EL PENSAMIENTO DE JOSÉ INGENIEROS ACERCA DEL IDEALISMO - SEGUNDA PARTE
EL PENSAMIENTO DE JOSÉ INGENIEROS ACERCA DEL IDEALISMO
SEGUNDA PARTE
“En
El Hombre Mediocre, Ingenieros plantea que, mediante los ideales puestos en
acción, variará la humanidad”.
Por
Eduardo Dalmasso*
6 de Octubre de 2020
En mi opinión, atento a lo desarrollado en la primera
parte, el autor interpela a un público masivo sobre la importancia del
mérito y de la necesidad de contar con
minorías, no sólo ilustradas, sino imaginativas
y con un profundo sentido ético en su accionar. Sin duda, que esto implica en el ideario del autor, un
profundo respeto por el talento y la necesidad que éste se vuelque en beneficio
del conjunto de la sociedad. En este
sentido, los valores de solidaridad atraviesan todo su discurso, sin que esto
le signifique renunciar a la fuerza de sus convicciones como intelectual
comprometido.
Sobre los enunciados en “El Hombre Mediocre”
Ingenieros realiza una ácida semblanza al describir
los comportamientos mediocres. Revela, en el pasaje siguiente, cierto temor por la influencia
de las masas en la vida política. Rescata la democracia, sin dejar de denunciar
el envilecimiento social que produce el sometimiento a los partidos, a los que
denomina “gavillas”. Habla del mundo
pero también de Argentina, por eso se detiene y manifiesta una dura descripción de lo que considera procesos históricos de retroceso y degradación social:
“En
ciertos períodos la nación se aduerme dentro del país. El organismo vegeta, el
espíritu se amodorra. Los apetitos acosan a los ideales tornándose dominadores
y agresivos (...) Ningún clamor del pueblo se percibe, no resuena el eco de
grandes voces animadoras. Todos se apiñan en torno de los manteles oficiales
para alcanzar alguna migaja de la merienda. Es el clima de la mediocridad. Los
Estados tórnanse mediocráticos, que los
filólogos inexpresivos preferirían denominar mesocracias”.
No tiene el autor miedo alguno en
hablar de las debilidades de la
democracia y exponer en forma muy cruda
su visión de los personajes, que se
constituyen en protagonistas de la mediocridad, un aspecto muy recurrente en los discursos
reformistas:
“Políticos
sin vergüenza hubo en todos los tiempos y bajo cualquier régimen; pero
encuentran mejor clima en las burguesías sin ideales. Donde todos pueden
hablar, callan los ilustrados; los enriquecidos prefieren escuchar a los más
viles embaucadores”´. (….) nadie puede
volar donde todos se arrastran.”
El pensamiento
de Ingenieros traduce el estado de indefensión e incertidumbre que emerge en la
República, como consecuencia del derrotero del roquismo y las nuevas etapas de
evolución social. La necesidad de concreción de los ideales está en relación
directa con la legitimidad de los mismos. En realidad este intelectual expresa muy bien,
la falta de ideales, imaginación y pérdida de rumbos de la Oligarquía, que bien señalara Halperín Donghi (vida y muerte de la República verdadera).
En El Hombre
Mediocre, Ingenieros plantea que, mediante los ideales puestos en acción,
variará la humanidad. Aquellos representan la posibilidad de gestar un nuevo
equilibrio entre el pasado y el futuro. El ideal permite la integración del
hombre al universo. Por basarse en la experiencia de la humanidad está ligado a
su historia pero, en tanto obra de la imaginación, es proyectivo. Permite
anticipar la realidad que deviene permanentemente, adelantándose a la
naturaleza misma y promoviendo el progreso humano. En el ideal convergen
pensamiento y sentimiento. Es la dimensión afectiva implícita en él la que
posibilita su concreción.
Ingenieros establece en su escrito un fuerte énfasis
en la relación causal entre juventud e
innovación, muy propia del modernismo “arielista”.
