Teoría de la dependencia
La Teoría de la Dependencia trata por sus fundamentos e hipótesis, de demostrar la imposibilidad de lograr un desarrollo autónomo de nuestros países, a quienes caracteriza como dependientes. Este enunciado, parte incluso del hecho que los discursos dominantes son generados en su mayoría por los medios que pertenecen a un mismo grupo de poder. Para estos teóricos, esto mismo es una demostración del sojuzgamiento que estos ejercen sobre la opinión pública y que de esta situación es prácticamente imposible liberarse.
A este respecto, creo que la concepción de esta teoría es de carácter determinista y genérica al no distinguir situaciones e historias particulares, y de ello su debilidad, sin embargo: es necesario considerarla porque dentro de sus limitaciones, existen aportes u observaciones importantes para discutir e implementar políticas que sirvan a la sociedad en el proceso de lograr el camino de la independencia. Por esta razón, he actualizado la versión escrita meses atrás en su primera parte.
La Teoría de la Dependencia
De que se trata
La Teoría de la Dependencia desarrolla un análisis de carácter estructural con distintas facetas o énfasis según diferentes autores. No obstante el centro de la atención recae sobre el proceso de dominación que sucede en los países dependientes respecto a las metrópolis de mayor desarrollo capitalista, que a partir de la post guerra se refiere fundamentalmente a los EE.UU, como centro imperial.
Es importante precisar el vínculo con el país del norte porque el sistema de dominación toma características diferentes a lo que fue por ejemplo, la etapa de hegemonía británica, que supone requerimientos de modernización y cierto desarrollo del mercado interno.
Esta teoría postula la imposibilidad de desarrollo para los países que se caracterizan por su dependencia no sólo de carácter estructural, en razón de la conformación y debilidades del proceso de acumulación de capitales, sino también por la correspondencia que producen sus expresiones ideológicas en la mayoría del conjunto social, expresiones que se expresan y se alimentan por los medios; estos reflejan por acción u omisión que el modelo a imitar es el del centro imperial. Ésta referencia incluye a los gobiernos populistas cuando estos se rinden ante la exégesis del consumo.
La teoría enfatiza la dominación ideológica a partir de que sectores hegemónicos y subsectores de la pequeña burguesía, beneficiados con parte de los excedentes que no se remiten a las metrópolis, adoptan un discurso modernizante, y a la vez esencialmente conservador, al no cuestionar los límites que dicho proceso infiere. Cabe aclarar que estos procesos de carácter desigual se disimulan dentro del circuito de intercambio y el ocultamiento de los vetos a determinadas política de carácter económico-social.
En suma para la teoría de la dependencia, incluso los discursos propios de las fases democráticas, no nos permiten ver los límites de los modelos que se adoptan. Para estos teóricos, carecen de sustentabilidad por impedir por su propia conformación en la oferta de bienes, la acumulación de capital necesaria y una distribución de ingresos inclusiva. Esta crítica se enfoca tanto a los modelos desarrollistas como a los populistas, porque plantea una visión de carácter estructural.
Fernando Cardoso, enunciaba con mucha claridad su visión respecto a los límites de la teoría del desarrollo:
Hoy ese grado de libertad se facilita por la propia crisis del sistema capitalista del país central: dificultades de crecimiento, distribución del ingreso regresiva, manifestaciones políticas inesperadas, que marcarían un fin de ciclo. Años de predominancia de los intereses de sus compañías transnacionales y del poder del sector financiero más el significado regresivo del sostenimiento del gasto imperial de sus fuerzas armadas han derivado en la necesidad de apreciar con una mirada centrada hacia el interior del estado el cómo reencauzar su modelo de desarrollo, lo hagan o no, y por cierto en el desconcierto de sus clases hegemónicas, Vale decir, una estructura que necesita modificaciones de fondo dentro de un proceso en espiral de cambios tecnológicos abismales, que si bien preserva su rol de potencia mundial, también contribuye al deterioro de importantes sectores de su economía. Apreciamos que le aparece la necesidad de cambiar el modelo de dominación dentro de un marco mundial en donde emerge el coloso Chino y otros emergentes que no están dispuestos a someterse a las reglase juego propios de la post guerra. Esta realidad es la que nos abre un campo de posibilidades para debatir y encauzar un proyecto de desarrollo autónomo. Por supuesto lo primero en ese camino es coincidir en lo que significa.
Las limitaciones del modelo desarrollista
Desde el ángulo de nuestros intereses es conveniente que tomemos conciencia que el énfasis en el mero proceso económico, (modelo desarrollista) no abarca todos los campos que exige un proceso de cambio. Un proceso real y efectivo es de carácter multidimensional y por lo tanto abarcativo del conjunto social. De ello que los discursos centrados en lo económico no pueden menos que desplegar un velo político que supone que definida una política de inversión todo lo demás sería consecuencia del derrame de sus beneficios. En suma como ideología no puede responder a las aspiraciones de todos los grupos sociales porque las transformaciones económicas, valen cuando son comprendidas desde lo político y los efectos sobre la sociedad no son disimulados a través de cifras centradas en lo macro. En este punto conviene rescatemos a Theotônio dos Santos [2] , cuando nos precisa que la metodología formal del análisis económico, sustentado en las escuelas monetaristas y las de carácter marginalista, tienden a desconocer lo que realmente sucede en los aspectos sustanciales de los procesos económicos, supuestamente enfundados en un rigor, aparentemente complejo, pero que carece de la riqueza de un pensamiento crítico sólido y riguroso.
