Escritos de Autores seleccionados - "TEMAS QUE NO SE DEBERÍAN IGNORAR!! - UNA NUEVA DIMENSIÓN DEL APRENDIZAJE" - COLUMNISTA ENSAYO: Pablo Aristizábal
En estas
líneas me propongo encontrar algunos hilos conductores que nos permitan
re-pensar la cuestión del aprendizaje (que es correlativamente también la
cuestión de la pasión por aprender, la cuestión de la enseñanza y la cuestión
de la creación) en el contexto insoslayable de la emergente Sociedad del
Conocimiento, que hoy todo lo envuelve: desde las telecomunicaciones y el
entretenimiento hasta los procesos políticos, los procesos de aprendizaje y los
nuevos modelos de negocios en red.
Los desafíos que esta revolución digital trae consigo son prodigiosos, pero
tenemos que asumirlos con responsabilidad, emoción y pasión. Y es que nadie
discute ya, ni en la academia ni en la empresa, que necesitamos aprender a
aprender de nuevo, porque las formas analógicas del aprendizaje se muestran
inefectivas para el despliegue del talento de nuestros alumnos.
Aclaro desde ya que no espero, en estos breves párrafos, acercarme siquiera a
una solución del problema planteado.
Mi objetivo estará cumplido, y con creces,
si las ideas fuerza que me limitaré a mencionar escuetamente a continuación
generan en el lector algunas preguntas y lo invitan a pensar a partir de ellas
respuestas nuevas.
¿“E-” de “Facilitando”? La primera de estas ideas es casi un tecnicismo, y
pretende interrogar el sentido de la letra “e-” que caracteriza la nueva era a
la que estamos asomándonos. Lo habitual, aunque no necesariamente lo más
preciso, es entender que esa “e-” que se erige en prefijo de palabras que
encontramos por todas partes, como “e-learning”, “e-marketing”, “e-government”,
“e-business”, es la “e-” de electrónico.
Pero si desplazamos, sin cambiar la escala, el ángulo de la mirada, y vamos del
medio (efectivamente electrónico) a los fines que a través de él se persiguen,
nos encontramos con que, en un sentido más profundo que el que habitualmente se
le atribuye, la “e-” es la “e-” de “enable”, vocablo de la lengua inglesa que
significa “facilitar”. Las palabras “e”, entonces, no denotan un aprendizaje o
una comercialización o un gobierno o un negocio electrónicos, sino el proceso
de “facilitar” el aprendizaje, la gobernabilidad o un negocio. Es pasar del rol
del profesor como fuente del saber a un facilitador del desarrollo del ser y el
potencial de ser de cada chico.
El medio es el mensaje. Si se admite que la digitalidad no constituyen un fin
en sí mismo, sino meros medios para alcanzar otros fines (como por ejemplo la
facilitación), se entenderá que estos medios tomen –en la lógica virtual– parte
del lugar que en un contexto todavía analógico les correspondía a otros medios
más antiguos.
Marshall McLuhan nos iluminó el camino con su célebre frase: “El medio es el
mensaje”. Aunque su verdadero objetivo sea facilitar procesos que en principio
existían ya antes de la emergencia de la Sociedad del Conocimiento (como el
aprendizaje, la comercialización, el gobierno o los negocios), el nuevo medio,
al que llamaremos “lo digital”, ayuda a sensibilizar y concientizar a quienes se
conectan con él para la construcción de una nueva cultura digital.
Aunque es claro que el desarrollo de esa sensibilidad y esa conciencia es
imposible sin una cierta pasión por aprender a conectarse en medios
esencialmente nuevos, a pensar en red, a colaborar, a participar y, en última
instancia, a crear, que son las acciones esenciales que promueve la Sociedad
del Conocimiento, como toda acción, no pueden ponerse en marcha sin un cierto
grado de emoción.
La ubicuidad. La tercera de las ideas que a mi entender pueden animar una
discusión en torno al aprendizaje que exige la Revolución Digital tiene que ver
una vez más con una aclaración que en principio podría parecer técnica: El
“e-learning” no es aprendizaje a distancia. No puede serlo jamás, porque la
distancia –en sí misma– es una categoría analógica.
La facilitación del aprendizaje en línea, o en red, supone –precisamente– la
desaparición de las distancias, tanto en el tiempo como en el espacio. Pensando
analógicamente, lo que está en un lugar del espacio no está en otro, y hace
falta tiempo para trasladarlo. Pero bajo una lógica virtual o digital, todo
puede estar en todas partes al mismo tiempo.
La ubicuidad aparece así como uno de los principios rectores del nuevo medio.
