EL LIDERAZGO EN UN MUNDO DE REDES - Parte 2: ¿Qué decir a propósito de los cambios en el mundo de la salud? Valga el ejemplo, sólo como ejemplo.

¿Qué decir a propósito de los cambios en el mundo de la salud? Valga el ejemplo, sólo como ejemplo.

13 de Septiembre de 2018
Por Dr. Eduardo Dalmasso*

Los nuevos sistemas no sólo contribuyen a detectar enfermedades, sino también al seguimiento y control de tratamientos, y de los cambios en el mundo de los materiales. El atravesamiento del “mundo de redes” en el mundo de la salud, es sólo un título a modo de ejemplo, ya que deberíamos hacer una interminable lista de procesos e innovaciones tecnológicas en el mundo actual.


Lo anterior sitúa a la dirigencia y a las organizaciones, en el punto donde se hace imprescindible definir acciones eficaces. Es decir, el actuar y producir resultados atendiendo al “nuevo mundo”. Esto implica adecuar y desarrollar la infraestructura de soporte tecnológico y científico, y la asignación responsable de inversiones que respondan a las necesidades del desarrollo económico y social; con la salvedad que el foco debiera estar puesto en estimular la incorporación de la cultura del emprendedorismo y en renovar las concepciones de sistema educativo.


Estas nuevas realidades requieren de nuevas formas de aprendizajes, en las cuales el estímulo de la creatividad vaya asociado al pensamiento crítico, a la generación de actitudes para aceptar y promover el cambio; desarrollando todo ese proceso mancomunado al estímulo de la solidaridad social como vínculo fundamental, si de preservar la identidad de un país o sociedad se trata. Se refiere al posibilidad de dar respuesta al desafío que nos implica el vivir inmersos en la etapa de una economía y un mundo tecnológico y científico, turbulento, peligroso y rápidamente cambiante. Mundo que, lo queramos o no, es globalizado porque todo está interconectado y todo lo que sucede en cualquier parte del planeta, de algún modo, llega a afectarnos. Sin dudas, este es un mundo subyugante pero, si no nos adaptamos a él, se pierde el tren de la historia. Esto no refiere a un problema de épica, significa la lucha por lograr el bienestar del conjunto de ciudadanos de nuestros países. De allí que se requiera mucha lucidez, claridad política y carácter estratégico en la clase dirigente, para definir las grandes líneas de acción hacia un posicionamiento significativo dentro del marco descripto.


No es un tema de atención sólo para empresas o actores del management o del trabajo. Esta realidad es una película de carácter interactivo en la cual el Estado, aún con todas sus limitaciones, está obligado a actuar para promover la respuesta a todas esas necesidades. Puede accionar mediante el correcto direccionamiento de las inversiones, la actualización de la educación pública, la modificación de derechos o acciones concretas a favor de los más necesitados, sobre todo respecto a la preservación de la salud y programas especiales de entrenamiento. ¿Por qué desde allí? Porque el riesgo respecto a las derivaciones hacia una mayor pobreza, no sólo que no disminuye sino que en la etapa del lanzamiento de este nuevo mundo, esta realidad es la más factible. Dentro de ese mundo la transparencia de las
instituciones y de los líderes se torna una necesidad.


Cuando referenciamos la necesidad de líderes, lo hacemos en términos de líderes que permitan lograr los objetivos particulares, pero que a la vez puedan vislumbrar la necesaria conciencia de no quedar sumergidos inconscientemente en la máquina de deformar la psiquis del hombre postmoderno. De lo contrario, este “mundo de redes”, deforma al sujeto porque lo transforma en individualista que se desnuda ante el mundo, y lo influye o determina en función de la presión de esa comunicación interactiva e irreflexiva, donde estamos con todo el mundo y a la vez no estamos con nadie. A propósito de esta inferencia, Byung- Chul Han nos dice:


“La técnica del poder del régimen neoliberal no es prohibitoria, protectora o represiva, sino prospectiva, permisiva y proyectiva. El consumo no se reprime, se maximiza. No se genera escasez sino abundancia, incluso exceso de positividad. Se nos anima a
comunicar y a consumir. El principio de negatividad, que es constitutivo del Estado vigilante de Orwell, cede ante la positividad.
No se reprimen las necesidades, se las estimula. (…) El Big Brother tiene un aspecto amable. La eficiencia de su vigilancia reside en su amabilidad”. (Psicopolítica. Herder. Barcelona, 2014).


En este punto, entramos en un tema de valores sociales y políticos, ya que hoy existe un profundo sentido de la irrealidad, tanto en la política como en la economía. Esto supone que lo axiomático no encaja dentro del marco de cambios que someramente hemos descripto, y eso, sin duda, nos proporciona un aire surrealista hacia nuestro trabajo y nuestras vidas. Por otra parte, la postmodernidad, ante el abandono del discurso único, beatífico y salvador (ya sea desde la óptica materialista como de la religiosa)  pone a la humanidad y a cada ser humano como centro de la responsabilidad de sus acciones.


La advertencia previa no es un discurso contra la evolución. Si lo fuera, estaríamos frente a una completa necedad, ya que la evolución es y ha sido la característica del desarrollo de nuestra sociedad. Característica acentuada a partir del pensamiento de la Ilustración y la Revolución Industrial, y el marco necesario para tratar de entender la íntima relación entre nuevos estilos de liderazgos y las tipologías que hacen al mundo del trabajo y al de las personas. Es un laberinto de redes en el que nos vamos insertando o en el que ya estamos insertos, conscientes o inconscientemente. Estamos insertos en un sistema en el que el consumo se define por un ciclo continuo de nuevos productos y servicios que quedan rápidamente obsoletos.


Por cierto, vale la pena insistir, todo está en proceso de cambio, nada perdura y el software se ha transformado en la columna vertebral de cualquier proceso productivo y de servicios, cualesquiera sean los niveles de la cadena de valor que tomemos.

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