Coincidimos con Dos Santos, que en general, su visión se centra en las variables macroeconómicas y sus consecuencias en el PBI. Pero desconoce el hecho de que este indicador puede ocultar (como normalmente lo hace) las debilidades estructurales de las economías en desarrollo, y no sólo de ellas como lo reveló la brutal última crisis financiera. Ésto sin desconocer la importancia de entender los límites del sistema económico ante el abuso de las políticas de demanda. El fracaso de la teoría del derrame en la década de los noventa, con su ulterior y profunda crisis, es un ejemplo válido de lo que se critica.
Acerca del proceso de conformación capitalista
Los teóricos de la dependencia han establecido aportes teóricos interesantes sobre el significado del sistema mercantilista imperante en la etapa colonial de los pueblos latinoamericanos. Fundamentalmente respecto a su caracterización como modo capitalista y al establecer su correlativa imposibilidad (en función de la forma capitalista adoptada y su correspondencia cultural en prácticas de especulación), de generar un modo de producción de formas y contenidos productivos, acordes a los requerimientos del sistema de producción y la competitividad mundial.
Las economías y sociedades políticas, regularmente constituidas en América Latina, se introducen dentro del desarrollo capitalista mundial a fines del s. X1X. Sobre todo cuando éste ya ha avanzado y solidificado su estructura en abierta correlación con su expansión global y con características propias respecto al proceso de acumulación de capital.
Entre otros factores, el proceso de incorporación de demandas efectivas al bienestar, por parte de las masas populares en las metrópolis, se torna importante cuando el desarrollo capitalista tiene un grado de avance significativo y en los comienzos de la transformación de formas competitivas a formas de carácter monopólica. También una base importante de conocimiento de nuevas tecnologías.
Esto no es el transcurso propio de los países latinoamericanos, quienes se insertan dentro de un mercado mundial a partir de formas de producción menos modernas. Lo hacen con prácticas culturales propias del predominio de la propiedad de la tierra, de industrias extractivas o de producciones primarias intensivas en mano de obra. Además, al insertarse dentro del mercado mundial, las industrias de carácter artesanal en su mayoría sufren inmediatamente la competencia de la metrópolis por las propias obligaciones y beneficios del intercambio de los sectores hegemónicos. Por otra parte, parece importante resaltar que las formas culturales, en muchos países, están fuertemente influenciadas por prolongadas guerras civiles, que influyen fuertemente en el sentido de lo que se considera civilización, esta cómo símil de un Estado democrático en que rige un profundo respeto por las instituciones.
Sobre las alianzas implícitas
Theotônio dos Santos, luego de hacer referencias explícitas al origen del proceso de sustitución de importaciones (orientación hacia bienes de consumo y su debilidad al depender de divisas que producen los sectores tradicionales), resalta la confrontación que sucede a los intentos de utilizar, a través del Estado, excedentes de estos sectores en beneficio del proceso de industrialización. Colige a continuación que de dicha enfrentamiento sucede una alianza política muy propia de los países latinoamericanos, entre sectores de la industria y los propietarios de los sectores tradicionales. Esto implica, en su análisis, o la renuncia a la acumulación de capital o el abandono de la expansión del mercado interno [3] . Dicho de otra manera, no hay una correcta utilización del proceso de ahorro inversión para cimentar un proceso de desarrollo autónomo porque la consecuencia de esta alianza produce un híbrido.
El autor no desarrolla en profundidad, aunque si las enuncia, que los esfuerzos de modernización, ligados en gran parte a la inversión extranjera, determinaron formas oligopólicas y de control de los mercados, con el consiguiente costo en la eficiencia del sistema y las posibilidades de expansión del mercado interno. Por otra parte, muchos de los procesos de producción adoptados han significado (como en el proceso de modernización de Argentina en la década de los sesenta) un modelo basado casi exclusivamente en el consumo de energías sucias e industrialización dependiente, con su correlato ideológico, el predominio de los intereses del centro de dominación, y el abandono de la infraestructura necesaria a cargo del Estado. El caso paradigmático en Argentina ha sido el abandono de los ferrocarriles, que constituían y constituyen una parte importante de la competitividad agraria y el ejemplo más claro de industrialización dependiente: La industria automotriz. Por cierto si cambian, aspectos de la estructura social y contribuyen a marcos ideológicos con escaso perfil comunitario. En estas condiciones la estructura oligopólica y dependiente de los intereses de los países centrales se convierten en un forcep que atenta contra una correcta distribución de los ingresos a lo que se agrega que los acuerdos con los intereses del campo frenan la expansión del mercado interno.
Sobre las limitaciones del Capital Nacional
Para el brasileño, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (C.E.P.A.L.) teoriza a partir de esa relación. Aunque precisa, o reconoce, que la burguesía emergente, aspirante a sustituir el capital internacional como motor del desarrollo económico, no tenía el conocimiento tecnológico ni el peso financiero para enfrentar las grandes inversiones necesarias para asegurar la competitividad en una fase más avanzada. De ahí que se haya apoyado en el Estado. Además, de esa realidad política, que implica la alianza de éste con la burguesía industrial, concluye en que el capital internacional actuó en el sentido de restringir la industrialización nativa, apoyando los sectores de la oligarquía rural, minera y comercial exportadora [4].
A partir de lo anterior, y con especial énfasis en el significado del golpe de estado de 1964 en Brasil, profundiza los mecanismos de dominación imperantes bajo la hegemonía norteamericana hasta el cese de la confrontación este-oeste. A posterior, enfatiza la transferencia propia del ajuste estructural de América Latina en los noventa y desdibuja el valor de referencia de los países asiáticos en relación al progreso capitalista [5].
Para dos Santos,- y esto lo consideramos uno de sus principales aportes,- los equívocos sobre las posibilidades de la modernización se expresan en que:
En general el proceso de la modernización social y económica hubo de conciliarse con la sobrevivencia de la vieja sociedad.
La industrialización se realiza dentro del proceso de integración nacional realizado por el gran capital.
