ACERCA DE LO QUE NOS ACONTECE

ACERCA DE LO QUE NOS ACONTECE

"Por eso la lucha política se funda en que se perciban los valores que están en juego y la honestidad de los que esgrimen su defensa"

21 de Noviembre de 2018

Por Eduardo Dalmasso
Sobre la hora actual
En varios de mis escritos e incluso en entrevistas, planteo que nuestro país está a la deriva o peor aún en un pantano. Vale decir sin fácil salida. Esto, porque carecemos de un sector progresista que entienda que ningún estado puede sostenerse sin políticas sustentables a través de la inversión y la generación de ahorros para solventarla y también porque carecemos de una derecha lúcida que entienda que las políticas de Estado no pueden quedar sujetos al comportamiento de los mercados y que la autonomía de un país e incluso de su posibilidad de crecimiento no puede basarse en el sometimiento a la inversión extranjera. Por estos andariveles, ha transcurrido y transcurren nuestros procesos económicos y sociales. De esto al descreimiento y la anomia un solo paso.
De relatos sin sustancia a planteos eficientistas por senderos obnubilados por un pensamiento ideológico dependiente. De ello, el caos y mayor sufrimiento para las mayorías. Es cierto, el ahorro implica sacrificios, pero esto no puede ser independiente de una política fiscal progresista y la regeneración de un sistema educativo que nos hable de futuro y de igualdad de oportunidades.
Derivamos así de discursos sin sustancia, aunque movilizadores a la carencia de discursos movilizantes que puedan ser entendidos y por ello crear la confianza necesaria. En el primer caso se dilapidaron posibilidades únicas dentro de un contexto favorable inédito, en el segundo se dilapidó un tiempo precioso, por partir de un diagnóstico equivocado sobre la situación del mundo (en pleno cambio político y económico) e implementar políticas con un fuerte sesgo financiero.
O sea dos visiones contrapuestas y ambas muy pobres para las necesidades de un país que dentro de su heterogeneidad: presenta un importante sector de la población en una situación de pobreza extrema, y por otro, un importante capital social ligado a la ciencia y tecnología de punta, a un agro que ha desarrollado altos índices de productividad y un valioso sector ligado a las artes que (cine-literatura- pintura- teatro- música etc) nos enorgullece.
Ambas realidades son propias, pero lo que no debemos olvidar que la crisis de los 80 y la expulsíón de grandes sectores de la población del mercado de trabajo en los noventa, nos ha precipitado a una situación insostenible en lo social y en la proyección de futuro. Por supuesto, las contradicciones y fuentes de esta crisis, tienen antecedentes de vieja data. Las mismas a veces no se visualizan por el bienestar relativo que gozó nuestra población hasta mediados de los setenta.


¿Qué valores enarbolan vencedores y vencidos?
Aunque resulte sorprendente y casi increíble, el hecho es que los valores aparecen como tales cuando son percibidos por el corazón humano. Esto es así, porque expresan los que íntimamente sentimos como importante para nuestra vida. Un valor o una tabla de valores nos indican el norte de nuestras acciones.
El problema está en que nuestro sistema educativo en cuanto definir valores y transmitirlos ha perdido el norte. Norte que hace a la conjunción de voluntades y a la generación de conversaciones de conversaciones, que debieran trasmitir un sentido en común: la identidad de una sociedad y los valores de su pacto asociativo. La confusión reina, porque como conjunto y producto de esa incapacidad de percibir un destino común, no podemos ponernos de acuerdo sobre los principios básicos que nos pudieran permitir una sana convivencia.
En consecuencia las contradicciones se exacerban, y cuando éstas toman una magnitud inusitada, desaparece el diálogo y todo el intercambio se transforma en confrontación. Esto es parte de nuestra historia actual pero también de la precedente. Peor aún, en estas etapas de crisis los eternos perdedores son los que menos tienen. De ello. la política va perdiendo su capacidad de motivar hacia un relato de transformación creíble, máxime: cuando de la ilusión se pasa a una realidad que refleja la falta de sustentabilidad de las promesas de uno u otro signo.
Dentro de ese proceso de fragmentación y discursos de carácter absolutista en dónde predomina la confrontación, el panorama se torna más difícil, cuando un núcleo importante de la sociedad detecta que detrás de los grandes discursos, parte de la dirigencia política medra sin control alguno del erario público. Esto porque más allá de los discursos, la realidad nos dice que muchos carecen de principios éticos y que por lo tanto visualizan el acceso al poder casi en términos de botín de guerra.
Pareciera que la situación de crisis política y económica de carácter sistemático y de muchos años, facilita el ascenso de los temerarios e inescrupulosos, en general seguidos por mediocres u obsecuentes. Esto es aún peor cuando el sistema de justicia queda asociado a este proceso decadente.
Hoy, esta toma de conciencia de la corrupción imperante estalla, porque los sistemas de información y los cambios tecnológicos ponen rápidamente en evidencia la condición humana de éstos actores,- o sea sus comportamientos,- restando así la confianza mínima necesaria para aunar voluntades. El tema es que si el pueblo descree de la dirigencia política, la consecuencia de esta situación se hace imprevisible. (Brasil)
En una sociedad, cuando el otro es mi enemigo y no mi adversario, naturalmente emerge un comportamiento tribal y de ello que la capacidad de aprendizaje se torna nulo. Esta situación, realimenta la confusión y la calidad del proceso educativo, principal damnificado de estas sucesivas confrontaciones de suma cero.
Los valores dependen del individuo a través de la responsabilidad, de su dignidad, de su virtud y de su honor, pero también y mucho del grupo que hace a su identidad, sobre todo en un contexto de globalización• Por lo tanto, cuando estamos inmersos en el reino de la confusión y la confrontación, se hace muy difícil percibir que el problema central es la falta de comprensión que sin algunos valores comunes, no hay posibilidad alguna de conformar un proyecto de largo plazo.
Lo que nos instruye que así como un individuo que no tiene en claro sus valores no sabe qué camino tomar, lo mismo pasa con el destino de una sociedad que no puede acordar sobre cuáles serán su guía y fuente de motivación.


Y entonces:
Ante la carencia de un discurso hegemónico, y la confrontación permanente en nuestra historia, cabe plantear primero la necesidad de tomar conciencia de que en estos términos, la degradación social no tendrá fin, segundo un reconocimiento de la necesidad de trabajar un pacto básico sobre principios republicanos y límites de la acción política (Chantal Mouffe) para poder salir de estos procesos de Contradanzas: (CEA 2004) lo que implica discutir y afirmar objetivos básicos y sustentables para la transición, una clara prioridad de la Educación, Tecnología Ciencia y la Ciencia, efectiva división de los poderes, (Ejecutivo- Legislativo) un probo sistema judicial como basamento del control independiente de la actuación pública. A partir de esto sí, las divergencias propias de la acción política!

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