ARGENTINA: BASES POLÍTICAS EN LA CONFORMACIÓN DEL ESTADO MODERNO. 8VA PARTE A
ARGENTINA:
BASES POLÍTICAS EN LA CONFORMACIÓN DEL ESTADO MODERNO.
8VA PARTE A
Por Eduardo Dalmasso*
El impacto del Peronismo
Es
muy difícil lograr la objetividad necesaria para analizar qué significó el
Peronismo en la vida de los argentinos. No importa si hoy la mediocridad, la decadencia
y corrupción degradan su legado, algo que suele ser normal en los movimientos
políticos nacidos al calor de liderazgos carismáticos o de circunstancias
excepcionales.
Hemos
precisado que su concepción inicial, respecto a las necesidades de la sociedad
argentina, ya estaba en la mayoría de los oficiales que componían el GOU (Alfil
diario. 03-11); lo que ninguno previó es que uno de sus camaradas se
transformaría en el artífice de una revolución que podríamos denominar de
derecha. El 17 de octubre fue el punto de quiebre.
Se
entiende que una revolución de derecha era y es muy difícil de asimilar por aquellos
que fueron formados dentro de concepciones socialistas, marxistas o
liberales. Desde el punto de vista cultural, para estos sectores el proceso del
fenómeno del peronismo no le podría resultar asimilable. Sin embargo, los
líderes del reformismo que preconizó el movimiento universitario que sacudió al
conservadurismo de América latina, expresaban el mismo objetivo de justicia
social. Imposible pedirle a un
movimiento universitario, erigido
contra los dogmáticos intereses de la Iglesia dentro de una concepción liberal
en la educación, que pudieran entender una alianza entre la Iglesia, el cuerpo
militar y sindicatos identificados con el estado y conducidos por un líder
carismático.
Desde
mi punto de vista y atento a lo que entiendo por una cultura militar de hondo
calado anticomunista, se trataba de superar la falta de identificación con un
proyecto nacional e integrador de esa masa aluvional que conformaba la realidad
argentina, y que junto con los emigrados del interior (cabecitas negras),
constituían un pueblo sin rumbo y sin el mínimo respeto de quienes
usufructuaron el poder durante 12 años de Gobierno. Sin esa política integradora el Estado Mayor
de la conducción política, creo, consideraba que el futuro del país quedaría en
manos del comunismo a través de los “frentes populares”. Me estoy refiriendo a los millones de
inmigrantes o hijos de ellos, que junto a los criollos constituían la fuerza de
trabajo junto con miles de arrendatarios que explotaban los campos de los
latifundistas.
El partido radical
Parece
evidente que los sectores progresistas del radicalismo no pudieran sentirse
cómodos dentro del sistema de alianzas en el que se insertó el partido, ni
tampoco con los objetivos de una política oficialista que en su accionar y
conformación ideológica lograba las conquistas que ellos preconizaban, aunque
requiriendo un funcionamiento a pleno de las instituciones democráticas. Recordemos
que las instituciones democráticas nunca
funcionaron a pleno, ni siguiera durante la vigencia de los gobiernos radicales,
dado el personalismo de su líder Hipólito Irigoyen. Éste, en sus discursos y
procederes políticos, se arrogaba la representación del pueblo desconociendo a
sus adversarios. Hecho que no deja de ser un precedente y una orientación que
posibilitó que fracciones del
radicalismo se incorporaran al movimiento justicialista.
¡Un líder iconoclasta!
Dentro de esta serie de particularidades, el líder de esta rara revolución une su destino con una actriz que en su práctica política se reveló como una abanderada de los humildes por su lealtad inclaudicable con el pueblo. Una mujer que, hasta según el mismo Arturo Jauretche, no entendía de política (Jorge Bolívar- Estrategia y Juegos de dominación- Catálogos), pero que por su juventud, apasionamiento y entrega, sin duda contribuyó a consolidar el liderazgo de Perón y también a endiosarlo. Esta aseveración se torna plausible si consideramos el significado del apoyo de la CGT a su candidatura a la vicepresidencia, que fuera vetada por el ejército.