La caracterización tecnológica del desarrollo industrial determina un alto nivel de inversiones, que sólo las grandes compañías multinacionales están en condiciones de realizar. Lo que establece un sistema de subordinación en las compañías del tercer mundo.
La tecnología moderna se caracteriza por la disminución de la relación hombre - producto. Es decir que, para producir la misma cantidad se exigen cada vez menos hombres y más grandes inversiones en máquinas y materias primas. Esto lleva a la necesidad de la concentración del capital. Esto implica imposibilidad de absorber la mano de obra necesaria.
Al realizarse el desarrollo dentro del cuadro de una economía altamente monopólica, disminuyen los estímulos a la expansión del mercado interno. En consecuencia, los incentivos para una política agresiva de reforma agraria y reforma social, ligadas a la destrucción de la economía colonial exportadora y rural, pierden fuerza política ante las dificultades de su implementación,
Sobre los límites de la Teoría de la dependencia
Esto me lleva a proponer que, si bien el concepto de dependencia le proporciona los límites a las diversas teorías del desarrollo, su visión de la acción política se ve constreñida a un modelo de resultantes de carácter estructural [7].
Sin embargo, al tomar la estructura como resultado “inamovible” de un sistema de dominación, su desarrollo obvia contemplar particularidades propias de los diferentes procesos históricos y articulación de clases. Dicho de otra manera, el significado de Pinochet, Garrastazu Médici o Videla representarían el mismo fenómeno sociopolítico. Su aplicación demanda la globalidad de comprensión de las relaciones poscoloniales norte y sur.
La teoría de la dependencia, a mi criterio, es teoría económica o de relaciones económicas desde una perspectiva filo materialista histórica. No toma en todo su significado las particularidades culturales o nacionales, porque precisamente centra su interés en el modo de producción y no en las cuestiones político–sociales; las enuncia pero como dependientes del modelo planteado.
Sus enunciados, y algunas de sus consecuencias, me parece deben interpretarse dentro del contexto de su enunciación. Esto se visualiza bien, si lo comparamos con el modelo neoclásico que define el pensamiento de la Escuela de Austria en EE.UU. (a través de Milton Friedman y la Escuela de Chicago) . De hecho, los supuestos en ambos modelos le quitan valor crítico y científico. Si tomáramos los discursos de la teoría de la liberación (Medellín y Puebla) nos encontraríamos con el mismo problema [8].
La teoría de la dependencia constriñe y da sentido preciso a la teoría del desarrollo en tanto muestra el núcleo de la problemática de la dependencia: La dialéctica entre dominación y formas de producción.
En este mismo libro continúa: “Desde el punto de vista estratégico casi todas las fuerzas de izquierda, incluso el Partido Comunista brasileño, han aceptado la evidencia de que la economía brasileña es capitalista en lo fundamental bajo el control del capital extranjero”. Hasta aquí nada que objetar en la lógica de su análisis, pero su planteo prosigue de esta forma: “La lucha contra la dominación del capital imperialista no puede contar con el liderazgo y mucho menos con el apoyo de una burguesía nacional inexistente, anulándose la hipótesis de una revolución democrática burguesa en el país y planteándose el carácter anticapitalista o socialista de la revolución” [11].
Siguiendo literalmente sus conclusiones, las posibilidades para lograr países modernos e inclusivos socialmente en nuestros países, la única vía sería la revolución. Sin embargo, existen ejemplos muy gráficos respecto que la revolución puede otorgar niveles de autonomía y mejor distribución del ingreso, pero no necesariamente devenir en un proceso de modernización y crecimiento sustentable: Cuba, países del Este. Egipto de Nasser, La Venezuela de Chavez etc.). Creo que estas conclusiones sólo pueden ser entendidas en función del contexto histórico y movimientos ideológicos contestatarios.
No obstante es importante recordar la política de control que ejerció EE.UU. sobre los procesos de integración en el cono sur, impidiendo durante mucho tiempo la autonomía de los países integrantes a los efectos de la dominación política. Los esfuerzos del primer gobierno de Perón para establecer alianzas con las repúblicas de Chile, Paraguay y Brasil fueron vetados a través de acciones diplomáticas e influencias sobre las capas burguesas, sobre todo de Brasil y Chile [12].
El brasileño refleja en sus escritos a la mayoría de los escritores estructuralistas de formación marxista.
Santos razona a posterior que, si bien los regímenes dictatoriales fueron impuestos a la región para profundizar su dependencia con la expansión de las masas marginales, esta situación desde una perspectiva mundial no es favorable para el desarrollo de las fuerzas productivas. Para este se avizoran en su desenvolvimiento, profundos cambios tecnológicos en la actual fase del desarrollo capitalista y los propios límites ambientales al modelo predominante. Esto implica, a mi entender, una perspectiva distinta sobre el rol de los Estados y de la propia región [13]. Sin duda se refiere a la necesidad del capital en esta fase de transformación de incrementar los mercados para mantener la expansión y la tasa de ganancias.
Condiciones Emergentes y los grados de libertad.
El propio DoSantos dentro de un enfoque aggiornado, se refiere a que son muchos los aspectos en los cuales los países del tercer mundo deben desempeñar un papel extremadamente significativo en la reconstrucción del sistema mundial. Su posición tropical, de receptores de una gran fuente de energía solar, permite que un desarrollo tecnológico adecuado convierta a esos países en recibidores de riqueza, de desarrollo sustentable. En un mundo en que la crisis de la civilización capitalista es también la de un modelo de producción extensivo y de un gran desperdicio de energía. Lo más importante es cuando nos dice:
Mi interpretación de los grados de libertad de Argentina.
