HABLANDO DE LÍDERES - II
HABLANDO DE LÍDERES - II
Por Eduardo Dalmasso
Aprendizajes:
Hace 15 años, jóvenes pertenecientes a una fundación me
pidieron que diera una charla sobre liderazgo a un grupo de mujeres
trabajadoras. Habían sido alumnos de mi seminario sobre “Liderazgo y
Estrategia” de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC. ¿Cómo decirles que no? La verdad es que estaba muy preocupado por la
responsabilidad que implicaba el encargo. Llegué al Centro Comunitario de
Barrio Libertador con suma puntualidad y empecé a registrar el arribo de las
participantes. Unas a pie, otras en moto y alguna en auto. Mi duda era: qué les
podía decir que les resultara útil. Mi práctica de escucha y de observador
innato me permitió encontrar el camino hacia la formulación de una pregunta
disparadora: que era ser una buena
madre para esas 10 mujeres?. Me miraron sorprendidas, pero respondieron por
orden de ubicación. Lo que escuché fue maravilloso. Sintetizo:
amor, responsabilidad, sacrificio, ser exigente, responsabilizar a los
hijos por sus obligaciones para proyectarlos a un futuro mejor. Dar y recibir para
encuadrar sus exigencias de vida dentro de una disciplina de trabajo a la que se
tenían que adaptar todos para que el sustento no se resintiera. Un aspecto
adicional que me llamó la atención, era la claridad con la que expusieron el
hecho, que para ellas, cada hijo era un mundo y que era primordial saber
diferencias tiempos de respuestas y actitudes. Eran todas emprendedoras, su
lenguaje era llano y apasionado; la mayoría mujeres a cargo de su familia. Cuando terminaron, les pregunté si se sentían
orgullosas. Todas contestaron afirmativamente.
Una vez, hecha esta pregunta, les comuniqué que se había terminado el
encuentro. Me miraron sorprendidas dado que ellas esperaban de mí una clase. Entonces,
les resumí lo que ellas habían expresado y les dije que había entre todas
expuesto la mejor clase de liderazgo que había escuchado en mi vida. Se retiraron felices. ¡¡Los jóvenes de la
fundación y yo, tanto o más felices que ellas!!
Por esos años, me tocó dar un seminario en una de las
fábricas más importantes de Córdoba. Era para mandos medios ubicados en las
líneas de producción, si mal no recuerdo, en nueve líneas gestionadas por
equipos y conducidos por un líder. Los
líderes tenían la función de resolver los problemas que se presentaran sobre la
marcha y decidir el ordenamiento de los procesos para el logro de los
rendimientos esperados. Los líderes, jóvenes en su mayoría, asumían una responsabilidad muy importante; además
su rol implicaba muchas veces quedarse horas adicionales para el cumplimiento
de sus objetivos y, entre otras cosas, debían
demandar al sector de mantenimiento los trabajos necesarios para que la línea
estuviera siempre en condiciones. Durante
el encuentro de capacitación, pregunté cual era la diferencia de sueldo entre
los operarios y sus respectivos líderes. Cuando me lo informaron, realmente me sorprendí. Prácticamente no había diferencia. Entonces
me pregunté porque asumían tamaña responsabilidad sin obtener la
correspondiente compensación, acorde a la diferencia de roles y encontré la
respuesta, que creo me abrió los ojos, para entender por qué unos asumían el
rol de líderes y otros no, con total legitimidad. Luego de impartir la
capacitación, que si mal no me acuerdo se refería al valor de trabajo en
equipo, les formulé a los que representaban el rol de responsables de líneas la
siguiente pregunta: ¿por qué ellos asumían el rol de líderes? Las respuestas
fueron variadas y en general trataron de exponer una explicación. Los miré y
les dije, todo muy bien, pero eso no responde a la pregunta, y agregué:
“ustedes son líderes porque les gusta, porque ese rol les hace sentir muy bien
ante ustedes mismos y las personas que les importan” Me miraron asombrados,
¡¡¡pero era eso!!!
El rol de líder implica una decisión íntima, que tiene
que ver con la autoestima y siempre se nutre de responsabilidad y plena conciencia,
con un profundo sentido del porqué hace lo que hace. El liderazgo nutritivo,
humano y exigente, exige pensar en el devenir y el crecimiento de las personas
que les corresponde dirigir, aún desde distintas perspectivas. La figura del líder auténtico emerge cuando
la gente que depende de sus decisiones y orientación encuentra un camino hacia
el crecimiento de su autoestima, de sus esperanzas y de su dignidad. Cuando esto no ocurre, no estamos frente a
auténticos líderes, sino ante caudillos o jefes centrados en sí mismos e
indiferentes a lo que acontece con la gente que conduce, cualesquiera sean las
palabras que pronuncie.
Un tema
interesante se refiere a lo que conforma la personalidad de un líder y otro
tema, en particular para Argentina, se refiere a llegar a saber por qué en este
país muy pocas veces se habla del significado humano y político del liderazgo
de Nelson Mandela. Bueno, tengo alguna hipótesis al respecto, pero será para
otro escrito.
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Dr. En
Ciencia Política. (CEA-UNC). Editor del Blog Miradas políticas y otros
enfoques.
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