6.- El desafío de vivir en plenitud

 6.- El desafío de vivir en plenitud   

Septiembre 2020

Prof. Eduardo Dalmasso

Permitidme expresar algunas ideas sobre lo que pienso como importante de nuestra existencia:

Nuestra tarea como seres humanos, no es otra que encontrar nuestro camino; todos tenemos una serie de factores que hacen a cierto perfil genético y a nuestra cultura original, pero por delante de esos condicionantes, se nos abre un amplio campo de libertad, si adquirimos conciencia de nuestro valor y hacemos uso del potencial de realización que todos tenemos.

La libertad emergente no es otra cosa que aprender a vivir, delineando y trazando un sentido propio de plenitud a nuestra vida, empleando la fuerza suficiente para superar los obstáculos que se nos presenten, dentro de los cuales los peores son nuestros propios demonios. Claro, no somos robots, y eso significa que nuestro espíritu muchas veces se verá alterado; sin embargo, la diferencia  con los que no se animan a tomar el timón de sus vidas, es que cuando uno traza su destino, los sinsabores se trascienden por la alegría que  depara reemprender la marcha hacia los objetivos, esto  sin alterar la calma y con la seguridad de disfrutar del propio camino. De todo este proceso, surgen las energías que delatan el placer de sentirse vivo.

Pero cuidado: no confundamos nuestro sentido existencial con nuestros mandatos o con la búsqueda de aplausos, porque entonces no conoceremos el reino de los cielos. Lo increíble  es que la búsqueda de aplausos, termina esclavizando a quien se somete al juicio de terceros. El reino de los cielos, en mi concepto, se define en la alegría que nos surge de saber a dónde vamos y porqué, sin atender más que a los llamados de nuestro interior, en ese punto, si hay aplausos, bienvenidos sean, porque no hemos claudicado.

Desde ese lugar y aprendiendo amorosamente a relacionarnos con el mundo, es que podremos vivir imaginando y creando hasta el final. Dentro de ese trayecto, que por cierto no carecerá de espinas, es posible que muramos jóvenes.