El cambio de la producción agrícola de un sistema extensivo a un sistema industrial, de características capitalistas altamente eficiente, constituye un factor esencial para la transformación del modelo industrial, no sólo por la generación de excedentes que promueve sino por el propio cambio de cultura que le implica este modelo. En el caso de Argentina, estimamos que esta realidad posibilita el cambio de un modelo de sustitución de importaciones hacia otro donde la integración con el mundo tenga menos características dependiente. De hecho analizando el programa 2003/2015 considero al igual que Aldo Ferrer que: El fracaso de las experiencias nacionales y populares respondió más a factores políticos que a la situación económica que aún con dificultades en el frente externo, estaba razonablemente controlada y con bajo endeudamiento externo. O sea que su política de exacerbación de la demanda y su consecuente puja entre salarios y ganancias, y la ausencia de un plan de desarrollo sustentable, hizo que se produjeran, importantes déficits energéticos y en el intercambio industrial. (autopartes, productos electrónicos, bienes de capital y productos químicos.
Entiendo ( y no estoy solo en esto) que cualquier programa de crecimiento sustentable no puede soslayar que la acumulación de capital requiere, en primer lugar, la inversión productiva del ahorro interno. En la economía mundial el ahorro de los países financia más del 90 % de la acumulación de capital, y las inversiones extranjeras menos del 10 %. La movilización del ahorro interno es en consecuencia esencial. Estamos en una coyuntura donde las modificaciones tecnológica nos permiten penetrar como ya lo estamos haciendo en determinados segmentos de alta tecnología en la producción de Soft. El propio desarrollo de tecnologías críticas como Energía Atómica y aeroespacial o el desarrollo en sectores como el de máquinas agrícolas entre otras, permiten pensar que dado la fractura del orden mundial una estrategia de desarrollo autónomo es posible bajo la condición de no volver a estar suspeditados al capital financiero. Esto exige una serie reforma fiscal, un uso inteligente del gasto público, un probo sistema judicial y un horizonte claro para los distintos sectores sociales
Por supuesto es imposible concebir este proceso sin atravesar serios conflictos de intereses, que podrán superarse en la medida que la burguesía industrial, la emergente de la nueva estructura de producción agraria, la conducción obrera y los cuadros políticos, comprendan la necesidad de pergeñar amplios acuerdos para poder disponer planes de mediano alcance con el consenso del conjunto. Eso implica haber entendido los errores del pasado para posibilitar una sociedad inclusiva y moderna.
1.- Cardoso, Fernando. Desarrollo y Dependencia: Perspectivas Teóricas. Siglo XXI editores. 1967.
2.- Dos Santos. Sociólogo Brasileño.
3.- TDS. La Teoría de la dependencia. Balance y Perspectivas. Pag. 69 y 70
4.- TDS. La Teoría de la dependencia. Balance y Perspectivas. Pág. 71 y 72.
5.- TDS. La Teoría de la dependencia. Balance y Perspectivas. Pág. 93 y 94.
6.- Crisis de la Teoría del Desarrollo. Pag. 169
7.- Crisis de la Teoría del Desarrollo. Pag. 186
8.- Maruenda, Roberto. Perspectivas para una identidad identitaria. Facultad de Filosofía . UNC.
9.- Dos Santos, Theotônio. Crisis de la Teoría del Desarrollo. Pág. 180.
10.- Dos Santos, Theotônio. Socialismo o Fascismo. 1978. Pág. 50
11.- Ibidem. Pág. 235
12.-Tesis de magister de José Ortega, en Partidos Políticos - CEA-UNC. 2017
13.- Dos Santos, Theotônio. La Teoría de la Dependencia. Balance y Perspectivas. Pág. 95
14.- Dos Santos, Theotônio. La Teoría de la Dependencia. Balance y Perspectivas. Pág. 96.
A este respecto, creo que la concepción de esta teoría es de carácter determinista y genérica al no distinguir situaciones e historias particulares, y de ello su debilidad, sin embargo: es necesario considerarla porque dentro de sus limitaciones, existen aportes u observaciones importantes para discutir e implementar políticas que sirvan a la sociedad en el proceso de lograr el camino de la independencia. Por esta razón, he actualizado la versión escrita meses atrás en su primera parte.
La Teoría de la Dependencia
De que se trata
La Teoría de la Dependencia desarrolla un análisis de carácter estructural con distintas facetas o énfasis según diferentes autores. No obstante el centro de la atención recae sobre el proceso de dominación que sucede en los países dependientes respecto a las metrópolis de mayor desarrollo capitalista, que a partir de la post guerra se refiere fundamentalmente a los EE.UU, como centro imperial.
Es importante precisar el vínculo con el país del norte porque el sistema de dominación toma características diferentes a lo que fue por ejemplo, la etapa de hegemonía británica, que supone requerimientos de modernización y cierto desarrollo del mercado interno.
Esta teoría postula la imposibilidad de desarrollo para los países que se caracterizan por su dependencia no sólo de carácter estructural, en razón de la conformación y debilidades del proceso de acumulación de capitales, sino también por la correspondencia que producen sus expresiones ideológicas en la mayoría del conjunto social, expresiones que se expresan y se alimentan por los medios; estos reflejan por acción u omisión que el modelo a imitar es el del centro imperial. Ésta referencia incluye a los gobiernos populistas cuando estos se rinden ante la exégesis del consumo.
La teoría enfatiza la dominación ideológica a partir de que sectores hegemónicos y subsectores de la pequeña burguesía, beneficiados con parte de los excedentes que no se remiten a las metrópolis, adoptan un discurso modernizante, y a la vez esencialmente conservador, al no cuestionar los límites que dicho proceso infiere. Cabe aclarar que estos procesos de carácter desigual se disimulan dentro del circuito de intercambio y el ocultamiento de los vetos a determinadas política de carácter económico-social.
