistemática, todo
lo actuado (absolutamente todo), es repudiado por el gobierno que sigue a
cualquier otro anterior. Incluso del mismo signo político. Esto sucedió en períodos de recuperación económica de signo
popular, como la que transcurrió en la etapa Kichnerista del 2004 al 2015 y durante
los Gobiernos neoliberales previos y posterior a esta etapa. En los gobiernos
que se privilegia la capitalización financiera, el modelo lleva inexorablemente
a la salida de capitales por la propia lógica del sistema. Quiero decir que el
sistema mismo es propulsor de esas acciones, que son contrarias al proceso de
reproducción del capital; sin embargo, lo notable es que durante la vigencia de los Gobiernos populares, la
fuga de capitales no merma por razones distintas. Creo yo que está
situación deviene, por lógica consecuencia de un discurso económico que no
garantiza los intereses de los grandes grupos económicos ni de la burguesía, y
que tampoco sienta las bases para un proceso de desarrollo auto sostenible. Ni
aún con el control de cambios instaurado en el 2011, pudo evitarse este
fenómeno que contribuye a debilitar el sistema socio económico del país.
Sobre la Magnitud del drenaje
Algunos datos para tener una idea de su
magnitud:
Desde 1976 al 2001 el
promedio de la evasión de capitales equivalió al 36,7 de los valores exportados y al 3,4 % del PBI. Cabe señalar que
en determinados años con perspectivas de crisis cambiarias, los niveles subían
más que significativamente. En el período 2002 al 2015 la fuga estimada oscilaba
(según el método de cálculo) entre 100.000
millones y 140.000 millones de dólares, dentro de un proceso que se agrava
a partir del 2009, lo que debilita aún más la formación de Capital. Dicho de otra manera:
“La masiva fuga de capitales
acentuada desde el 2008 al 2015 se transformó en uno de los elementos más
críticos de la economía argentina. Fuga consolidada por el agravamiento de la
balanza comercial, los pagos de deudas, el déficit energético y la alta
elasticidad de demanda de las importaciones”.
Mariano Barrera y Leandro M. Bona. Revista de la Facultad de
Ciencias Económicas. UBA. Diciembre del 2018 Pág. 16.
En síntesis, sobre la fuga de capitales
Entre 1976 y 2015 se
extrajeron del sistema financiero nacional la suma de U$S 277.800 millones. En
el período 1976 al 2001 las fuentes de divisas provinieron del endeudamiento externo (privado
y público), mientras que en el período 2002 /2015 ese papel lo cumplió el
superávit comercial.
Está claro que la
política de endeudamiento de la administración del Ingeniero Macri, agravó el
problema al facilitar la fuga de capitales en magnitudes que volvieron a
comprometer la solvencia financiera de Argentina. (Orlando Ferreres- La Nación
del 08-01-2020). Vale decir, los poseedores de la capacidad de ahorro no
creyeron (ni creen) en que fuera seguro
y rentable invertir su capital en la Argentina,
salvo a través del sistema de auto endeudamiento en el exterior. Por otra
parte, ante la carencia de recursos financieros cuando se suceden las
periódicas crisis de la balanza de pagos, sin duda acrece el poder político de los grandes grupos económicos, al poder
condicionar la cuantía de divisas
disponibles del gobierno (Tesoro y Banco Central); además, por supuesto, de la posibilidad de
obtener ventajas por promesas de inversión. En estas instancias los gobiernos
tienen que negociar en condiciones de suma debilidad.
La falta de ahorros y de inversión suficientes, más la magnitud de la fuga
de capitales según la hemos descripto,
son dos factores que si no se solucionan,
harán imposible el desarrollo de un modelo de crecimiento sostenible. Por la
propia experiencia, acudir al endeudamiento financiero ha llevado a estados de crisis y mayor
pobreza. En mi opinión: las políticas neoliberales nos han conducido inexorablemente
al endeudamiento y al estrechamiento del
mercado interno, y las progresistas no han medido los límites de la políticas
neo Keynesianas dentro de una estructura productiva de fuerte característica
oligopólica y dependiente, que por tal
razón no genera su propio financiamiento en divisas y se encuentra sujeta por
esa situación, a la fragilidad cambiaria. Dentro de este cuadro, encontramos un
Estado que necesita absorber recursos
crecientes, para sostener un alto nivel de gastos improductivos o, como
alternativa, financiarse a través de la emisión monetaria con el consiguiente
efecto inflacionario e impacto en los más débiles extractos de la sociedad.
La realidad es que Argentina
ha crecido a una tasa del 1,5 % de promedio anual desde 1976 al 2001,
que se recupera a tasas “chinas” desde el 2004 al 2008, con alguna recuperación
en el 2010, pero que deja de crecer desde el 2011 a la fecha.
Conclusiones
Todo lo expuesto sirve para
fundamentar que será imposible confraternizar dentro de una sociedad que no crece, sino se modifican
los paradigmas de las dos corrientes que se turnan en eterna contradanza, dentro
de un proceso que lo podemos asimilar a
un espiral en que se retroalimenta el agotamiento. Además, las reformas fiscales efectuadas en
un caso, son a favor de los sectores concentrados; y en otro, no se ha
planteado una fundada y profunda reforma fiscal
a favor de la producción y la distribución del ingreso. Es más, como
bandera de la reactivación en la post
crisis del 2001 se generó un consumo
exacerbado y un gasto al límite, lo que
influyó directamente en la aparición de
crisis cambiarias. Política por demás
discutible, de poder asumirse en un país subdesarrollado y de carácter dual.
Ningún gobierno debiera
desconocer la importancia de sostener un
equilibrio entre gastos improductivos y productivos, para que el exceso de
los primeros no resten expectativas a
los propietarios del capital. Todos los actores económicos saben de la
necesidad de sostener la demanda efectiva para el funcionamiento del sistema económico,
pero cuando se rompen los límites de la posibilidad de financiamiento genuino,
las expectativas sobre los beneficios posibles caen, la posibilidades de crisis
cambiarias suben y emerge la nula predisposición a invertir, excepto en
industrias extractivas de muy bajo impacto en la demanda global. Ante estas
situaciones, los sectores de la clase media, que no están amparados por algunos
de los privilegios del estado, acompañan el proceso de vaciamiento buscando su
seguridad. De ello que la inteligencia política (Un bien escaso a la luz de los
fracasos) y el “timing”, se tornan esenciales. Ciertamente, esto que
expreso ha sido desconocido en los hechos.
Por supuesto, debiéramos
tener en claro que los intereses creados
que funcionan con este sistema autodestructivo, oponen y opondrán una
resistencia muy fuerte a cualquier cambio de paradigmas. De ello, la
importancia de tratar de distinguir la
paja del trigo. Y por eso mismo, entre otros factores, es muy importante entender el funcionamiento de la oferta de
bienes y las distorsiones del sistema fiscal y de administración del Estado.
* Dr.
En Ciencia Política (UNC-CEA) Es editor del Blog: Miradas Políticas y
otros enfoques. Responsable
Académico de la Diplomatura en Liderazgo Estratégico de la UNC.
FCEFYN. Profesor de Pos Grado en distintas Universidades. Su último libro:
1918. Raíces y valores del movimiento reformista. (Editorial de la UNC-
2018).
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