Todas
estas vicisitudes se pueden comprender si uno logra captar la proyección del “Discurso
del Siglo” de Joaquín V. González, profundo intelectual liberal, quien fuera Ministro
de Julio Argentino Roca. En este escrito
el intelectual conservador deja muy en claro las debilidades de la vida
institucional y las proyecta hacia el futuro de Argentina. (Librería “La
Facultad”, de Juan Roldán Bs As).
¿Revolución?
¿Por qué
revolución? Porque cambió la estructura
social de la realidad argentina y logró la identificación de la clase
trabajadora con un gobierno y un líder, que no solo les dio protagonismo, sino
que cambió su nivel de vida. Este aspecto queda en evidencia al analizar la
distribución del ingreso aún 10 años después.
Un movimiento de características ¿fascista?: No, si nos atenemos a que
ni el Nacional Socialismo ni el fascismo de Mussolini erigieron a la clase
trabajadora como columna vertebral de un movimiento político, nacido al calor
de una estrategia militar y la adhesión plena de la Iglesia en defensa de sus
creencias religiosas. Una Iglesia combatida por los sectores liberales opuestos
a sus dogmas, prebendas y canonjías.
Como ya lo expresé (Alfil Diario. 03-11), las vicisitudes propias del
orden internacional, a partir de la influencia de la revolución bolchevique en
los acontecimientos mundiales, contribuyó a devolverle protagonismo dentro del
seno de un pueblo fundamentalmente cristiano.
Comportamientos políticos
Por
supuesto que la relación líder-pueblo y las instituciones que avalaban la
conducción y los cambios, proyectaban un comportamiento que tenía similitudes
con los grandes movimientos de masas de los partidos europeos. Además, muchos
de sus protagonistas expresaban sus simpatías por el eje, hecho que los
críticos a esa simpatía olvidan; no recuerdan que la neutralidad para Argentina
constituía una política de Estado, sostenida en su momento por Irigoyen, y que
salirse de la neutralidad afectaba los intereses económicos de Argentina. Una Argentina
que tenía una larga tradición de oposición a los intereses de EEUU dentro del
juego político latinoamericano.
Cabe
decir que cuando uno detecta, a modo de ejemplo, que en los planes quinquenales
la participación del pueblo constituía un requerimiento explícito para cumplir
los objetivos, puede darse cuenta de que
el modelo de participación peronista
rompía, en realidad, con los cánones de la democracia liberal. Esa relación era imposible de entender y
asimilar por los sectores liberales y conservadores. Pero esa fue la impronta
de un líder que en el tiempo fue quedando preso de su creciente poder.
Claro,
tanto poder asentado en un trípode de poderosas organizaciones, desarrollaría
nuevas correlaciones de fuerza dentro del juego de la política, lo que ocasionó
que la vida cívica desde la concepción republicana se fuera diluyendo. Esto
traería aparejadas profundas y nuevas divisiones en el seno de la sociedad
argentina.
¿De quién era líder el General Perón?
“El
líder de los Peronistas no era el líder de los argentinos”. Un núcleo
importante de esta sociedad de inmigrantes y de emprendedores, asociada a la
intelectualidad liberal, no podía aceptar el avasallamiento de las
instituciones republicanas, que por propia inercia avanzaba hacia un discurso
único cada vez más autoritario y de un fuerte sesgo personalista. El discurso del Gobierno y su accionar, expresaban
un sentido de totalidad, y no de una parte significativa del todo. Este
avasallamiento acarrearía consecuencias que marcarían el
futuro de la Argentina. “Sin duda, la personalidad del líder, no deja de ser un
factor gravitante en el acontecer social” Las teorías estructuralistas, de
hecho, no pudieron ni pueden dar cuenta de este fenómeno político que aún
persevera.
*Dr.
En Ciencia Política. (UNC-CEA) “Editor del Blog Miradas Políticas y otros
enfoques”. Su último libro 1918. Raíces y valores del movimiento reformista.
(UNC) Profesor de posgrado en seminarios de liderazgo y Análisis Estratégico.
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