En suma para la teoría de la dependencia, incluso los discursos propios de las fases democráticas, no nos permiten ver los límites de los modelos que se adoptan. Para estos teóricos, carecen de sustentabilidad por impedir por su propia conformación en la oferta de bienes, la acumulación de capital necesaria y una distribución de ingresos inclusiva. Esta crítica se enfoca tanto a los modelos desarrollistas como a los populistas, porque plantea una visión de carácter estructural.
Fernando Cardoso, enunciaba con mucha claridad su visión respecto a los límites de la teoría del desarrollo:
“La teoría del desarrollo de manera funcionalista planteaba el paso del subdesarrollo al desarrollo como un continuo que solo estaba mediado por aplicaciones técnico instrumentales. La teoría funcionalista de ninguna manera permitió conocer la especificidad estructural del subdesarrollo, ni tampoco los móviles del cambio social” [1]
Sin embargo, debemos considerar que existen diferencias apreciables de un país a otro, respecto al significado que se le otorga a la acción política, a las diferencias de los respectivos procesos históricos nacionales, la conformación de clases según los sectores económicos que predominen. En suma, nos interesa rescatar aspectos relevantes de la teoría de la dependencia por su utilidad para la definición de un proyecto autónomo, y sustentable, pero nuestra visión es que determinadas particularidades, caso las propias de Argentina, y la propia evolución del sistema mundial permiten diferentes grados de libertad para encauzar políticas coherentes en el mediano y largo plazo.Hoy ese grado de libertad se facilita por la propia crisis del sistema capitalista del país central: dificultades de crecimiento, distribución del ingreso regresiva, manifestaciones políticas inesperadas, que marcarían un fin de ciclo. Años de predominancia de los intereses de sus compañías transnacionales y del poder del sector financiero más el significado regresivo del sostenimiento del gasto imperial de sus fuerzas armadas han derivado en la necesidad de apreciar con una mirada centrada hacia el interior del estado el cómo reencauzar su modelo de desarrollo, lo hagan o no, y por cierto en el desconcierto de sus clases hegemónicas, Vale decir, una estructura que necesita modificaciones de fondo dentro de un proceso en espiral de cambios tecnológicos abismales, que si bien preserva su rol de potencia mundial, también contribuye al deterioro de importantes sectores de su economía. Apreciamos que le aparece la necesidad de cambiar el modelo de dominación dentro de un marco mundial en donde emerge el coloso Chino y otros emergentes que no están dispuestos a someterse a las reglase juego propios de la post guerra. Esta realidad es la que nos abre un campo de posibilidades para debatir y encauzar un proyecto de desarrollo autónomo. Por supuesto lo primero en ese camino es coincidir en lo que significa.
Las limitaciones del modelo desarrollista
Desde el ángulo de nuestros intereses es conveniente que tomemos conciencia que el énfasis en el mero proceso económico, (modelo desarrollista) no abarca todos los campos que exige un proceso de cambio. Un proceso real y efectivo es de carácter multidimensional y por lo tanto abarcativo del conjunto social. De ello que los discursos centrados en lo económico no pueden menos que desplegar un velo político que supone que definida una política de inversión todo lo demás sería consecuencia del derrame de sus beneficios. En suma como ideología no puede responder a las aspiraciones de todos los grupos sociales porque las transformaciones económicas, valen cuando son comprendidas desde lo político y los efectos sobre la sociedad no son disimulados a través de cifras centradas en lo macro. En este punto conviene rescatemos a Theotônio dos Santos [2] , cuando nos precisa que la metodología formal del análisis económico, sustentado en las escuelas monetaristas y las de carácter marginalista, tienden a desconocer lo que realmente sucede en los aspectos sustanciales de los procesos económicos, supuestamente enfundados en un rigor, aparentemente complejo, pero que carece de la riqueza de un pensamiento crítico sólido y riguroso.
Coincidimos con Dos Santos, que en general, su visión se centra en las variables macroeconómicas y sus consecuencias en el PBI. Pero desconoce el hecho de que este indicador puede ocultar (como normalmente lo hace) las debilidades estructurales de las economías en desarrollo, y no sólo de ellas como lo reveló la brutal última crisis financiera. Ésto sin desconocer la importancia de entender los límites del sistema económico ante el abuso de las políticas de demanda. El fracaso de la teoría del derrame en la década de los noventa, con su ulterior y profunda crisis, es un ejemplo válido de lo que se critica.
Acerca del proceso de conformación capitalista
Los teóricos de la dependencia han establecido aportes teóricos interesantes sobre el significado del sistema mercantilista imperante en la etapa colonial de los pueblos latinoamericanos. Fundamentalmente respecto a su caracterización como modo capitalista y al establecer su correlativa imposibilidad (en función de la forma capitalista adoptada y su correspondencia cultural en prácticas de especulación), de generar un modo de producción de formas y contenidos productivos, acordes a los requerimientos del sistema de producción y la competitividad mundial.
Las economías y sociedades políticas, regularmente constituidas en América Latina, se introducen dentro del desarrollo capitalista mundial a fines del s. X1X. Sobre todo cuando éste ya ha avanzado y solidificado su estructura en abierta correlación con su expansión global y con características propias respecto al proceso de acumulación de capital.
Entre otros factores, el proceso de incorporación de demandas efectivas al bienestar, por parte de las masas populares en las metrópolis, se torna importante cuando el desarrollo capitalista tiene un grado de avance significativo y en los comienzos de la transformación de formas competitivas a formas de carácter monopólica. También una base importante de conocimiento de nuevas tecnologías.