Principio que una vez más pondrá a prueba nuestra pasión por aprender, ya que
exigirá de nosotros –para participar de varias conversaciones a la vez y para
estar simultáneamente conectados con distintos puntos de la red– una
plasticidad en la que nunca nos entrenaron los horarios fijos y los lugares
preestablecidos (la casa, la escuela, el trabajo) a los que estamos
acostumbrados.
Pero no hay que alarmarse, porque esta ubicuidad no significa que cada uno de
nosotros tenga que desdoblarse para estar en todas partes a la vez. Eso sería
más propio de una profecía bíblica que de los tiempos que corren. Lo que ocurre
cada vez más a través de internet es, en realidad, lo contrario: todas las
partes (las instituciones, las empresas, las personas, los lugares) convergen
en cada uno de nosotros en cada caso.
Más allá de la “realidad aumentada”. Me gustaría sugerir una cuarta idea para
fomentar la conversación, que en algún sentido constituye la vanguardia de todo
este movimiento de profunda transformación social que he intentado caracterizar
brevemente, al menos en lo que hace a su impacto sobre le aprendizaje: Antes de
hablar de convergencia o ubicuidad, señalé que la conexión, la facilitación, la
conversación, la participación, la colaboración y la creación eran también
principios rectores del nuevo medio digital.
Pero hay muchos que, pensando una vez más analógicamente, creen que la realidad
virtual no es más que una realidad aumentada. Que a través de medios
electrónicos se profundiza y se expande, pero sin alterar esencialmente la realidad
a la que estamos acostumbrados. Desde el punto de vista del desafío que esto
supone para el aprendizaje, su perspectiva puede resultar tranquilizadora, pero
sospecho que se equivocan.
La realidad virtual no puede entenderse en términos de mera “realidad
aumentada”. Más nos valdría concebirla como una “realidad vitalizada”. Lo que
las conexiones en red traen consigo, potencialmente al menos, tiene que ver con
el paso desde la mera constatación de un estado de cosas (como la que nos
ofrecían los antiguos medios: los diarios, la televisión, pero también la
escuela) hacia nuestra propia performance en un proceso abierto (como la que
nos ofrecen las redes sociales, los foros, pero también las redes de
aprendizaje social).
Entre una realidad apenas “aumentada” y una realidad “vitalizada”, se trata
nada menos que del intervalo entre el ser y el devenir. Un ser estático, con el
que no podemos interferir, y que se nos presenta ya cerrado, y un devenir
multi-direccional sobre cuyo curso podemos intervenir. Desde nuestro punto de
vista, como sujetos del aprendizaje, se trata además de la diferencia entre
medios que nos hablan, y un medio que conversa con nosotros, medios –como dije
en el párrafo anterior– que sólo dan lugar a nuestra constatación, frente a un
medio que se nutre de nuestra performance.
De lo constatativo a lo performativo. En Aula365, estamos trabajando una nueva
respuesta a lo anteriormente enunciado, ponerlo en práctica a través de Kids
News, que es justamente el primer periódico que conversa (empleando medios
digitales para vitalizar la realidad instando a la participación de los
lectores). Y una idea que –en mi rol académico– intento, como aquí y ahora,
someter a consideración. No tengo entonces una conclusión definitiva, ni mucho
menos, pero sí me gustaría –a modo de cierre– justificar mi insistencia,
durante la exposición de la idea, en dos términos que en principio podrían
resultar extraños: “constatación” y “performance”.
Ocurre, simplemente, que en los tiempos en los que Marshall McLuhan insistía
con aquello de que “el medio es el mensaje”, hubo otro pensador, tal vez no tan
celebrado pero igualmente influyente, de nombre J.L. Austin, que formuló una
“teoría de los actos de habla”. Y según esa teoría, los enunciados se dividen
en enunciados “constatativos”, que son los que simplemente describen hechos, y
enunciados “performativos”, que son los que hacen que un hecho suceda.
En un ejemplo típico, si yo ahora enunciara que este escrito está llegando a su
fin, no haría más describir un estado de cosas que un lector no podría más que
constatar. Pero si yo, en cambio, enunciara mi compromiso de seguir dando esta
discusión sobre el aprendizaje, no sólo por este medio sino también a través de
medios que conversen, esa promesa implicaría una cierta performance.
Y yo creo
que eso es lo más importante que nos resta por aprender para ingresar de lleno
en una Sociedad del Conocimiento: ¿cómo dejar de “constatar”, para empezar a
“performar”?
*Creador de la publicación Kids News, con imágenes en 3D y realidad aumentada,
que aparece mensualmente con PERFIL.
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