HABLANDO DE LÍDERES VII

 HABLANDO DE LÍDERES

Por Eduardo Dalmasso*

Sobre la vida del líder.

Mi interpretación de la visión de Carlos Matus.**

El líder está en una jaula, aislado, prisionero de la corte complaciente que controla los accesos a su importante persona.

En esa jaula la vida del líder se asemeja a una actuación teatral agotadora, interminable. En la mayoría de los casos debe fingir y disimular; debe elegir entre la verdad, la mentira y el silencio de acuerdo al cálculo de costos y beneficios.

El mundo de la política no es generoso ni solidario, es de por sí competitivo, más allá de los límites de la ética.

Su vida le pertenece a medias, siempre acosado por las presiones y las urgencias   puede   terminar encerrado en su entorno. Entorno que lo adula, y que en general lo protege sin tener en cuenta los hechos y consecuencias reales de las diferentes decisiones.

¿Qué suele pasar?

Las señales de alarma del sistema político son inversamente proporcionales a la importancia de los problemas. Los problemas menores son ruidosos y molestan persistentemente, llaman de inmediato la atención del gobernante y de la prensa. En cambio, los grandes problemas ceban en silencio su bomba de tiempo. Lo que va silenciosamente mal, pasa desapercibido a pesar de su trascendencia; mientras que los pequeños problemas se agrandan, amplificados por la señal de alarma, la proclividad al inmediatismo y la superficialidad de los medios de comunicación.

La pregunta clave es la siguiente: ¿Dónde se refugia el líder para dar su respuesta?

¿Cómo se manifiesta un líder?

El líder no es un hombre común. El concepto de liderazgo político, en general, destaca la capacidad de algunos individuos para conmover, inspirar, movilizar y guiar a las masas populares, de manera que entre ella y él se cree una alianza, en parte emocional y en parte racional, que los hace marchar juntos hacia el éxito y la derrota.

  •     Los líderes escogen la lucha contra la adaptación.
  •     El líder forja ideas.
  •     El líder exitoso cambia el curso de las cosas hacia la dirección y el límite en el que todo parece sumarse a su voluntad.
  •   El líder es líder porque tiene menos ceguera situacional que el hombre común.
  •     El líder siempre cree que sabe adónde debe ir y adónde va.

Sin duda, el líder hace historia. Sin embargo, la historia le ofrece o le niega la oportunidad al líder, condiciona su lucha y conforma su pensamiento.

¿Un dilema clave a resolver, y no sólo por el líder?

Todo líder lucha, consciente o inconscientemente, entre dos posiciones que pueden ser excluyentes; ser consecuente con su pasado o ser consecuente con la búsqueda de una verdad superior a la vigente en la circunstancia en las que vive.

Ser leal con la palabra anterior no conduce siempre a progresar y desarrollar su capacidad en aras de las necesidades que la sociedad reclama o necesita con vistas al presente y al futuro. Es más, lo puede conducir al estancamiento o a tornarse en un conservador. (Quizás Fidel Castro sea un exponente en este aspecto, y podríamos pensar en otros).

Pero para los observadores o sujetos a sus decisiones, el problema está en el cómo diferenciar la innovación del oportunismo cínico. ¿Qué es el marxista de hoy, leal a su convicción de ayer? ¿Qué es el marxista de ayer que hoy abraza el neoliberalismo? De esto último sobran ejemplos.

¿Cómo se forman sus caracteres y cómo se seleccionan?

Son luchadores que sienten desde jóvenes la ambición de ser conductores y eligen ser políticos, pero su vida política se desarrolla en circunstancias y oportunidades que ellos no pueden elegir.

Como son la lucha política y sus circunstancias las que forman principalmente el carácter del conductor, éste con sus atributos y deficiencias no encaja necesariamente en la medida de los problemas de Gobierno que debe enfrentar.

El problema surge en que la selección de los líderes se produce en el juego de la lucha por el poder, pacífica o violenta, mientras que su evaluación definitiva se realiza en el juego del ejercicio del poder. Esto porque una cosa es ganar elecciones, y otra muy distinta es tener la capacidad de Gobernar. Muchas veces esa diferencia tiene un alto costo para la sociedad.

*Dr. en Ciencia Política. Profesor de posgrado universitario en desarrollo de líderes y análisis estratégico. Editor del Blog: Miradas Políticas y Otros enfoques. Su último libro “1918. Raíces y valores del movimiento reformista”

** En ocasión del XX Congreso de Estrategia Latinoamericana celebrado en Bs. As., expuse los fundamentos del pensamiento de Carlos Matus, ante las crecientes situaciones de incertidumbre y complejidad política y económica. Carlos Matus fue ministro de Economía del gobierno del Dr. Salvador Allende- Chile. En 1975 llega a Venezuela y se incorporó al Centro de Estudios del Desarrollo, de la Universidad Central de Venezuela. Fue director del Proyecto "Modernización del Sistema Fiscal", del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

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