Esto no es el transcurso propio de los países latinoamericanos, quienes se insertan dentro de un mercado mundial a partir de formas de producción menos modernas. Lo hacen con prácticas culturales propias del predominio de la propiedad de la tierra, de industrias extractivas o de producciones primarias intensivas en mano de obra. Además, al insertarse dentro del mercado mundial, las industrias de carácter artesanal en su mayoría sufren inmediatamente la competencia de la metrópolis por las propias obligaciones y beneficios del intercambio de los sectores hegemónicos. Por otra parte, parece importante resaltar que las formas culturales, en muchos países, están fuertemente influenciadas por prolongadas guerras civiles, que influyen fuertemente en el sentido de lo que se considera civilización, esta cómo símil de un Estado democrático en que rige un profundo respeto por las instituciones.
Sobre las alianzas implícitas
Theotônio dos Santos, luego de hacer referencias explícitas al origen del proceso de sustitución de importaciones (orientación hacia bienes de consumo y su debilidad al depender de divisas que producen los sectores tradicionales), resalta la confrontación que sucede a los intentos de utilizar, a través del Estado, excedentes de estos sectores en beneficio del proceso de industrialización. Colige a continuación que de dicha enfrentamiento sucede una alianza política muy propia de los países latinoamericanos, entre sectores de la industria y los propietarios de los sectores tradicionales. Esto implica, en su análisis, o la renuncia a la acumulación de capital o el abandono de la expansión del mercado interno [3] . Dicho de otra manera, no hay una correcta utilización del proceso de ahorro inversión para cimentar un proceso de desarrollo autónomo porque la consecuencia de esta alianza produce un híbrido.
El autor no desarrolla en profundidad, aunque si las enuncia, que los esfuerzos de modernización, ligados en gran parte a la inversión extranjera, determinaron formas oligopólicas y de control de los mercados, con el consiguiente costo en la eficiencia del sistema y las posibilidades de expansión del mercado interno. Por otra parte, muchos de los procesos de producción adoptados han significado (como en el proceso de modernización de Argentina en la década de los sesenta) un modelo basado casi exclusivamente en el consumo de energías sucias e industrialización dependiente, con su correlato ideológico, el predominio de los intereses del centro de dominación, y el abandono de la infraestructura necesaria a cargo del Estado. El caso paradigmático en Argentina ha sido el abandono de los ferrocarriles, que constituían y constituyen una parte importante de la competitividad agraria y el ejemplo más claro de industrialización dependiente: La industria automotriz. Por cierto si cambian, aspectos de la estructura social y contribuyen a marcos ideológicos con escaso perfil comunitario. En estas condiciones la estructura oligopólica y dependiente de los intereses de los países centrales se convierten en un forcep que atenta contra una correcta distribución de los ingresos a lo que se agrega que los acuerdos con los intereses del campo frenan la expansión del mercado interno.
Sobre las limitaciones del Capital Nacional
Para el brasileño, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (C.E.P.A.L.) teoriza a partir de esa relación. Aunque precisa, o reconoce, que la burguesía emergente, aspirante a sustituir el capital internacional como motor del desarrollo económico, no tenía el conocimiento tecnológico ni el peso financiero para enfrentar las grandes inversiones necesarias para asegurar la competitividad en una fase más avanzada. De ahí que se haya apoyado en el Estado. Además, de esa realidad política, que implica la alianza de éste con la burguesía industrial, concluye en que el capital internacional actuó en el sentido de restringir la industrialización nativa, apoyando los sectores de la oligarquía rural, minera y comercial exportadora [4].
A partir de lo anterior, y con especial énfasis en el significado del golpe de estado de 1964 en Brasil, profundiza los mecanismos de dominación imperantes bajo la hegemonía norteamericana hasta el cese de la confrontación este-oeste. A posterior, enfatiza la transferencia propia del ajuste estructural de América Latina en los noventa y desdibuja el valor de referencia de los países asiáticos en relación al progreso capitalista [5].
Para dos Santos,- y esto lo consideramos uno de sus principales aportes,- los equívocos sobre las posibilidades de la modernización se expresan en que:
En general el proceso de la modernización social y económica hubo de conciliarse con la sobrevivencia de la vieja sociedad.
La industrialización se realiza dentro del proceso de integración nacional realizado por el gran capital.
La caracterización tecnológica del desarrollo industrial determina un alto nivel de inversiones, que sólo las grandes compañías multinacionales están en condiciones de realizar. Lo que establece un sistema de subordinación en las compañías del tercer mundo.
La tecnología moderna se caracteriza por la disminución de la relación hombre - producto. Es decir que, para producir la misma cantidad se exigen cada vez menos hombres y más grandes inversiones en máquinas y materias primas. Esto lleva a la necesidad de la concentración del capital. Esto implica imposibilidad de absorber la mano de obra necesaria.
Al realizarse el desarrollo dentro del cuadro de una economía altamente monopólica, disminuyen los estímulos a la expansión del mercado interno. En consecuencia, los incentivos para una política agresiva de reforma agraria y reforma social, ligadas a la destrucción de la economía colonial exportadora y rural, pierden fuerza política ante las dificultades de su implementación,
El científico social nos dice que la sustitución de importaciones supone justamente un compromiso entre la estructura agroexportadora y la estructura industrial. La vieja estructura electoral clientelística, que regía en los campos durante el s. XIX, y comienzo del s. XX, se transfiere a las ciudades y contamina las nuevas formas de acción política. En cierto modo, el populismo reproduce a su manera estos viejos procedimientos y representa una situación de compromiso entre las técnicas de masa urbana y las técnicas personalistas tradicionales. Dos Santos toma el modelo europeo al decirnos: “Así, a pesar de que las masas asumen un papel importante en la vida nacional, no se logra constituir una democracia burguesa a la manera europea”[6].
