EL LIDERAZGO EN UN MUNDO DE REDES - Parte 3: ¿En qué realidades nos inscribe el "mundo redes"?

¿En qué realidades nos inscribe el "mundo redes"?

19 de Septiembre de 2018


Por Dr. Eduardo Dalmasso*

Estas realidades, que hemos denominado “mundo de redes” nos permiten describir los procesos como constituyentes de un mundo que
se asemeja, por comportamiento, al “mundo de la moda”, para utilizar la feliz expresión de Charles Handy.


En nuestro anterior trabajo, referido a “El Mundo que nos Insertamos” (SLADE 1999), decíamos que teníamos que estar preparados para el surgimiento explosivo de nuevos competidores y que, lo que caracterizaría a esta fase de desarrollo, sería un creciente y desigual estándar de vida dentro del mundo desarrollado y la incorporación de importantes minorías de países emergentes de todos los continentes, como extensiones de ese nuevo
universo tecnológico.


En resumen, estamos inmersos dentro de un sistema altamente competitivo, aunque todavía
con importantes reservas de carácter monopólico. Concentraciones que no dejan de estar expuestas al riesgo de guerras de guerrillas por la propia evolución tecnológica y científica o a la pérdida abrupta de rentabilidades, como el caso de la industria del petróleo.


Dicho de otra manera, asistimos, a veces imperceptiblemente, a una guerra de movimiento. Esto equivale a decir, siguiendo a Handy, Tom Peter y otros, que el éxito de las organizaciones depende de la anticipación de las tendencias del mercado y de la rápida respuesta a las cambiantes necesidades del cliente. Los competidores exitosos se mueven abarcando y abandonando productos, mercados y a veces actividades completas. Es un proceso más parecido a un videojuego interactivo que a un ajedrez. En dicho medio, la esencia de la estrategia no es la estructura de los productos y mercados, sino la dinámica de su comportamiento. Esto, no solo para crecer sino sobrevivir, involucra a todo tipo de organización y tamaño.


De alguna manera, o en algún grado importante, las empresas adquieren o deberían adquirir el perfil de firmas de servicios profesionales, como organizaciones de creación de ideas de software de servicios y con capacidad similar al valor de un radar respecto a las tendencias que pudieran llegar a emerger. De todo lo anterior podemos concluir:


“La mayor parte del valor agregado, de cualquier tipo de productos y servicios, surgirá del trabajo mental y del trabajo del conocimiento”


Para sostener esa capacidad, propia del trabajo mental y del conocimiento, se requerirá del trabajo en equipo, un correcto manejo de las relaciones externas, capacidad para aplicar conocimientos únicos, compromiso de aprender y mejorar dichos conocimientos y liderazgos asociados al rol del maestro. Este profesional con capacidad para transmitir las lecciones aprendidas a los compañeros de equipo y a la red a la que se integra o es parte.


Dentro de esta vorágine, sólo será posible dar respuestas adecuadas si se logran establecer niveles de confianza superlativa para poder responder a los desafíos en tiempo y forma, lo que supone circuitos de información sumamente cortos, no sólo internamente sino con los clientes como fuente de realimentación permanente. Todos los integrantes de la organización, de alguna manera, serán parte de la gestión de proyecto y gestión de red, en forma directa o indirecta. La visión abarcativa y la comprensión de la importancia del potencial de la red, serán fundamentales para la incorporación y el entrenamiento del capital humano. El poder de mercado dependerá del poder de la serie de redes, de las que varias
partes de su organización forman parte.


La última conclusión, de índole macroeconómica, es que si este mundo de redes, de innovación y de conocimiento tecnológico científico no se incorpora rápidamente a la estructura productiva, pocas posibilidades de desarrollo integrado al mundo les

cabe a las sociedades o países con esa carencia.

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