(El Ariel de Rodó) No plantea la aristocracia del dinero, porque para
este intelectual, las auténticas
aristocracias eran las del espíritu, las renovadoras de los ideales que guían a
la sociedad, las que iluminaban el camino a seguir por los mediocres. Surge de sus enunciados que la democracia
igualitarista era necesariamente una ficción, pues no todas las personas
estaban capacitadas para intervenir en las decisiones políticas.
Oponiéndose, tanto a la aristocracia oligárquica, como a la
democracia igualitaria, Ingenieros niega la igualdad al advertir que la
mediocridad no puede ser abolida, ya que el mérito es la base natural del
privilegio. Por eso opone la imitación del hombre-rebaño (incapaz de ideales) a
la imaginación creadora de una selecta minoría idealista, emancipada de la
multitud, que combina elitismo, moralidad, saber y juventud.
Para
Ingenieros el hombre superior es aquel
que está emancipado, se eleva por encima de las determinaciones de la
naturaleza y de la sociedad y erige su propio destino. Este hombre superior, al encontrarse dentro
del mundo, y consciente que tiene la posibilidad y necesidad de cambiarlo, está
cargado de un impulso vital. Sin embargo, se cuida muy bien en aclarar las
dificultades que enfrenta la imaginación creadora:
“Cuando
un filósofo enuncia ideales, para el hombre o para la sociedad, su comprensión
inmediata es tanto más difícil cuanto más se elevan sobre los prejuicios y el
palabrismo convencionales en el ambiente que le rodea; lo mismo ocurre con la
verdad del sabio y con el estilo del poeta. La sanción ajena es fácil para lo
que no concuerda con rutinas secularmente practicadas; es difícil cuando la
imaginación no pone mayor originalidad en el concepto o en la forma. Ese
desequilibrio entre la perfección concebible y la realidad practicable, estriba
en la naturaleza misma de la imaginación, rebelde al tiempo y al espacio.”
Al hombre mediocre le es imposible plantearse la
necesidad de una meta ya que, al estar reducido a la repetición, no tiene
capacidad crítica, no innova, ni crea. Por lo tanto, le es innecesario el ideal
que alimenta la acción del hombre superior. El hombre mediocre le teme a lo
desconocido, a diferencia del superior que lo enfrenta y descubre. Como parte
de ese temor el mediocre aborrece el cambio.
Los mediocres crean un sistema de valores que se
ajustan a su existencia lamentable y débil. No tienen la posibilidad de
elaborar un discurso contra hegemónico, porque no tienen la actitud para
adquirir una conciencia crítica y cuestionar los dogmas de su sociedad. El
autor fomenta el desarrollo de una actitud crítica del hombre superior, que es quien
tiene la capacidad de transformación del orden social instituido.
Su
influencia en el Movimiento Reformista
El libro tuvo gran influencia en la juventud argentina
de su tiempo, en especial en el movimiento de la Reforma Universitaria. José
Ingenieros señaló lúcidamente los problemas de la mediocridad intelectual que
denunciara el movimiento reformista pocos años después. Creemos que uno de los
postulados centrales de la Reforma, en torno al cual se articulan el resto de
las tradicionales reivindicaciones reformistas –como el cogobierno estudiantil
de las universidades, la autonomía universitaria, la extensión universitaria,
la docencia y asistencia libre, la centralidad de la investigación científica,
la renovación de los métodos pedagógicos, entre otros- es el que concibe a la
Universidad como agente de transformación de la sociedad y de la cultura. En
este sentido, cabe destacar el componente emancipador que contienen estas
ideas, de pensamiento alternativo, enfrentado al dogma y a lo hegemónico.
*Dr. En Ciencia
Política (UNC-CEA) Ensayista y Educador. Su último libro, 1918 Raíces y valores
del movimiento reformista. Editor del Blog: Ideas Políticas y otros enfoques.
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