Está muy claro que, dentro del marco de esta teoría, el planteo estructural es el eje central del sistema de dominación. Para los teóricos de la dependencia, gobiernos como el de Juan Domingo Perón en Argentina o Getulio Vargas en Brasil, por su carácter reformista, llevaban en sí mismo los límites que le impiden utilizar todos los márgenes necesarios para expandir los intereses de la sociedad dominada. Sin embargo, los procesos posteriores a estas gestiones tuvieron diferentes resultados a partir de sus especificidades históricas y sociales.Sobre los límites de la Teoría de la dependencia
Esto me lleva a proponer que, si bien el concepto de dependencia le proporciona los límites a las diversas teorías del desarrollo, su visión de la acción política se ve constreñida a un modelo de resultantes de carácter estructural [7].
Sin embargo, al tomar la estructura como resultado “inamovible” de un sistema de dominación, su desarrollo obvia contemplar particularidades propias de los diferentes procesos históricos y articulación de clases. Dicho de otra manera, el significado de Pinochet, Garrastazu Médici o Videla representarían el mismo fenómeno sociopolítico. Su aplicación demanda la globalidad de comprensión de las relaciones poscoloniales norte y sur.
La teoría de la dependencia, a mi criterio, es teoría económica o de relaciones económicas desde una perspectiva filo materialista histórica. No toma en todo su significado las particularidades culturales o nacionales, porque precisamente centra su interés en el modo de producción y no en las cuestiones político–sociales; las enuncia pero como dependientes del modelo planteado.
Sus enunciados, y algunas de sus consecuencias, me parece deben interpretarse dentro del contexto de su enunciación. Esto se visualiza bien, si lo comparamos con el modelo neoclásico que define el pensamiento de la Escuela de Austria en EE.UU. (a través de Milton Friedman y la Escuela de Chicago) . De hecho, los supuestos en ambos modelos le quitan valor crítico y científico. Si tomáramos los discursos de la teoría de la liberación (Medellín y Puebla) nos encontraríamos con el mismo problema [8].
La teoría de la dependencia constriñe y da sentido preciso a la teoría del desarrollo en tanto muestra el núcleo de la problemática de la dependencia: La dialéctica entre dominación y formas de producción.
“La dependencia es una situación en que un cierto grupo de países tienen su economía condicionada por el desarrollo y la expansión de otra economía. La relación de interdependencia entre dos ó más economías, y entre éstas y el comercio mundial, asume la forma de dependencia cuando algunos países (los dominantes) pueden expandirse y autoimpulsarse en tanto que otros ( los dependientes ) sólo lo pueden hacer como reflejo de esa expansión, que puede actuar positiva o negativamente sobre su desarrollo inmediato” [9].
En sus análisis, subyace el planteo de fondo de que la violencia revolucionaria es prácticamente la única vía de cambio real, en razón de que el sistema dependiente tiende por su propia estructura a acrecentar los niveles de pauperización, desempleo abierto y desocupación disfrazada. Cuando dos Santos se refiere a la crisis del sector externo en su libro Socialismo o Fascismo, y a propósito del déficit en las relaciones de capital dice: “No hay ninguna tendencia operando dentro de las sociedades capitalistas dependientes que pueda contrarrestar seriamente las tendencias descritas sin romper los marcos del sistema. Esto nos hace aceptar como una crisis secular del sector externo de las sociedades dependientes” [10].En este mismo libro continúa: “Desde el punto de vista estratégico casi todas las fuerzas de izquierda, incluso el Partido Comunista brasileño, han aceptado la evidencia de que la economía brasileña es capitalista en lo fundamental bajo el control del capital extranjero”. Hasta aquí nada que objetar en la lógica de su análisis, pero su planteo prosigue de esta forma: “La lucha contra la dominación del capital imperialista no puede contar con el liderazgo y mucho menos con el apoyo de una burguesía nacional inexistente, anulándose la hipótesis de una revolución democrática burguesa en el país y planteándose el carácter anticapitalista o socialista de la revolución” [11].
Siguiendo literalmente sus conclusiones, las posibilidades para lograr países modernos e inclusivos socialmente en nuestros países, la única vía sería la revolución. Sin embargo, existen ejemplos muy gráficos respecto que la revolución puede otorgar niveles de autonomía y mejor distribución del ingreso, pero no necesariamente devenir en un proceso de modernización y crecimiento sustentable: Cuba, países del Este. Egipto de Nasser, La Venezuela de Chavez etc.). Creo que estas conclusiones sólo pueden ser entendidas en función del contexto histórico y movimientos ideológicos contestatarios.
No obstante es importante recordar la política de control que ejerció EE.UU. sobre los procesos de integración en el cono sur, impidiendo durante mucho tiempo la autonomía de los países integrantes a los efectos de la dominación política. Los esfuerzos del primer gobierno de Perón para establecer alianzas con las repúblicas de Chile, Paraguay y Brasil fueron vetados a través de acciones diplomáticas e influencias sobre las capas burguesas, sobre todo de Brasil y Chile [12].
El brasileño refleja en sus escritos a la mayoría de los escritores estructuralistas de formación marxista.
Santos razona a posterior que, si bien los regímenes dictatoriales fueron impuestos a la región para profundizar su dependencia con la expansión de las masas marginales, esta situación desde una perspectiva mundial no es favorable para el desarrollo de las fuerzas productivas. Para este se avizoran en su desenvolvimiento, profundos cambios tecnológicos en la actual fase del desarrollo capitalista y los propios límites ambientales al modelo predominante. Esto implica, a mi entender, una perspectiva distinta sobre el rol de los Estados y de la propia región [13]. Sin duda se refiere a la necesidad del capital en esta fase de transformación de incrementar los mercados para mantener la expansión y la tasa de ganancias.
Condiciones Emergentes y los grados de libertad.
