EMPERADOR ADRIANO: LÍDER Y ESTADISTA (5)

Gestos y ejercicio de su liderazgo


Una característica destacable es que Adriano, desde muy joven eligió una vida de austeridad y simplicidad. En lo primero que aplicó este criterio fue en su ropa, dejando de lado los perfumes y los brazaletes de oro. Descubre que eso le permitía llegar con sencillas palabras al verdulero y la vendedora de la esquina. En su etapa imperial esta característica se vio acentuada: cuando asumió como emperador abolió los tributos que se entregaban en esa ocasión por considerarlos indebido y rechazo todos los títulos que el senado le había otorgado durante el primer mes y en contra de su voluntad, y rechazo provisoriamente, el admirable título de padre de la patria.

No pedía algo que él no pudiera realizar, de esta forma lideraba con el ejemplo. Imponía austeridad y disciplina a sus tropas, siendo él el primero en practicarla. Cada vez que se dirigía a una campaña bélica, desde que era apenas un soldado, se sometía a la vida que estos hacían y no se procuraba mayores lujos. Esta costumbre siguió practicándola cuando años después fue emperador en sus múltiples viajes. Siempre era él primero entre sus hombres en ir al frente, y se decía que tenía un gran coraje, puesto que ejecutaba maniobras complicadas y demostraba gran habilidad ecuestre y con las armas. Por su concepción y autoridad impuso a las tropas como parte de la disciplina, no robar ni desbastar poblaciones que habían conquistado. Lograr una mejor relación con los pobladores de las regiones fronterizas, para el Emperador era un logro crucial para mantener la paz en el Imperio. Para consolidar esa aspiración: “Esperaba restablecer, en escala imperial, el equivalente de las milicias de la joven República, en la que cada hombre defendía su campo y su granja.” (pag. 102)

Concretar su visión expuesta anteriormente, sin duda, implicaba la asunción de precisos objetivos,


Estadista

Como ya lo he expresado Adriano fue una persona que hacía uso de la capacidad de flexibilizar sus modelos mentales, condición fundamental en un líder, esto ligado a su cultura, creo le permitió tener concepciones revolucionarias para su época: No estaba de acuerdo con el matrimonio reglado ya que consideraba que el matrimonio es una de las cosas más importantes de la vida. Promulgó una legislación avanzada: “he acordado a la mujer una creciente libertad para administrar su fortuna, testar y heredar.” (pág 99) Trabajó y logró equilibrar las diferencias económicas: “Parte de nuestros males proviene que hay demasiados hombres vergonzosamente ricos o desesperadamente pobres.(pag 100) Impulsó reglas de respeto para los esclavos. De ello que promulgó leyes que regulaban los tratos. Por ejemplo, sin el consentimiento no se podía vender los esclavos al circo romano o para ser parte de los lupanares.


Sus reflexiones sobre las leyes

“Tengo que confesar que creo poco en las leyes. Si son demasiado duras, se las transgrede con razón. Si son demasiado complicadas, el ingenio humano encuentra fácilmente el modo de deslizarse entre las mallas de esa red tan frágil (…) La mayoría de nuestras leyes penales sólo alcanzan por suerte quizá a una mínimo a parte de los culpables; nuestras leyes civiles no serán nunca los suficientemente flexibles para adaptarse a la inmensa y fluida variedad de los hechos. (…) desde hace varias generaciones nuestros juristas trabajan en pro del sentido común (Toda ley demasiada transgredida es mala, corresponde al legislador abrogarla o cambiarla a fin de que el desprecio en que ha caído esa ordenanza insensata no se extienda a leyes más justas. (Me proponía la prudente eliminación de las leyes superfluas y la firme promulgación de un pequeño cuerpo de decisiones prudentes”. (pag.96- 97)

Adriano comprende que su proyecto de consolidación del imperio requiere de un cuerpo de leyes comprensibles, abarcables y lo más flexibles posibles atento nuevas situaciones y contextos, para que estas no pierdan el sentido de justicia.

Su concepción del Estado imperial lo resume en el ideal espartano nunca alcanzado y que le es transcripto por Arriano de Nicomedia: “ la Fuerza, la Justicia, las Musas. La Fuerza constituía la base, era el rigor sin el cual no hay belleza, la firmeza sin la cual no hay justicia. La Justicia era el equilibrio de las partes, el conjunto de las proporciones armoniosas que ningún exceso debe comprometer. Fuerza y Justicia eran tan solo un instrumento bien acordado en manos de las Musas. Toda miseria, toda brutalidad, debía suprimirse como otros tantos insultos al hermoso cuerpo de la humanidad. Toda iniquidad era una nota falsa que debía evitarse en la armonía de las esferas” (pag 113/114)


En realidad esta concepción se entronca con su concepción filosófica: “ cada hombre está eternamente obligado en el curso de su breve vida a elegir entre la esperanza infatigable y la prudente falta de esperanza, entre las delicias del caos y las de la estabilidad, entre el Titán y el Olímpico. (pag 115)

Adriano nos presenta en estas caracterizaciones, la íntima relación entre el Estado como aspiración y la lucha de los hombres para labrar sus destinos. Lo interesante el papel que hace jugar a las Musas dentro de cualquier hilo conductor.


*Eduardo Dalmasso. Dr en Ciencia política (CEA-UNC) Editor del Blog. Miradas Políticas y otros enfoques.


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