9.- ¡Pienso que es un buen momento!

 9.- ¡Pienso que es un buen momento!  

Septiembre 2020

Prof. Eduardo Dalmasso

Estamos angustiados, sin duda, y los más solidarios con sus congéneres cuidándose y cuidando a los demás. Familiares, amigos, vecinos o simplemente ciudadanos que conviven bajo la misma incertidumbre. Incertidumbre que, soy consciente,  no solo que no disminuye, sino que se acrecienta en distintos planos de la sociedad Argentina y del mundo. No obstante esa realidad: qué buen momento para reflexionar, meditar y observarse; porque este proceso en el que estamos inmersos,  quizás nos permita darnos cuenta en qué medida nuestras energías han estado o están bien dirigidas (o no). Es decir, entre otras cosas, ser conscientes de lo que realmente disfrutamos, de aquello a lo que nos animamos y a lo que no, de lo que pasa con nuestros miedos ahora subsumidos en un global y realmente amenazador. En suma, reconocer a  través de una  indagación exhaustiva, en qué cosas realmente deberíamos enfocarnos,  a sabiendas de la incapacidad de controlar lo que nos puede acaecer.

Qué lindo es despertar cada mañana eligiendo la alegría en vez de la tristeza, porque todos estamos sujetos a las frustraciones, y de ello la importancia de la imaginación y la voluntad para salir adelante. Claro, para lograr esa determinación, es necesaria la actitud de jugarnos por la vida, y no solo por el transcurrir. Entonces, es importante intuir al menos, que la vida es parte de un estado de naturaleza que puede subyugarnos.

¡Qué buen momento para darnos cuenta de lo hermoso que es sentir amor! Claro, siempre hay riesgos, ¿pero qué sería de la vida sin ellos? Y llegado a ese nivel de comprensión, creo  nos podemos abrir al hecho de que no somos dueños de la verdad, y que el otro o los otros son seres humanos con similares debilidades a las de uno.

En síntesis, transitamos una etapa que nos exige  cuidarnos y cuidar, aquietar la mente y encontrar un sentido profundo por el cual vivir, tal como nos enseñó Viktor Frankl con su experiencia en los campos de concentración.  La  experiencia de Frankl, nos habla de la libertad humana en cualquier situación y de su posibilidad de ejercer sin desmayo cuando creemos que podemos darle un sentido trascendente a nuestras vidas.

No crean que va a ser fácil, pero sin embargo, considero que estos cambios a los que nos obliga la pandemia, nos dan la oportunidad de repensarnos con generosidad. Ya sabemos que no controlamos muchas cosas, ni las de orden biológico ni las macroeconómicas, pero también sabemos que la libertad  de espíritu depende solo de nosotros y de nadie más.

Buen momento, en fin, para superar prejuicios, respirar profundamente y abrazar la vida.

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