El propio DoSantos dentro de un enfoque aggiornado, se refiere a que son muchos los aspectos en los cuales los países del tercer mundo deben desempeñar un papel extremadamente significativo en la reconstrucción del sistema mundial. Su posición tropical, de receptores de una gran fuente de energía solar, permite que un desarrollo tecnológico adecuado convierta a esos países en recibidores de riqueza, de desarrollo sustentable. En un mundo en que la crisis de la civilización capitalista es también la de un modelo de producción extensivo y de un gran desperdicio de energía. Lo más importante es cuando nos dice:
"Este modelo se encuentra en la actualidad altamente cuestionado por el movimiento verde mundial. De alguna forma, la emergencia de potencias del tercer mundo -como China, India, Brasil- podrá, junto con otros centros importantes que están localizados en el tercer mundo, o fuera de los centros de poder mundial, rectificar gran parte de las tendencias en curso de la economía mundial" [14].
Creo, como lo he enunciado brevemente, y siguiendo la idea básica de la interpretación económica de la historia, que es válido derivar tendencias e influencias económicas estructurales que modelan la vida en general y de las relaciones de producción. No obstante, la sensibilidad y comportamientos de una determinada época nunca pueden ser meros reflejos (o contrapartidas) de una situación de producción. El enfoque neomarxista tiene la particularidad de intentar reducir los fenómenos sociales e incluso del imperialismo a los intereses económicos de clase de la época en cuestión.
Si bien el desarrollo capitalista del sudeste asiático se explica en gran parte como el resultado de la confrontación este-oeste, no se puede dejar de reconocer el cambio cultural que implica adoptar nuevas formas de producción. Además de su capacidad para generar ahorro interno suficiente para sostener los procesos de cambio y la adopción de nuevas tecnologías. Países que a mediados de la década del 50, se caracterizaban por una extrema pobreza , muy bajos niveles educativos y escaso desarrollo industrial, exceptuado Japón.Mi interpretación de los grados de libertad de Argentina.
El cambio de la producción agrícola de un sistema extensivo a un sistema industrial, de características capitalistas altamente eficiente, constituye un factor esencial para la transformación del modelo industrial, no sólo por la generación de excedentes que promueve sino por el propio cambio de cultura que le implica este modelo. En el caso de Argentina, estimamos que esta realidad posibilita el cambio de un modelo de sustitución de importaciones hacia otro donde la integración con el mundo tenga menos características dependiente. De hecho analizando el programa 2003/2015 considero al igual que Aldo Ferrer que: El fracaso de las experiencias nacionales y populares respondió más a factores políticos que a la situación económica que aún con dificultades en el frente externo, estaba razonablemente controlada y con bajo endeudamiento externo. O sea que su política de exacerbación de la demanda y su consecuente puja entre salarios y ganancias, y la ausencia de un plan de desarrollo sustentable, hizo que se produjeran, importantes déficits energéticos y en el intercambio industrial. (autopartes, productos electrónicos, bienes de capital y productos químicos.
Entiendo ( y no estoy solo en esto) que cualquier programa de crecimiento sustentable no puede soslayar que la acumulación de capital requiere, en primer lugar, la inversión productiva del ahorro interno. En la economía mundial el ahorro de los países financia más del 90 % de la acumulación de capital, y las inversiones extranjeras menos del 10 %. La movilización del ahorro interno es en consecuencia esencial. Estamos en una coyuntura donde las modificaciones tecnológica nos permiten penetrar como ya lo estamos haciendo en determinados segmentos de alta tecnología en la producción de Soft. El propio desarrollo de tecnologías críticas como Energía Atómica y aeroespacial o el desarrollo en sectores como el de máquinas agrícolas entre otras, permiten pensar que dado la fractura del orden mundial una estrategia de desarrollo autónomo es posible bajo la condición de no volver a estar suspeditados al capital financiero. Esto exige una serie reforma fiscal, un uso inteligente del gasto público, un probo sistema judicial y un horizonte claro para los distintos sectores sociales
Por supuesto es imposible concebir este proceso sin atravesar serios conflictos de intereses, que podrán superarse en la medida que la burguesía industrial, la emergente de la nueva estructura de producción agraria, la conducción obrera y los cuadros políticos, comprendan la necesidad de pergeñar amplios acuerdos para poder disponer planes de mediano alcance con el consenso del conjunto. Eso implica haber entendido los errores del pasado para posibilitar una sociedad inclusiva y moderna.
1.- Cardoso, Fernando. Desarrollo y Dependencia: Perspectivas Teóricas. Siglo XXI editores. 1967.
2.- Dos Santos. Sociólogo Brasileño.
3.- TDS. La Teoría de la dependencia. Balance y Perspectivas. Pag. 69 y 70
4.- TDS. La Teoría de la dependencia. Balance y Perspectivas. Pág. 71 y 72.
5.- TDS. La Teoría de la dependencia. Balance y Perspectivas. Pág. 93 y 94.
6.- Crisis de la Teoría del Desarrollo. Pag. 169
7.- Crisis de la Teoría del Desarrollo. Pag. 186
8.- Maruenda, Roberto. Perspectivas para una identidad identitaria. Facultad de Filosofía . UNC.
9.- Dos Santos, Theotônio. Crisis de la Teoría del Desarrollo. Pág. 180.
10.- Dos Santos, Theotônio. Socialismo o Fascismo. 1978. Pág. 50
11.- Ibidem. Pág. 235
12.-Tesis de magister de José Ortega, en Partidos Políticos - CEA-UNC. 2017
13.- Dos Santos, Theotônio. La Teoría de la Dependencia. Balance y Perspectivas. Pág. 95
14.- Dos Santos, Theotônio. La Teoría de la Dependencia. Balance y Perspectivas. Pág. 96.
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